viernes, 28 de diciembre de 2007

De la crítica...

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


“Hay críticos que creen que cada uno de ellos sabe
lo que debe ser bueno y lo que debe ser malo, porque
toman su trompetita por la trompeta dela Fama”
Shopenhauer

El tema candente de la actualidad mundial es el socio-político, así: intelectuales, investigadores, analistas, articulistas y reporteros están metidos “hasta las manitas” en ese contexto. Pero lamentablemente, salvo honrosas excepciones, la mayoría se desvía y se les olvida que la crítica deja de ser útil cuando se convierte en ver mal donde no lo hay y ataque a priori necio y rencoroso. Acaban sistemáticamente con el que se les pone enfrente y raro es el que tiene el valor suficiente de criticarse a sí mismo.

El que ejerce la crítica debe estar siempre preparado para la respuesta, dado que la crítica es como el “bumerang”: siempre regresa a su punto de partida. Sin embargo, la mayoría de los que la ejercen nunca aceptan ser criticados o cuestionados. Los que no gusten de la pelea, mejor es que no critiquen.

El común denominador de los que ejercen la crítica es: ver mal todo pero, jamás proponer soluciones. Son raras las críticas constructivas, por una de ellas...... mil destructivas. Indiscutiblemente que para dar rienda suelta a las pasiones, no hay como la crítica. Por lo general, los reproches no dan buen resultado. El hombre que sabe vivir, jamás reprocha.

Cuantas veces, cuando se está leyendo alguna revista o periódico, tan abundantes actualmente de críticas viscerales, mentalmente en ese preciso momento quisiéramos decirle al autor de alguna de ellas: ¿No seria mejor auto examinarse antes de criticar y ver los defectos de los demás? Los críticos generalmente callan lo que les gusta, pero alborotan y discuten por lo que les disgusta.

Es buena y útil la crítica cuando no rebasa la frontera de la mala intención. Es imposible la uniformidad de pareceres; lamentablemente esto da lugar a la inconformidad, la que a su vez engendra el ataque, el cual puede ser: bienintencionado, irónico, malévolo, candente, etc. Es raro que el ataque no vaya acompañado de pasión, que es lo que suele constituir su principal fuerza. El ataque viril y sincero es rarísimo. Los hombres gustan de atacar; pero por abajo, eludiendo las consecuencias y responsabilidades. ¡Tirar la piedra y esconder la mano!....... El Valor civil es excepcional!......

Es necesario que los medios mexicanos suavicen sus juicios. No prejuzguen. Que tengan presentes sus propias flaquezas, pasiones, impulsos, vicios,...... Es entendible que el descontento sea una especie de purgante para el espíritu. Su reacción natural es la crítica, por lo que, al igual que al cuerpo, hay que controlar la evacuación. La crítica excita... los logros calman.... pero como dice el dicho popular: “no hay que ser ni tan tan, ni muy muy”; el justo medio racional es lo mejor.

Para triunfar sobre el ataque no hay mejor fórmula que la indiferencia, pero esta no la aceptan tan fácilmente los periodistas, eso es motivo de otra crítica más cruel aun. Cuando una acción provoca ataque generalmente es buena señal, pues quiere decir que sirve y vale. La acción que provoca reacciones, generalmente es buena.

El crítico, por su manera de ser, digamos: por su costumbre de criticar, no puede disfrutar de infinitas cosas, especialmente de aquellas que son “su fuerte”.

La crítica actual en nuestro querido México ha cambiado de imagen, de ser guía del quehacer humano como escribió Oscar Wilde: “La creación está siempre atrasada con relación a la época. Es la crítica la que nos guía” --interpretando en esto el fondo constructivo de la crítica--, se tornó destructiva. Comparando a los críticos con tábanos y moscas, como Máximo Gorki los colocó: “Son como tábanos y moscas. Los primeros impiden a los caballos trabajar la tierra y las segundas sólo se paran en la basura”


Junio de 2003

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