sábado, 29 de diciembre de 2007

El eterno cuento

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
noviembre de 2004

"Que no hay venganza como dar al necio
libertad de buscarse su ruina".

Crea fama y échate a dormir, reza el popular dicho, y los estadounidenses se las pintan solos, bueno, para ser justos: los gobiernos estadounidenses. Porque, ¡oiga usted! El ciudadano gringo común y corriente es palurdo y en gran medida inocentón, y esto, que no se malentienda no quiere decir tonto; eso sí ---es lo que les da mucho valor agregado--- son extremadamente participativos. Lo malo es que la casta gobiernícola es astuta y lista en grado superlativo, y es en esta donde radican todos los planes por demás controvertidos que asombran al mundo entero.

En cierta medida, durante los dos últimos siglos ---de hecho desde que existen como país independiente--- han fabricado la historia a su voluntad. Resaltando sólo algunos pasajes muy significativos, empezamos por la emancipación de Texas, en la que, aunado al abandono absoluto por parte de México de toda aquella rica región, fabricaron pretextos ---algunos de hecho baladíes--- para intervenir, obviamente acomodando las cosas para que unos años después se adhiriera, primero a la Confederación Sudista (1861) y después a la Unión Americana (1870).

En 1847, fabricando pretextos, le declararon la guerra a México, con las consecuencias por todos conocidas. Claro que en estos dos casos la participación de México fue en sentido inverso, tal parece que nuestros ancestros querían perder pues se suscitaron una serie de hechos que así lo demuestran; por eso, en relación con la pérdida de los territorios, sustento la tesis de que fue México quien los perdió y no que nos los hayan quitado.

Sobre esta oprobiosa guerra ---que tanto rencor dejó en nosotros, tan grande que se convirtió en atávico, y que en la actualidad, para ser honesto, se me antoja enfermizo, ya que en las últimas décadas hemos recibido múltiples ayudas de ellos que si no nos las hubieran dado quien sabe como andaríamos--- un respetado escritor, político y diplomático estadounidense de la época, escribió: “Hay crímenes que por su grandeza rayan en la sublime, la guerra fabricada por nuestro gobierno en contra de México merece ese calificativo”. Cabe hacer notar, que mucha gente del pueblo estadounidense jamás estuvo de acuerdo con esa acción; pero una de las tantas cosas buenas que tiene ese pueblo y que por eso son prósperos es que cuándo eligen a un gobierno ponen en el toda su confianza, lo respetan y siguen a pie juntillas; al contrario de lo que nos pasa en México, elegimos a un gobierno y después le tiramos a más no poder, hacemos chunga de él y cada quien jala Pa’ su lado.

El 15 de febrero de 1898, una misteriosa explosión de origen desconocido y nunca aclarada destruyó al acorazado “Maine” de la armada de los Estados Unidos, surto en la bahía de la Habana. Este hecho el gobierno de Washington se lo imputó a España y, sin más averiguaciones, le declaró la guerra, proclamando al mismo tiempo el derecho de Cuba a su independencia. La guerra terminó con el Tratado de París el 10 de diciembre de 1898 por el cual España renunció a todos sus derechos en Cuba, Puerto Rico, Guam y las Islas Filipinas.

En el mes de mayo de 1915, el trasatlántico Lusitania, fue hundido supuestamente torpedeado por submarinos alemanes ---cosa que jamás se comprobó--- habiéndose perdido 1200 vidas, entre ellos 115 estadounidenses; el gobierno gringo lo tomo de pretexto para declarar la guerra a Alemania con el obvio beneplácito de Inglaterra.

En 1942, en plena guerra mundial (la segunda), como México era país neutral estaba en libertad de venderle petróleo a quien quisiera, cosa que a los aliados no les parecía, pero resulta que en un corto espacio de tiempo fueron torpedeados dos barcos petroleros mexicanos (Potrero del Llano y Faja de Oro) supuestamente por submarinos alemanes ---tampoco se comprobó, sólo prevaleció la versión del gobierno gringo--- eso dio chance al presidente Manuel Ávila Camacho a declararle la guerra al Eje (Alemania, Italia y Japón).

Así las cosas, cundió la hipótesis, ---quedó para la historia--- que los gringos fueron los ejecutores para tener pretextos válidos. Pero si nunca se comprobaron aquellos hechos, que al fin y al cabo ni les importaba hacerlo, menos pruebas se podían tener para comprobar lo contrario. Pero la duda prevalece para el estudioso y así prevalecerá “per saecula saeculorum”.

Estos pasajes históricos son para dar una idea de cómo se las gastan nuestros “primos” del norte ---bueno, ya establecimos que son sus gobiernos--- y una probadita de su caldo histórico abundante de ese sazón que, en mayor o menor grado, le da un sabor mucho muy agrio.

Con esa fama, empezó mucha gente a jugar con la versión de que el ataque a las Torres Gemelas de New York fue un auto-ataque, y que la figura de Ozama Ben Laden es una farsa fabricada por los gobiernícolas gringos para mantener la tensión mundial que justifique los gastos bélicos, ¡caramba!, ¿Que será posible tanta ignominia?, yo quiero pensar que no, pero…

Con motivo de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, salió a la palestra ---en forma importante--- la figura de Ozama, lo que obviamente provocó gran tensión y refrescó la psicosis en el electorado. A menos de cien horas del comienzo de las elecciones el jefe de la red fundamentalista Al Qaida se entrometió brutalmente en una campaña dominada por el debate sobre la capacidad de los candidatos para vencer al terrorismo. “Siguen existiendo razones para repetir lo que ya ocurrió el 11 de septiembre de 2001”, dijo Ben Laden, el supuesto ideólogo de los atentados que ese día dejaron unos tres mil muertos en Nueva York y Washington.

La difusión del video provocó instantánea reacción de los aspirantes a la Casa Blanca. El presidente estadounidense George W. Bush, candidato a la reelección, afirmó que Estados Unidos “no será intimidado” por Ben Laden y el video no influirá en la elección. Cabe la pregunta: ¿será que no haya influido?, comentaristas afamados opinaron que la psicosis provocada por el video influyó a favor de Bush.

El rival demócrata de Bush, John Kerry, fue el primero en reaccionar y prometió “perseguir y destruir” al jefe de Al Qaida Agregó: “los terrorista son unos bárbaros, no retrocederé ante nadie para perseguir, capturar o matarlos dondequiera que estén, cueste lo que cueste”.

Hace su presencia nuevamente la “Gran Hipótesis”, acompañada de su compañera la “Gran Duda”, y mucha gente, sin dejar de admirar la “Gran Farsa”, se deja arrastrar por ella.

Total: El eterno cuento.

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