jueves, 27 de diciembre de 2007

El flagelo de Máxico: "La Corrupción"

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Hay dos géneros de corrupción: uno cuando el pueblo
no observa las leyes, y el otro cuando el pueblo es
corrompido por las leyes, mal incurable ya que radicaen
el único remedio que el mal tendría.


“La corrupción nos involucra a todos, como lo hemos constatado en los últimos días, es un problema de la sociedad, no sólo del gobierno. No se trata nada más de carecer de medios adecuados de control, de una fiscalización deficiente o un marco jurídico obsoleto; la corrupción al final de cuentas es un problema de actitud pública, no de oportunidad privada”.

Lo anterior lo señaló el diputado Fernando Alvarez Monge al pronunciarse a favor de una propuesta del PRI para que todos los partidos políticos representados en la Cámara de Diputados suscriban un acuerdo nacional contra la corrupción.

En el marco del periodo ordinario de sesiones, Alvarez Monge hizo énfasis en que el PAN se ha pronunciado siempre por sanear la vida pública del país, aun cuando “tenemos presente que es una tarea ardua que abarca multitud de aspectos, no sólo aquellos relacionados con la administración pública o una política de control. El combate a la corrupción debe darse en todos los frentes, a todos los niveles y en todos los órdenes de la vida nacional”.

Insistió en que, en el pasado inmediato desde las filas del PAN “hemos impulsado la transparencia y la rendición de cuentas, las leyes expedidas y las reformas aprobadas lo demuestran en materia de responsabilidades administrativas, de ejercicio de la función pública y de acceso a la información”.

En este sentido, dijo por último que la labor parlamentaria exige de todos los representantes populares algo más que ser meros espectadores. “Es preciso asumir nuestra representación de manera tal que no haya dudas para el pueblo de México de nuestro compromiso con él y con las causas que postula. Es preciso entonces llamar a cuentas, pues es labor nuestra y una forma de asumir y exigir responsabilidades, pero lo es más cumplir con el mandato esencial de nuestra encomienda: legislar, crear y reformar la ley para normar la convivencia”.

Hace más de diez años, para ser más exacto en mayo de 1991, escribí sobre la corrupción algo que, al leerlo nuevamente, me hace sentir que seguimos en las mismas, o peor porque todo estancamiento es retraso.

Decía en el mencionado artículo: “Alguna de las interpretaciones más comunes de la corrupción son: el abuso del poder político en beneficio personal; el crimen de que se hacen culpables los que estando investidos de alguna autoridad pública sucumben a la corrupción; la violación de las normas del deber y responsabilidad dentro del orden cívico; la explotación del público”.

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