miércoles, 29 de junio de 2011

¿Somos iguales?



José Enrique Galván-Duque y Tamborrel



Junio / 2011





"[Todos los hombres] son iguales porque son criaturas de Dios, dotados de cuerpo y alma, y redimidos por Jesucristo. Por lo tanto, por la dignidad común a todos, tienen el mismo derecho a todo lo que es propio de la condición humana: la vida, salud, trabajo, religión, familia, desarrollo intelectual, y así sucesivamente. Una organización cristiana justa económica y socialmente se basa por lo tanto en una característica fundamental de la verdadera igualdad.



"Pero, además de esa igualdad fundamental, hay desigualdades accidentales entre los hombres puestas por Dios: de virtud, de inteligencia, de salud, de capacidad de trabajo, y muchas otras. Cualquier estructura económica y social orgánica y viva tiene que estar en armonía con el orden natural de las cosas.



Por la dignidad común, todos tienen el mismo derecho a todo lo que es propio de la condición humana



Por la dignidad común a todos, tienen el mismo derecho a todo lo que es propio de la condición humana: a la vida, a la salud, al trabajo, a la religión, a la familia, al desarrollo intelectual, y así sucesivamente. Esta desigualdad natural por lo tanto, debe reflejarse en que desde que tengan lo que es justo y merecido, los bien dotados por la naturaleza pueden, por su trabajo honesto y su economía, adquirir más.



"La igualdad y la desigualdad así se compensan y complementan mutuamente, en el desempeño de diversas y armónicas funciones en el ordenamiento de una sociedad justa y cristiana.



Pero, además de esa igualdad fundamental, hay desigualdades accidentales entre los hombres puestas por Dios: de la virtud …



"Esta norma constituye, por otra parte, una de las características más admirables del orden universal. Todas las criaturas de Dios tienen lo que les corresponde de acuerdo a su propia naturaleza, y en esto son tratados de acuerdo con la misma norma. Pero, más allá de esto, el Señor da muchísimo a algunos, mucho a otros, y aún a otros, finalmente, sólo lo que es adecuado.




… De inteligencia …



Estas desigualdades forman una inmensa jerarquía, en la que cada grado es como una nota musical que forma parte de una inmensa sinfonía que canta la gloria divina. Una sociedad y una economía totalmente igualitarias, por lo tanto, son antinaturales.




...De capacidad de trabajo …



"Desde esta perspectiva, las desigualdades representan una condición de buen orden general, por lo que redundará en beneficio de todo el cuerpo social, es decir, de los grandes, así como de los pequeños.




… De salud …



El igualitarismo trae consigo la inercia, el estancamiento y, por tanto, la decadencia.



"Esta escala jerárquica está en los planes de la Providencia como un medio para promover el progreso espiritual y material de la humanidad por el incentivo dado a los mejores y más capaces. El igualitarismo trae consigo la masificación, la inercia, el estancamiento y, por tanto, la decadencia, porque todo cuanto está vivo, si no avanza, se deteriora y muere.



"La parábola de los talentos se explica así (Mateo 25: 14-30). Dios da a cada uno en una medida diferente y exige de cada uno un fruto proporcional. "




La formación de los hijos

 

José Enrique Galván-Duque y Tamborrel

Junio / 2011

 

 

La educación de la familia consiste muy especialmente en la creación de un ambiente doméstico impregnado de valores cristianos.La educación de la familia consiste muy especialmente en la creación de un ambiente doméstico impregnado de valores cristianos. Desde pequeños recibimos la influencia de las ideas y de las tendencias del ambiente de nuestro hogar. Ellas penetran a fondo en nuestro espíritu, como por osmosis, en el seno de la vida familiar.

 

Las ideas de bondad, de belleza, de inocencia, de pureza, de mal, de pecado, las recibimos implícitas y explícitas -pero mucho más implícita que explícitamente- en el seno de la familia.

 

El ambiente de la vida de familia está impregnado de ese tipo de influencias, y es por eso que cada familia tiene un modo propio de ser buena, pura, cortés, o de ser mala, mundana, descortés etc. Hay insolencias que son típicas de cierto tipo de familias, y ciertas formas de delicadeza características de otra gente. Ciertas groserías o ciertas gentilezas traen la marca de fábrica. Hay bellaquerías o hay habilidades que son propias de ciertas estirpes: los padres, los abuelos, los tíos, todos hacen bellaquerías de ese tipo, y los hijos aprenden a hacerlas del mismo modo. Existen ciertos modos de hacer tonterías en los negocios, por ejemplo, que caracterizan a una familia.

 

Podríamos agregar que la propia decoración del hogar condicionará profundamente los modos de sentir y de pensar del hombre.

 

¿Cuál es la razón de esto?

 

Todos esos modos de ser quedan, por así decirlo, fluctuando dentro de la vida de familia, e impregnan profundamente al niño, tendiendo consecuentemente a influenciarlo, e incluso a gobernarlo durante toda su vida. Este bagaje de ideas y hábitos mentales, implícitos y explícitos, penetran profundamente en la sensibilidad y en la mentalidad del hombre.

 

Es en estas profundidades del alma que se da la formación del niño.