lunes, 31 de diciembre de 2007

El porqué de la poesía

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

21 de marzo, Día Internacional de la Poesía.

“La Poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar al mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo, crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal. Inspiración, respiración, ejercicio muscular. Plegaria al vacío, diálogo con la ausencia: el tedio, la angustia y la desesperación la alimentan. Oración, letanía, epifanía, presencia. Exorcismo, conjuro, magia. Sublimación, compensación, condensación del inconsciente. Expresión histórica de razas, naciones, clases...” Octavio Paz. El arco y la lira, 1957.

Una sociedad sin Poesía, vale decir, sin Arte, es una sociedad muerta en vida. Los seres humanos somos seres materiales y espirituales, sentidos y sentimientos, razones y emociones. Necesitamos pan, y también el placer estético, la emoción de la aventura, cubrirnos del frío y llorar nuestro desamparo; celebrar el amor, y trabajar, y encolerizarnos, y reír. Miserables y magníficos, puros y pecadores, magnánimos y enanos de espíritu, misericordiosos e implacables, los seres humanos vivimos la vida desde nuestra complejidad intrínseca. No sólo de pan vive el hombre, no basta con la ciencia, la tecnología, la satisfacción de las necesidades materiales, para que una sociedad humana viva plenamente. Al pequeño y limitado horizonte de lo material se presenta el vertiginoso mundo del espíritu, donde el Arte y la Religión hacen partícipe al ser humano de la trascendencia, el Absoluto y la comunión con todo y con todos.

Es común que algunos rían desdeñosamente al escuchar el elogio de la poesía, el arte y lo espiritual. Es normal. Quien observa el río sin mojarse los pies en sus aguas no puede juzgar sobre la aventura que trae el torrente. Quede tranquilo el desdeñoso: los amantes del espíritu seducen, no obligan. Los besos del espíritu se ganan, no se imponen.

Una última consideración: la Poesía no es sólo para algunos exquisitos, parásitos, burgueses, reaccionarios, inútiles, invertidos o cursis. Si es humano, tiene alma; si participa del alimento espiritual, su alimento es la poesía, aunque no lo sepa. La Poesía, como la Política, como la Economía, nos corresponde a todos, como el agua, el aire o el Amor.

domingo, 30 de diciembre de 2007

Una vida sin violencia: Derecho de todo ser humano

Fuente: Yoinfluto.com
Autora: Rosa Martha Abascal


"Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento".
Eleanor Roosevelt

El AMORÓMETRO con aplicabilidad exclusiva para los hombres, deberá ser inventado, producido, comercializado y distribuido a la brevedad en el territorio nacional, dado que nuestros legisladores aprobaron la Ley General de acceso de las Mujeres a una vida libre de violencia, la cual considera que el hombre puede ser denunciado por “celoso”, por “falto de amor” y por “indiferencia”… ¿Y cómo se medirá eso?

Es fundamental que exista una ley que proteja a cualquier ser humano de la violencia, pero es paradójico que pretendiendo “librar a la mujer” de la violencia, el mensaje falso de los anuncios publicitarios y la falta de claridad en los artículos de esta ley la expongan a que sea aún más maltratada, ya que esta ley, por sí sola, no tiene aplicabilidad alguna.

Es memorable el anuncio que salió en radio y televisión firmado por la Cámara de Diputados en el cual un hombre es llevado a la cárcel después de propinar una paliza a su mujer.

Sin embargo, la ley que fue promulgada no cuenta con los reglamentos estatales correspondientes que permitan que en la realidad suceda lo que publicita el anuncio. En otras palabras, la mujer que sea golpeada y vaya a denunciar a su pareja para que se le castigue con la cárcel, no recibirá la respuesta que espera.

Su pareja no entrará a la cárcel, y no sólo, sino que ella quedará aún más vulnerable y al descubierto pues él se enterará de la denuncia con la consecuencia lógica: enojarse más y ser aún más violento sabiéndose inmune…

¿A quién se le ocurrió tan magnífica idea? ¿Quién fue el brillante que se decidió a difundir anuncios que daban una esperanza falsa a las mujeres maltratadas? ¿A qué legislador se le ocurrió autorizar la difusión de los spots que mienten y engañan a las mujeres que pasan por situaciones tan complejas y angustiosas como es la violencia? ¿Y dónde quedó la protección para los hombres y los niños que TAMBIÉN son víctimas de la violencia? ¿O es que sólo la mujer debe ser protegida de la violencia por ser más “débil” que el hombre? ¿No es esto una mayor muestra de discriminación? Y… ¿de quién fue la estupenda idea del amorómetro?

LOS NÚMEROS

Según el INEGI, en 2002 un total de mil 281 niñas y mujeres fueron asesinadas, 1 cada 6 horas. Sin embargo, 8 mil 797 hombres fueron asesinados en el mismo periodo.

Desafortunadamente, nuestros legisladores se han focalizado exclusivamente en la violencia contra las mujeres, aterradora e insostenible, pero sólo una parte del problema. Esto se debe en gran medida a sustentos jurídicos internacionales y tratados firmados por México durante la Convención para eliminar la violencia contra las mujer (1981), la Convención Interamericana contra la Violencia contra las Mujeres (1994), la Conferencia de la Mujer, Belém do Pará, y las “Metas del Milenio”.

DESMENUZANDO LA LEY

El 1 de febrero de este año, se promulgó esta ley en el Diario Oficial de la Federación. En la ceremonia de la promulgación, Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de México, reconoció que “la ley requerirá de ajustes”, sobre todo después de la polémica que se generó y que derivó en la tardanza de su publicación. “Esos cambios –añadió– pueden ser subsanados por el Poder Legislativo. Aún cuando cuento con las facultades para presentar esas observaciones al Congreso de la Unión, he decidido promulgarla, pues comparto el propósito que la alienta y la urgencia de proteger los derechos de las mujeres".

1. El Titulo II - 1 habla respecto a la "violencia en el ámbito familiar".
Otros países hablan del "espacio doméstico", que es el espacio donde cohabitan dos o más personas con algún tipo de relación afectiva o familiar. El definirlo como “ámbito familiar” denigra la familia que es de hecho el lugar más seguro en el cual puede vivir un ser humano.

2. La Ley contiene omisiones de técnica jurídica que se deben subsanar, y conceptualizaciones ambiguas e imposibles de medir (por ello urge inventar el amorómetro). Por ejemplo, el artículo 6 define los tipos de violencia contra las mujeres: violencia psicológica, violencia física, violencia patrimonial, violencia económica, violencia sexual, y cualquier otra que lesione o sea susceptible de dañar la dignidad, integridad o libertad de las mujeres. La definición que ha causado más polémica es la relativa a la violencia psicológica. El texto de la ley dice a la letra: “Es cualquier acto u omisión que dañe la estabilidad psicológica, que puede consistir en: negligencia, abandono, descuido reiterado, celotipia, insultos, humillaciones, devaluación, marginación, desamor, indiferencia, infidelidad, comparaciones destructivas, rechazo, restricción a la autodeterminación y amenazas, las cuales conllevan a la víctima a la depresión, al aislamiento, a la devaluación de su autoestima e incluso al suicidio”.

3. La mujer es un ser humano y tiene derecho a vivir una vida sin violencia tanto como un hombre y como un niño. Sin embargo, a estos no se les menciona en ningún lado en esta ley.La ley por sí sola es inaplicable, no hay criterios objetivos para su aplicación, ni se establecen sanciones por la violación de las disposiciones contenidas en ella, esto es porque de esa ley deben emanar los reglamentos estatales que permitan su aplicación y que no existen aún. Por lo cual, es irresponsable promocionar los anuncios que fueron difundidos por la Cámara de Diputados

CONSIDERACIONES DE IMPORTANCIA

1. Los legisladores se olvidaron de la OBJETIVIDAD de la ley y fundamentaron esta en la SUBJETIVIDAD de las emociones, los sentimientos y comportamientos que, en su valoración, “trastocan” la estabilidad psicológica de una mujer que se dice víctima de violencia. ¿Cómo hacer objetivas las percepciones subjetivas para no cometer errores a la hora de aplicar la ley?

2. Para que esta ley se convierta en una realidad, se debe garantizar y precisar de dónde van a salir los recursos para cumplir con los programas establecidos en la Ley. De igual manera, exhortar al Poder Ejecutivo para que se elaboren en tiempo y en forma los reglamentos correspondientes, tanto para la Ley como para el Sistema Nacional, que hagan efectivos dichos ordenamientos.

3. Al ser una Ley en la que participan los diferentes niveles de gobierno, necesariamente habrá un impacto a nivel estatal. A los estados les corresponderá instrumentar y articular sus políticas públicas en concordancia con la política nacional integral desde la perspectiva de género para prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.

4. El Senador Ricardo García Cervantes ha sostenido que esta ley es discriminatoria porque no contempla a niños y hombres. ¿No debería de entrada llamarse "Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia”, y aplicarse tanto a hombres como a mujeres? ¿No está de más dicha ley?... ¿No está ya legislado que todos estamos bajo las mismas garantías por el simple hecho de ser personas? Por ello, debería haber una ley que proteja al ser humano de la violencia. Al crear una ley específica para la mujer, la estamos distanciando del sexo masculino, estamos mostrando su debilidad, estamos aceptando que es mucho más vulnerable y por ello debe ser más protegida, y esto no es justo ni para mujeres ni para hombres.

QUÉ SIGUE

1) En teoría a los 90 días debería haberse emitido el Reglamento respectivo para que la Ley sea operable lo cual corresponde al Instituto Nacional de las Mujeres (lo cual reconoce que en el momento de su promulgación no lo era a pesar de estarse promocionando de esta forma). Esto debió haber sido el 1 de mayo de este año. Sin embargo, a la fecha no ha sido así. La ex legisladora Marcela Lagarde lo denunció el 21 de noviembre pasado. Sin embargo el coordinador de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), Pablo Navarrete, se comprometió a que en breve el Reglamento para operar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia quedará listo. Ya existe un proyecto de reglamento que fue elaborado por las ex diputadas y principales promotoras de la ley Marcela Lagarde y Angélica de la Peña la cual lo entregó a Pablo Navarrete y explicando que “Lo que estamos entregando es la definición de políticas que tienen que estar inscritas como parte de los procedimientos que la Ley mandata.. Es una ley compleja porque es una ley marco y estructural que hace todavía más compleja la aplicación de los preceptos porque nos está orientando a visualizar la violencia contra las mujeres y las niñas desde un marco estructural” Agregó que por eso se definió como una Ley marco para que el Congreso de la Unión pudiera definirla y trabajarla a partir de una coordinación entre los tres niveles de gobierno. De la Peña aclaró que éste es el Reglamento para la administración pública federal, no es el reglamento para los congresos locales, cada uno tendrá que hacer uno de su propia autoría y con los matices propios de sus necesidades.

2) A la fecha, algunas entidades federativas han trabajado en su propia Ley, aunque con algunas modificaciones: Campeche, Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal, Guanajuato y Morelos, Oaxaca, Tabasco, San Luis Potosí, Sinaloa y Tamaulipas.

3) El Sistema Nacional de Prevención, Protección, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, se debía haber integrado dentro de los 60 días siguientes a la entrada en vigor de la Ley. Sin embargo, hasta el momento, y a pesar de que debía haberse integrado este sistema el 1 de abril, no se han encontrado noticias o fuentes que confirmen su conformación.

4) Realizar un Diagnóstico Nacional el cual se tendrá que elaborar dentro de los 365 días siguientes a la integración del Sistema, o sea a partir del mes de abril del 2007. Tampoco se ha encontrado nada que asegure que este diagnóstico se está trabajando.

5) La Secretaría de Seguridad Pública deberá crear el Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres, el cual deberá integrarse dentro de los 365 días siguientes a la conformación del Sistema, es decir a partir de abril, sin embargo tampoco hay una confirmación de que este proceso esté en marcha.

UNA LEY NO BASTA

La creación de una ley no elimina el problema que ataca por decreto. La promulgación de esta ley no elimina la violencia, y menos cuando es una ley con diversos errores, con una discriminación evidente hacia el hombre y los niños y con una publicidad engañosa. Sin embargo, hay que reconocer que es un paso para concientizar a la sociedad sobre la trascendencia de proteger al ser humano contra la violencia.

La solución la encontramos en la educación, en el amor y la solidaridad en la familia y en la sociedad, lo cual elimina la violencia. Se requiere una transformación cultural que puede partir de la promulgación de una ley, pero que no será completa hasta que se logre, como hoy se hace en las escuelas en el tema de la ecología, que los niños sean conscientes de la trascendencia del respeto a la persona, mujer u hombre, anciano o niño, dado que es un SER HUMANO.

Una Navidad feliz

Fuente: Catholic.net
Autor: José Carrillo, E. C.

Aún recuerdo aquella víspera de Navidad de 1987. Hasta ese día yo asociaba las fiestas decembrinas con los regalos, las comilonas, las visitas de familiares que no siempre se llevaban bien y, claro, las borracheras. Mi idea de Adviento estaba íntimamente ligada con las vacaciones escolares y el trabajo “de esclavo” de limpiar la casa hasta que brillara como espejo, por aquello de las visitas. No se puede decir que la Navidad me llenara de júbilo precisamente. ¿El nacimiento del Salvador? Ah, sí, eso decían en la misa de gallo. Sólo que yo no iba.
Aquel año fue diferente. Acababa de incorporarme al grupo coral de mi parroquia (por conocer muchachas, claro está) y el apostolado social de ese año sería visitar la leprosería de Zoquiapan, en las afueras de la Ciudad de México. Escuchar la palabra lepra me causaba un escalofrío de repulsión y miedo. Afortunadamente aún no cumplía la edad mínima necesaria para poder ir, y por ese motivo no tuve que preocuparme de cómo decir que no. Pero mi Señor tenía otros planes.
Por razones que desconozco, el día que se hizo la lista de los que visitarían la leprosería, el director del grupo me preguntó si yo deseaba ir. Mi razón dijo no, pero de mis labios brotó un inexplicable sí. Lo que es peor, cuando me preguntaron mi edad mentí como un contrabandista para que me incluyeran en el grupo. Todavía hoy, cuando recuerdo ese episodio, sonrío con nostalgia y confío en que Dios haya visto con indulgencia ese pecado.
No recuerdo la hora de partida, pero sí recuerdo que el regreso estaba programado para las 13 horas. Por demoras absurdas (acabamos arrestados en una delegación) a esa hora apenas estábamos poniéndonos en camino. Hoy, cuando recuerdo lo que viví entonces, comprendo que en todo aquello estaba la mano de Dios.
Por fin llegamos. Hospital Pedro López. Cierro los ojos y aún veo las caras pálidas, los ojos espantados de mis compañeros de viaje. Yo mismo me sentía enfermo tan sólo por haber cruzado el portón de la leprosería. ¿Cómo sería ver de frente a un enfermo de lepra? Los antiguos mexica (el poderoso pueblo que habitó el Valle de México antes de la conquista) ya conocían esta enfermedad y le llamaban “ser comido por los dioses”. Cuando el director de la comunidad hospitalaria nos llevó a conocer las instalaciones y nos presentó a los primeros enfermos, comprendí que mis antepasados habían sido exactos en su descripción.
Los primeros leprosos que conocí ya no tenían dedos y a uno le faltaba la nariz. Y fue ahí, en esos rostros estragados por la enfermedad, en esas manos truncadas que permanecían a los costados, donde vi por primera vez en mi vida la grandeza de mi Señor. Porque esos enfermos me sonreían, felices de verme sano. “Gracias a Dios que los trajo con bien” dijo el más enfermo de todos, haciendo una pequeña reverencia a modo de saludo. En mi corazón sentí la voz de Jesús que me decía: “Estrecha mi mano lacerada”. Cuando lo hice el hielo se rompió y los visitantes empezamos a sentirnos como en casa.
Por lo avanzado de la tarde se hacía necesario abreviar la visita, de modo que fuimos por las cajas de despensa que habíamos reunido para los enfermos. También sacamos nuestros instrumentos y les cantamos la ronda en el atrio de su capilla. Fue cuando uno de ellos nos invitó a la Celebración Eucarística. La noche se nos venía encima y sin embargo no quisimos irnos sin escuchar misa. Yo sabía que en casa me aguardaba el castigo por llegar tarde, pero ya no me importó.
Fue una sorpresa saber que los enfermos tenían su coro, y cantaban bastante bien. El órgano lo tocaba uno de los doctores, pues eran pocos los leprosos que aún tenían dedos. Pero si uno cerraba los ojos bien podría estar escuchando el Coro de la Catedral de México. El sufrimiento, la pena, el egoísmo, la desesperanza, no tenían cabida en esa pequeña capilla cuando Jesús se hacía presente en el pan y el vino. Al darnos la paz todos los enfermos se abrazaron entre ellos y uno, llevado por el impulso, me abrazó fugazmente. Al darse cuenta de lo que había hecho, trató de apartarse pero yo lo estreché con mis brazos y apoyé mi cabeza en su hombro. No quería que se separara de mí.
Durante la comunión todos los asistentes (excepto nosotros los fuereños) entonaron magistralmente el Ave María de Schubert. Mientras escuchaba arrobado, una anciana en silla de ruedas y sin rastro de lepra, se acercó y me tomó la mano. Me acuclillé a su lado y ella posó su mano sobre mi cabeza y me agradeció el gesto que había tenido con su hijo, el enfermo al que había abrazado; luego me bendijo con ternura. Acabando la misa me explicó que ella no estaba enferma, pero que toda su familia la había abandonado al enterarse de la enfermedad de su vástago. Desde entonces ellos vivían juntos en ese oasis de paz y esperanza que era la leprosería.
Ese día aprendí que la cruz es como un hospital de leprosos. La imagen que tenemos de ella es aterradora, nos infunde miedo y repulsión. Es necesario conocerla, explorarla, abrazarla con fuerza, a fin de entender y sentir el amor que fluye en su interior.
No he vuelto a pasar una víspera de Navidad más feliz. Con el pasar de los años abandoné la casa paterna y en mis viajes misioneros más de una vez he pasado la Noche Buena en algún caserío apartado, sin amigos, con sólo tortillas y chiles para mitigar el hambre. Sin embargo, sentado a la mesa como invitado de honor, siempre ha estado mi Señor. Le hacemos presente con nuestras oraciones, nuestros cantos, nuestras risas, nuestro amor. Es entonces cuando comprendo a qué se refería Jesús cuando una vez señaló a los desconocidos que le rodeaban y dijo: “Esa es mi madre y ellos mis hermanos”.
En un mundo que ha olvidado el amor de Dios, en donde el aborto y la eutanasia se ven cada vez más como un derecho, donde el hermano mata al hermano, donde el hombre pega a su esposa, donde la juventud se pierde en una vorágine de alcohol y drogas, donde la Navidad subsiste sobre todo por los intereses económicos que mueve, es difícil sentirse alegre por esta fecha tan especial. Sin embargo mi fe y mi esperanza prevalecen, porque siendo un hombre injusto, ególatra, acomodaticio, casi ateo, una Noche Buena mi Señor me estrechó en Sus brazos y Su madre me bendijo. Claro, en la persona de dos desamparados. Pero como le manifestó Dios a San Pablo: “Te basta Mi gracia; Mi fortaleza se manifiesta en tu debilidad”.
Hoy, a casi 20 años de mi primer encuentro con Cristo, cada vez que escucho el Ave María de Schubert no puedo evitar que el corazón me salte de júbilo y los ojos se me llenen de lágrimas.

Reflexión I

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


El domingo 27 de noviembre celebramos con regocijo la solemnidad de Cristo Rey, y con esta fiesta hemos cerrado el ciclo ordinario del año litúrgico. Hoy iniciamos el Adviento. Adviento –en latín, “adventus” significa “llegada”– es el tiempo que va desde el día de Cristo Rey hasta la Navidad, y que nos prepara espiritualmente para celebrar con gozo y con óptimas disposiciones interiores el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en la tierra, momento maravilloso de nuestra salvación.

En estas semanas previas a la Navidad, la Iglesia entera aguarda con júbilo la nueva “llegada” del Mesías, del Hijo de Dios, de nuestro Redentor, de nuestro hermano Jesús, hecho Hombre como nosotros y nacido para redimirnos. La virtud propia y más característica de este período es la esperanza.

Y, mientras esperamos su venida gloriosa, el Señor nos recuerda que hemos de estar siempre en vela, “porque no sabemos a qué hora llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o al amanecer”, nos dice en el Evangelio.

Hace tres semanas, Jesús nos contaba la parábola de las diez vírgenes, invitándonos a la vigilancia. Y hoy nos vuelve a recordar la necesidad de velar para que, cuando llegue, nos encuentre despiertos y preparados para recibirlo con un nuestro corazón puro, noble y generoso. Un poeta alemán del siglo XVIII decía: “Aunque Cristo naciera mil veces en Belén, si no nace en tu corazón, seguirías siendo un desgraciado”.

Se cuenta que un famoso artista pintó un bello cuadro. El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas y una gran concurrencia de espectadores. Llegado el momento, se tiró el paño que cubría el cuadro. Un estallido de aplausos hizo retumbar el salón. Una impresionante figura de Jesús tocaba suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, pretendía oír si adentro de la casa alguien le respondía. Se pronunciaron discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Sin embargo, un observador muy curioso y perspicaz, encontró un fallo en el cuadro y se lo hizo notar a su autor: la puerta no tenía cerradura. Y fue a preguntar al artista, no sin cierta picardía: –“Oiga, su puerta no tiene cerradura. ¿Cómo se hace para abrirla?”–“Así es– respondió el pintor. Usted ha observado bien. Esa casa no tiene cerradura porque representa el corazón del hombre. Sólo pasador y se abre por el lado de adentro”.

Si nosotros queremos que Cristo venga a nuestra alma y nazca en nosotros esta Navidad, tenemos que abrirle nuestra casa desde adentro. Él no obliga a nadie, ni fuerza contra su voluntad a que le abran. Cada uno lo hace libremente. Él nos respeta siempre porque nos ama, incluso aunque en nuestra indiferencia o negación nos hacemos daño a nosotros mismos. Es el misterio del amor de Dios y de la libertad humana. Si queremos que Dios nazca en nosotros, hemos de preparar nuestro nacimiento, nuestro “belén” interior. Y esto exige estar en vela para que el pecado y los vicios del mundo no hagan presa de nuestra vida. ¡Ojalá que le abramos la puerta y le dejemos entrar a nuestra casa esta Navidad! Tenemos cuatro semanas de Adviento para preparar nuestra alma.
diciembre / 2005

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Refexión II

Por: Querien Vangal


En nuestras vidas hay “sorpresas” que en realidad no lo son tanto. No debería sorprendernos que llegue así la cuenta mensual del teléfono, si hemos estado haciendo largas llamadas al exterior. Para quien se dedica a los estudios y no se ha dedicado responsablemente a ellos, es lógico que al llegar al examen “le sorprenda” lo difícil que es. ¡Era de esperar! Nosotros mismos preparamos y fraguamos estas sorpresas, que pueden resultar desagradables o negativas.
Pero sucede lo mismo en sentido positivo. Quien cumple su trabajo con profesionalidad, es emprendedor y tiene iniciativa, está “preparándose” una buena sorpresa, que puede ser un ascenso de puesto, más prestaciones, etc. De nosotros depende, entonces, que muchas situaciones del futuro sean buenas o malas.

Por eso, el Señor nos recomienda vigilar y orar; estar activos, construyendo nuestras vidas. Vigilar y orar para descubrir si estamos aprovechando al máximo el tiempo presente, ¡no vaya a ser que nos estemos preparando una sorpresa desagradable para el futuro!

diciembre / 2005


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La vida y la muerte, su sabiduría.

Por: Querien Vangal


Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ’Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme. Entonces los justos le responderán: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?. Y el Rey les dirá: ’En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis. Entonces dirá también a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces dirán también éstos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos? Y él entonces les responderá: En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.

Pero reflexionemos un poco:

Amigo, permíteme que te haga una confidencia personal. ¿Sabes? A mí me gusta mucho meditar sobre la muerte. Y no por ser un tipo melancólico, pesimista o lunático, ni de carácter fúnebre o taciturno. Francamente no. Más bien, me considero una persona alegre y optimista, amante de la vida y de la aventura. Lo que sucede es que nos hemos acostumbrado a considerar la muerte como algo tétrico y negativo, y cuyo pensamiento debemos casi evitar a toda costa. Y, sin embargo, si tenemos una certeza absoluta en la vida es, precisamente, que todos vamos a morir.

Pero a mí, en lo personal, esta certeza no me atemoriza, para nada. Al contrario. Me hace pensar con inmenso regocijo y esperanza en el “más allá”, en lo que hay después de la muerte. Y también me ayuda a aprovechar mejor esta vida. Pero no para “pasarla bien”, sino para tratar de llenar mi alforja de buenos frutos para la vida eterna.

Alguien dijo: “Morir es sólo morir; morir es una hoguera fugitiva; es sólo cruzar una puerta y encontrar lo que tanto se buscaba. Es acabar de llorar, dejar el dolor y abrir la ventana a la Luz y a la Paz. Es encontrarse cara a cara con el Amor de toda la vida”. Es verdad. Lo importante de la muerte no es lo que ella es en sí, sino lo que ella nos trae; no es el instante mismo del paso a la otra vida, sino la otra vida a la que ella nos abre paso. Para quienes tenemos fe, la muerte es sólo un suspiro, una sonrisa, un breve sueño; y para los que vivimos de la dichosa esperanza de una felicidad sin fin, que encontraremos al cruzar el umbral de la otra vida, ésta no es sino un ligero parpadeo y, al abrir los ojos, contemplar cara a cara a la Belleza misma; es exhalar el más exquisito perfume ---el de nuestra alma, cuando abandone el cristal que la contiene— para iniciar la más hermosa aventura y gozar del Amor en persona… ¡ahora sí, para toda la eternidad! La muerte no debería llamarse “muerte”, sino “vida” porque es el inicio de la verdadera existencia.

El libro del Apocalipsis nos dice hermosamente que allí, en el cielo, después de la muerte “ya no habrá hambre, ni sed, ni calor alguno porque el Cordero que está en medio del trono, Jesús, los apacentará ---a los que han entrado en la gloria— y los guiará a las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos”. Ya no habrá tristeza, ni dolor, ni sufrimiento, sino amor completo y dicha sin fin. ¿No es emocionante y apetecible?

Nuestra fe cristiana, nos ha enseñado a ver con ojos muy distintos la realidad de la muerte, a mirarla con gran serenidad y a aceptarla con paz y esperanza; incluso con alegría y regocijo ---si es viva nuestra fe— porque aquel bendito día será el más glorioso de toda nuestra existencia: el de nuestro encuentro personal con Dios, el Amor que nuestro corazón reclama.

¡Claro!, sólo es posible hablar así cuando tenemos fe. Por eso, los santos se expresaban de ella ---de la muerte— con un lenguaje desconcertante para el mundo. San Francisco de Asís la llamaba “hermana muerte”, y deseaba que llegara pronto. San Pablo afirmaba que para él la muerte era una ganancia porque así podría estar ya para siempre con el Señor; y santa Teresa de Jesús también se consumía por el anhelo de que ésta no se demorara tanto en venir: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero” ---decía en uno de sus poemas místicos— que, en nuestro lenguaje común, podríamos traducirlo con un “me muero de ganas de morirme”. Y hallamos la misma experiencia en tantos otros santos y mártires, que veían en la muerte no precisamente un castigo o una maldición, sino el momento dichoso de su definitivo y eterno encuentro con el Señor.

Fue Jesucristo quien nos enseñó a ver así las cosas. Durante su vida pública muchas veces nos habló de este tema, y en el Evangelio encontramos páginas muy bellas que robustecen nuestra fe y alimentan nuestra esperanza. Como aquella parábola de las diez vírgenes, en la que nos exhorta a vivir “esperando la llegada del esposo” ---o sea, de Cristo el Señor—. La parábola de los talentos, de las minas, de los invitados a la boda, del rico Epulón y del pobre Lázaro y muchas otras enseñanzas tienen esta misma temática.

Y es que, si tomamos en serio esta meditación, la muerte nos enseña a vivir mejor y a valorar el poco tiempo del que disponemos para hacer méritos que perduren. Nos educa en la justa consideración de las cosas y de los bienes terrenos: a la luz de la eternidad aprendemos que todo es pasajero, relativo, accidental y caduco; y nos ayuda, en consecuencia, a no poner nuestro corazón y nuestras seguridades en cosas tan baladíes y efímeras. Nos da, en definitiva, la auténtica sabiduría, esa que no engaña y que nos hace vivir según la Verdad, que es Dios mismo.

Entonces, es muy saludable pensar de vez en cuando en la muerte. Y si la tenemos siempre presente en nuestra vida, tanto mejor. Ahora sí nos damos cuenta de que celebrar a los fieles difuntos tiene mucho sentido y de que, en vez de temer a la muerte, de rehuirla o de reírnos de ella, es mucho más provechoso aprender las lecciones de vida que ella nos ofrece.

Vivir con tanta intensidad la Solemnidad de Todos los Santos, así como también el día de mañana, Conmemoración de los Difuntos. Estos dos días engloban en sí de modo muy especial la fe en la "vida eterna" (últimas palabras del Credo apostólico).

Si bien estos dos días enfocan ante los ojos de nuestra alma lo ineludible de la muerte, dan también al mismo tiempo testimonio de la vida.El hombre que está "condenado a muerte", según las leyes de la naturaleza, el hombre que vive con la perspectiva de la aniquilación de su cuerpo, este hombre desarrolla su existencia al mismo tiempo con perspectivas de vida futura y está llamado a la gloria.

La Solemnidad de Todos los Santos pone ante los ojos de nuestra fe a los que han alcanzado ya la plenitud de su llamada a la unión con Dios. El día de la Conmemoración de los Difuntos hace converger nuestros pensamientos en quienes, después de dejar este mundo, en la expiación esperan alcanzar la plenitud de amor que requiere la unión con Dios.

Se trata de dos días grandes en la Iglesia que "prolonga su vida" de cierta manera en sus santos y en todos los que se han preparado a esa vida sirviendo a la verdad y al amor.

Por ello los primeros días de noviembre la Iglesia se une de modo especial a su Redentor, que nos ha introducido en la realidad misma de esa vida a través de su Muerte y Resurrección. Al mismo tiempo ha hecho de nosotros "un reino de sacerdotes" para su Padre.

Precisamente hoy también yo, en el recogimiento, doy gracias al Señor por los treinta y dos años de sacerdocio que se cumplen justamente en esta Solemnidad de Todos los Santos.

Por ello, a nuestra oración común uniré una intención especial por las vocaciones sacerdotales en la Iglesia de todo el mundo. Me dirijo a Cristo para que llame a muchos jóvenes y les diga: "Ven y sígueme". Y pido a los jóvenes que no se opongan, que no contesten "no". A todos ruego que oren y colaboren en favor de las vocaciones.

La mies es grande. La festividad de Todos los Santos nos dice precisamente que la mies es abundante. No la mies de la muerte, sino la de la salvación; no la mies del mundo que pasa, sino la mies de Cristo que perdura a través de los siglos.

La matanza de Huitzilac

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


Ha caído la noche, es el 2 de octubre de 1927. Pancho, como le dicen sus amigos y es popularmente conocido, camina nervioso por los salones del hotel Bellavista, es el clásico nerviosismo de quien está esperando algo que se retrasa y no llega. Se detiene por momentos para echarse un trago de coñac, de una copa que --junto a una botella del coñac de su preferencia-- reposa sobre una mesa, pero es muy notorio que está extremadamente preocupado, sus nervios lo delatan. Pero adentrémonos en los por qué y regresémonos en el tiempo.

En las semanas previas, el candidato a la presidencia Francisco R. Serrano decidió cambiar los votos por las balas. En los últimos meses había logrado disfrazar su ambición enarbolando la bandera del antirreeleccionismo en contra del candidato oficial, su antiguo jefe y viejo amigo, el general Álvaro Obregón quien, de 1920 a 1924, le había tomado tal gusto a la silla presidencial que se empecinó en regresar a Palacio Nacional a como diera lugar. Además en esa época las lealtades se desmoronaban fácilmente por la ambición, y todos se sentían con derecho a la “grande” –término muy usado por los políticos “robolucionarios” para referirse a la silla presidencial.

Muy respetuosos de la ley, los diputados obregonistas le abrieron la puerta al invicto general, modificando la Constitución y suprimiendo el principio de la no reelección –para periodos no sucesivos y sólo una vez--para permitir su regreso al poder –el cual había dado origen a la revolución de 1910-. Serrano sabía que el candidato oficial, Obregón, contaba con el apoyo de todo el aparato del estado revolucionario, encabezado entonces, por el presidente Plutarco Elías Calles. Sabía también, que no había manera de ganar en las urnas. Sólo quedaba el camino de las armas.

A finales de septiembre de 1927, dos dedos de frente bastaban para saber que la campaña electoral sería interrumpida por un baño de sangre. Serrano había encontrado un aliado en otro aspirante a la presidencia, el general Arnulfo R. Gómez, cuyo discurso en contra de Obregón se reducía a la frase: “Para mi rival sólo hay dos alternativas o las islas Marías o dos metros bajo tierra”.

Como buenos revolucionarios, Serrano y Gómez pensaron que el camino más corto para llegar al poder era por medio de las armas y decidieron abandonar el de las instituciones. El plan era sencillo. El 2 de octubre, Obregón, Calles y Amaro presidirían una serie de maniobras militares en los llanos de Balbuena. En el transcurso de la exhibición, la guarnición de la ciudad de México tenía la orden de aprehender a los tres caudillos. Consumado el golpe, se designaría un presidente interino para convocar a elecciones y listo. Eran los recursos de la época, la razón y la justicia, así como el respeto a las leyes, sólo eran epítetos para discursos.

Confiado en que todo saldría de acuerdo con lo planeado, Gómez marchó a Veracruz. Si fracasaba el movimiento en la ciudad de México, tenía la posibilidad de movilizar rápidamente varios miles de hombres. Serrano por su parte, informó a la prensa que viajaba a Cuernavaca con la intención de festejar su santo anticipadamente. Si el golpe resultaba exitoso, la celebración de San Francisco sería magna.

Obregón y Calles estaban acostumbrados a “madrugar”, no a que los “madrugaran”. Como buenos revolucionarios, ambos sonorenses suponían lo que sus opositores preparaban. La intentona golpista era ya, un secreto a voces, en la capital del país. Así, el 2 de octubre, Amaro se movió con rapidez, puso mil hombres a custodiar el Castillo de Chapultepec -donde se encontraban el presidente Calles y el candidato Obregón- y desarticuló el movimiento golpista en la ciudad de México. Las maniobras militares en Balbuena se llevaron a cabo en medio de un ambiente, incluso, festivo y al terminar, Calles, Obregón y Amaro, regresaron al Castillo para decidir la suerte que debían correr sus adversarios.

La noche del 2 de octubre, el general Serrano se paseaba nervioso en uno de los salones del hotel Bellavista. Esperaba noticias halagüeñas de la ciudad de México, pero en su fuero interno sabía que su destino se precipitaba hacia el vacío.

A Pancho le gustaba el coñac Hennesy 5 estrellas. Era un hombre simpático, ocurrente y dispendioso. Aunque se lamentaba de su baja estatura –Obregón le llamaba “mi dedo chiquito”- sabía portar el uniforme militar con garbo, y siendo bien parecido, hacía suspirar a más de una mujer. Débil frente al sexo femenino, no había francachela nocturna en que no buscara los brazos de una mujer de cintura estrecha y amplias caderas. Sin más, el general Francisco R. Serrano era --dicho coloquialmente-- un clásico vividor.
Originario de Sinaloa pero sonorense por conveniencia, Serrano acompañó a Obregón durante los años más violentos de la revolución. Se ganó la confianza del caudillo quien lo nombró jefe de su estado mayor. El bueno humor y ciertas ocurrencias --como haberle concedido grado militar a un civil para acusarlo de insurrección y poder fusilarlo “conforme a la ley”-- le ganó las simpatías de los sonorenses. Acompañó a Calles en la defensa de Agua Prieta en 1915 donde asestaron el golpe final a la División del Norte y se sumó a la rebelión contra Carranza, encabezada por Calles y Adolfo de la Huerta en 1920.

La lealtad tuvo su recompensa. Serrano fue subsecretario y secretario de Guerra durante el cuatrienio de Obregón (1920-1924) y no tuvo empacho en sumarse a la purga revolucionaria ordenada por Obregón, que vio sus momentos más cruentos durante la rebelión delahuertista. De esa forma, el régimen acabó con viejos revolucionarios como Francisco Murguía, Salvador Alvarado, Rafael Buelna y Manuel M. Diéguez, entre otros.

Entre 1926 y 1927, Calles le entregó a Serrano la gobernatura del Distrito Federal y desde su posición le dio rienda suelta a sus pasiones: las parrandas, el coñac y las mujeres. La estrella de los vencedores había iluminado su camino desde los primeros años de la revolución, siempre junto a los sonorenses. Pero sin límite alguno, de pronto se vio a sí mismo, sentado en la silla presidencial. Serrano prestó oídos al canto de las sirenas de la política y sin medir las consecuencias, de la noche a la mañana firmó su sentencia de muerte al aceptar la candidatura en contra de la reelección de su antiguo jefe, el invicto Álvaro Obregón.

Ataron sus manos con cable eléctrico. Un metro para cada uno. Al cabo de unos minutos, las muñecas de los catorce detenidos comenzaron a sangrar. Entre gritos y protestas, cada prisionero fue puesto bajo la custodia de tres soldados. Serrano le reclamó airadamente al coronel Hilario Marroquín --un siniestro oficial a quien no le temblaba la mano-- el trato que le estaban dando a sus compañeros. Como única respuesta obtuvo un brutal golpe en el rostro con la cacha de una pistola. El general Claudio Fox, aún más siniestro que su lugarteniente, observaba complacido a unos metros de distancia. Sobre Huitzilac caía la tarde del 3 de octubre de 1927.

Las horas habían transcurrido con irritante lentitud desde los primeros minutos del día. Muy temprano por la mañana, Serrano y sus acompañantes fueron aprehendidos en el domicilio de un amigo suyo, en Cuernavaca. Instruido desde lo alto del castillo de Chapultepec --donde vivía y despachaba el presidente Calles--, el gobernador de Morelos envió un batallón a detener a Serrano. La súbita llegada de las fuerzas armadas fue el mejor indicador de que el golpe en la ciudad de México había fracasado por completo.

Varios soldados catearon el interior de la casona y no encontraron armas o documentos que comprometieran a los detenidos con la fallida intentona golpista del día anterior. Las únicas armas halladas fueron las que portaban reglamentariamente Serrano y tres generales más, nada como para hablar de una rebelión.

Hasta la otrora recámara de Carlota en el castillo de Chapultepec, donde se encontraban deliberando Calles, Obregón y el secretario de Guerra, Joaquín Amaro, llegó un despacho procedente de Cuernavaca donde se informaba que Serrano y trece individuos más, estaban finalmente en poder del gobierno.

Los tres hombres guardaron algunos minutos de silencio. Obregón se atusaba el bigote con la mano izquierda y a pesar de la gravedad del momento, no perdía el buen humor. Estaba a punto de liquidar a su opositor y la silla presidencial, reluciente, lo esperaba. Su “dedo chiquito” lo había traicionado y tenía que hacerlo pagar. Para nadie era un secreto que el invicto general llevaba la voz cantante en aquella reunión, casi todos los oficiales que llegaban al salón de acuerdos, se dirigían en primera instancia a él, y luego, al presidente Calles.

Sin mucho meditarlo, Obregón expresó lo que se convertiría en una orden: “¿Para qué traerlos a México, si de todos modos se ha de acabar con ellos? Es preferible ejecutarlos en el camino”. Calles y Amaro asintieron. El presidente pensó en el general Roberto Cruz, para desempeñar tan delicada encomienda --meses después sería el encargado de ejecutar al padre Pro--, pero Cruz pidió ser relevado debido a su amistad con Serrano. Entonces Amaro, sacó su “as” bajo la manga y mandó llamar a su incondicional Claudio Fox que tenía cuentas pendientes con Serrano.

Cerca del mediodía, Fox se presentó en el castillo y recibió la orden por escrito: “Sírvase marchar inmediatamente a Cuernavaca acompañado de una escolta de 50 hombres para recibir… a los rebeldes Francisco R. Serrano y personas que lo acompañan, quienes deberán ser pasados por las armas sobre el propio camino a esta capital por el delito de rebelión contra el gobierno constitucional de la república”. La orden estaba firmada por el presidente Plutarco Elías Calles y llevaba la bendición de Álvaro Obregón.

Serrano quiso creer que su vieja amistad y la lealtad de otros tiempos hacia el caudillo, serían suficientes para ayudarlo a sortear el trance mortal en que se hallaba pero conforme transcurrieron las horas se dio cuenta que había cruzado el punto sin retorno. A Cuernavaca llegaron las órdenes de trasladar a los prisioneros a Tres Marías donde debían ser entregados al general Claudio Fox.

La carretera fue cerrada entre el poblado de Tres Marías y Huitzilac. En este último sitio, los prisioneros fueron bajados de los automóviles que les habían servido de transporte. Serrano estaba acompañado por los generales Carlos A. Vidal, Miguel A. Peralta y Daniel Peralta; por los licenciados Rafael Martínez de Escobar --ex diputado constituyente-- y Otilio González, el ex general Carlos V. Araiza y lo señores Alonso Capetillo, Augusto Peña, Antonio Jáuregui, Ernesto Noriega Méndez, Octavio Almada, José Villa Arce y Enrique Monteverde. En total sumaban catorce individuos que esperaban ser devorados por la revolución. El sol se ocultaba entre las montañas de la vieja carretera a Cuernavaca, un viento frío anunciaba el desenlace y la muerte preparaba su festín.

Varios de los prisioneros pidieron clemencia o cuando menos unos minutos para escribir algunas líneas a sus familias, a sus esposas o hijos. El general Fox se alejó de la escena dejando a cargo de las ejecuciones al coronel Marroquín, que con una pistola en una de las manos y una ametralladora Thompson en la otra, profería toda clase de insultos.

Serrano volvió a increparlo y Marroquín le disparó a quemarropa en el pecho. A pesar de las heridas mortales, el general mostró una fortaleza inaudita y permaneció de pie observando fijamente a Marroquín quien volvió a dispararle. Una vez en el suelo pateó su rostro, antes de darle el tiro de gracia. Aprovechando la confusión, el ayudante de Serrano, Noriega Méndez, logró zafarse del cable que lo ataba y se lanzó sobre Marroquín para abofetearlo y escupirle. El coronel le disparó con la pistola y la ametralladora.

Al ver la dramática escena, el resto de los prisioneros intentaron darse a la fuga. Algunos fueron cazados como animales; otros permanecieron estoicamente en su lugar en espera de la muerte. Las balas expansivas atravesaban los cuerpos, los tiros de gracia sacudían por última vez los cadáveres, las bayonetas atravesaban todo lo que encontraban a su paso, haciendo correr la sangre a unos metros de la carretera federal.

Como buenos revolucionarios, una vez cumplida su misión, los asesinos tomaron su tiempo para saquear los cadáveres. Antes de llevarlos al Hospital Militar, los cuerpos fueron trasladados al Castillo de Chapultepec. Se dice que Obregón vio uno por uno y señaló: “a esta rebelión ya se la llevó la chingada” y cuando se detuvo frente al cadáver de Serrano, dijo: “Pobre Panchito, mira cómo te dejaron”. Aunque no hay que olvidar que en aquel tiempo, como ahora ---al fin y al cabo fueron los abuelos y maestros del PRI--- se inventaba y especulaba mucho.

Fieles a la costumbre, al otro día los diarios capitalinos dieron a conocer el parte oficial entregado por el gobierno que nada tenía que ver con la realidad: “El general Francisco R. Serrano, uno de los autores de la sublevación, fue capturado en el estado de Morelos con un grupo de sus acompañantes por las fuerzas leales que guarnecen aquella entidad y que son a las órdenes del general de brigada Juan Domínguez. Se les formó un consejo de guerra y fueron pasados por las armas. Los cadáveres se encuentran en el Hospital Militar de esta capital”.

Serrano fue sepultado en el panteón Francés y tiempo después, casi de manera clandestina, catorce cruces fueron colocadas a un costado de la carretera vieja a Cuernavaca, dando testimonio, aun hoy en día, del lugar donde se perpetró la terrible matanza de Huitzilac.
octubre / 2005

Hechos que causan admiración

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

"La admiración es el fundamento detoda filosofía".


Hace cien años una comunidad de campesinos dedicados a trabajar en la recolección de naranjas en el condado de Orange, California, vivía en la comunidad de Delhi, en Santa Ana. Con el fin de impartir programas educativos para que sus hijos tuvieran un futuro distinto crearon el Centro Delhi, ahora una entidad no lucrativa, y hace un poco más de 4 meses aproximadamente organizó la cuarta exposición de negocios hispanos denominada: "Creando Fortuna para la Microempresa Latina".

"Creemos que los latinos tienen un rol importante para revitalizar la economía y la comunidad", dijo Marta Segura, directora de recaudación de fondos y de eventos del Centro Delhi.
"Aquí hay muchos que están comenzando sus negocios, echándole muchas ganas y que han sido el corazón de Santa Ana", agregó.

Segura indicó que su organización, dedicada a impartir programas de salud, educación, desarrollo económico y artes culturales, quiere ser un recurso más para los pequeños empresarios que desean contactar asesores en mercadeo, planes de negocios o simplemente compartir ideas para hacer florecer sus iniciativas empresariales.

Durante el hecho, en el Centro Delhi, ubicado en el 505 E. Central Avenue, mientras siete talleres educativos eran impartidos, 40 expositores de negocios y organizaciones de apoyo empresarial compartían información con los visitantes.

"Queremos que los empresarios o los que quieran ser empresarios latinos tengan acceso a estos recursos para que no sólo tengan negocios, sino negocios exitosos", indicó Segura, quien a su vez destacó que en esta época de debate de reforma migratoria es muy importante demostrar la vitalidad de la comunidad hispana.

Vicente Sarmiento, concejal de Santa Ana, que emigró con su familia a dicha ciudad hace cuatro décadas proveniente de su natal Bolivia, destacó que en la urbe "existen alrededor de 17 mil negocios y el 80% emplea a 10 personas o menos, por eso son reconocidos como pequeñas empresas".

El concejal señaló que la población en Santa Ana es de un poco más de 350 mil habitantes, de los cuales el 75% es de ascendencia hispana. Por ello estima que en esta ciudad un porcentaje muy alto está en manos de latinos. "La ciudad depende mucho de las pequeñas empresas, por eso nos preocupa que sean atendidos bien", dijo.

Hugo Francia, director de mercados emergentes del Servicio Postal de Estados Unidos (USPS), quien impartió el seminario "Mercadeo al Segmento Latino a través del Correo", indicó que el objetivo es enseñar a la comunidad latina cómo usar el correo para campañas publicitarias efectivas.

Francia indicó que, por su experiencia con el sistema de envíos postales en países de América Latina, los pequeños empresarios hispanos tienen la idea de que el correo de EU es ineficiente, por lo que prefieren a las compañías privadas, aunque tengan que pagar hasta 30 dólares por un paquete, "cuando en el correo les puede costar ocho dólares y es mucho más rápido, efectivo y barato para hacer negocios".

En el evento en el Centro Delhi, ante los concurrentes disertaron también Adalberto Quijada, director regional de la Administración de Pequeños Negocios (SBA); Araceli González, representante del gobernador de California, Arnold Schwarzenegger; Francia, representante de USPS; Rigoberto Rodríguez, directivo del Centro Delhi; Frank Haydis, presidente del Centro Delhi y Segura.

Por su parte Quijada, como director regional de la SBA, expresó que su organización siempre está buscando las oportunidades para conversar con los pequeños empresarios para poner a disposición los recursos de la SBA.

Entre los expositores se encontraba Jorge Doffo, originario de Argentina y vicepresidente de la Asociación de Comerciantes del Sur de Santa Ana, quien por su parte declaró que la importancia de eventos como el del Centro Delhi radica en que "sirve para instruirse y conocer todos los elementos disponibles para incrementar y hacer más efectivo el negocio".

"Cualquier evento que involucre reunión de personas y otros comerciantes es importante para hacer negocio", finalizó.

Cuando los lideres se dedican a trabajar honestamente en servir a su comunidad ese es el resultado, pero cuando nada más se preocupan por llenarse los bolsillos engañando a los que en ellos confían y, para taparle el ojo al macho, los inducen a crear caos alborotándolos para tomar actitudes de extremo radicalismo, el resultado lo tenemos, sin ir muy lejos, aquí en Oaxaca.

¿Hasta cuando?

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

La apertura migratoria estadounidense tal vez sea deseable, pero no será posible en tanto no aceptemos que se trata de un tema estadounidense (no uno bilateral) y, por lo tanto, alcanzable sólo si ocurre en sus términos, no en los nuestros.

Este es el momento de empezar a construir el andamiaje de una solución viable no en nuestras mentes, sino en las que cuentan: las de los propios estadounidenses. La migración hacia Estados Unidos une a los mexicanos de maneras extrañas e incluso contradictorias. Unos quieren irse, pero temen al cruce, otros dependen de las remesas enviadas por sus familiares, otros más lo ven como una solución a la falta de éxito económico dentro del país. Algunos ya instalados allá temen la competencia de futuras olas migratorias.

El tema es emotivo y fácil bandera para políticos y activistas porque el peso de la solución mágica que se ha pretendido aterrizar (una legalización amplia y generosa) recae sobre alguien más. Pero las emociones y las soluciones voluntaristas no conducen a la solución del problema. Visto en retrospectiva, la estrategia migratoria del gobierno pasado se apuntaló en una lectura de la realidad que, seis años después, prueba ser del todo inadecuada. Con esto no pretendo descalificar la iniciativa ni pretender que era obvio su fracaso. Por eso es tan importante aprender la lección, entender el terreno en el que tendría que cuajar un proyecto de esta naturaleza y construir la estrategia idónea para lograrlo.

El tema migratorio es explosivo en todas las democracias occidentales. Estadounidenses y europeos llevan años experimentando una preocupación creciente en torno a los migrantes ilegales y el cambio de composición étnica (y, en el caso europeo, también religiosa) de su localidad. Hoy sabemos que los estadounidenses experimentan una creciente incertidumbre respecto a sus empleos, ingresos y estabilidad financiera futura, situación difícil de prever hace seis años. En aquel momento, nuestro vecino norteño salía de un largo y espectacular periodo de crecimiento económico, con una generación inusitada de riqueza y empleos; los norteamericanos experimentaban un tiempo de optimismo y gran tranquilidad personal.

El cuento de hadas comenzó a evaporarse al comenzar la década. Quizá el disparador fue el colapso del mercado financiero del Nasdaq, donde se cotizaba la mayoría de las acciones de empresas dedicadas a productos y servicios vinculados con Internet. De ahí siguieron los ataques terroristas de 2001 y, sobre todo, la inquietud y desazón que comenzaron a experimentar las familias americanas como resultado de la creciente competitividad de China e India en sus propios mercados.

A pesar del favorable desempeño de su economía, a decir de los indicadores tradicionales, el americano promedio comenzó a sentir un desasosiego que cambiaría su percepción de muchas cosas, incluida la migración. Ya para ese momento, los estadounidenses veían con paulatina preocupación la forma en que cambiaba el mercado de trabajo. La competencia del exterior no era nada nuevo para sectores tradicionales como el acero y los automóviles, pero ahora comenzaba a desafiar sectores y actividades económicas que siempre habían parecido absolutamente seguras como los servicios profesionales en áreas tan diversas como la contabilidad y radiología. ¿Qué empleo podría ser más seguro que el de un radiólogo que toma la imagen, la interpreta, todo ello frente al paciente? Pues resulta que un técnico puede tomar la radiografía, enviarla por Internet a Bangalore y recibir una interpretación profesional en cuestión de unas horas por un costo irrisorio.

Cientos de actividades industriales y de servicios comenzaron a experimentar una competencia insospechada en otro momento. Millones de estadounidenses empezaron a temer por su futuro económico: muchos perdieron sus empleos y sufrieron descalabros financieros, fueron incapaces de pagar sus hipotecas y les inquietaban los potenciales costos de su seguro médico.

Jacob S Hacker ha intentado medir el impacto de estos factores en el comportamiento político de los norteamericanos en su libro The great risk shift; su argumento se apuntala en una gráfica que muestra la volatilidad del ingreso de una familia estadounidense promedio: para una población acostumbrada por décadas a crecimientos sostenidos en su ingreso, Hacker demuestra que fluctuaciones de hasta 50% en su ingreso familiar no han sino inusuales. (Nadie negará que una situación similar, aunque con características específicas distintas, pueda servir de explicación, al menos parcial, para entender la atracción que por meses ejerció Andrés Manuel López Obrador sobre el mexicano promedio, atracción que ahora detectamos llena de demagógicas falacias).

En este contexto se presentó la propuesta mexicana de legalización. Vista en retrospectiva, no hubiera podido caer en un peor momento dado el entorno. No es que el gobierno de Fox haya creado un momento hostil, sino que la incertidumbre se encontraba a flor de piel y la enorme masa de ilegales que se acumulaba producía la hostilidad reflejada en el congreso de ese país. El volcán de incertidumbre estaba en plena efervescencia. La pregunta es qué se puede hacer ante estas circunstancias. Lo primero es, sin duda, definir un objetivo realista, no necesariamente el óptimo desde nuestra perspectiva, sino uno que sea factible en términos de la realidad estadounidense.

Hasta ahora, el objetivo explícito ha sido el de la legalización de los que ya están en EUA y la apertura total de la frontera a los flujos migratorios. Resulta claro que el primer objetivo es difícil, pero concebible, en tanto que el segundo es claramente inasequible. Quizá lo máximo que podamos esperar es un esquema que permita y exija ordenar los flujos migratorios futuros, algo de suyo excepcional.

Pero además de definir los objetivos, es imperativo diseñar una estrategia que reconozca los tiempos políticos de aquel país y los convierta en una oportunidad. A la luz de sus recientes elecciones, parece claro que los próximos dos años serán difíciles en términos de la relación ejecutivo-legislativo. Pero esos dos años podrían ser excepcionalmente valiosos para trabajar a nivel estatal y local en aras de crear condiciones que reduzcan las voces discordantes a una legalización de los residentes ilegales en ese país, sumar apoyos, neutralizar la oposición y separar la incertidumbre que experimenta el estadounidense promedio de los temas propiamente migratorios. Sólo así será posible lograr una modificación legislativa a nivel federal. Hay que avanzar sin cortar esquinas.

Proyecto para la construcción de un ferrocarril entre Guatemala y México

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

En 1895 el ingeniero José Tamborrel Siqueiros propuso al entonces ministro de Obras Públicas del Gobierno de Porfirio Díaz Mori la construcción de un ferrocarril entre Guatemala y México. Como el documento de que dispongo es la segunda fotocopia de la copia original está escasamente legible (aquí muestro la cinco páginas que lo integran), lo transcribo a continuación.

NOTA.- El documento de marras, un manuscrito escrito impecablemente bien, compuesto de cinco páginas tamaño oficio, escritura manual, con una caligrafía que obviamente ya está en desuso y con una retórica admirable.

C. Secretario de Estado y del Despacho de Comunicaciones y Obras Públicas.

José Tamborrel, mayor de edad y en pleno uso de sus derechos suficientemente apoderado de la Compañía del Norte Limitada, como lo justifica con el poder que acompaña, ante usted respetuosamente expone:

Que deseando la Compañía que represento establecer una vía férrea en el Estado de Tabasco, en sus fronteras con la República de Guatemala, entre la Villa de Tenosique ó sus inmediaciones en las riveras del Usumacinta a un punto de la parte alta del río San Pedro; a usted suplica, C. Secretario, se autorice a la expresada Compañía para que establezca y explote, según el proyecto de Contrato que adjunta, la mencionada vía férrea que cree será muy útil para nuestras poblaciones fronterizas y para la República en general, por las rezones que pasa a exponer:

El comercio actual del lado del Departamento de Petén de nuestra vecina República está haciéndose con la Colonia de Belice a pesar de que la mayor parte de su población es de origen mexicano, debido esto solamente a nuestras malas vías de comunicación. En la actualidad se introducen el Petén sólo los productos mexicanos de gran valor como la ropa y los granos como el café y el cacao, pudiendo fácilmente hacernos de todo su comercio con el establecimiento del ferrocarril a que me referido. Debo decir a usted que en rico Departamento del Petén no se producen sino maderas preciosas y tintóreas y las gomas de chicle y hule; pero en tan gran cantidad que superan a las producciones del río Usumacinta en la parte mexicana, y que necesitan sus habitantes por consiguiente, una gran importación de los productos agrícolas de nuestras costas, y los fabriles del interior.

El ferrocarril de que vengo tratando comunicará la parte navegable del río Usumacinta, con la parte alta navegable del río San Pedro que se interna en Guatemala hasta cerca de Ciudad Flores; de manera que nuestros productos entrarán al departamento de Petén: de Frontera ó del Carmen a Tenosique, por vapor; de Tenosique al río San Pedro, por ferrocarril; y seguirán después en el río San Pedro, en vapor, hasta cerca de Ciudad Flores. Los pocos productos americanos ó europeos que se consuman en el Petén pasarán de tránsito, y aún cuando el Contrato que propone los ha puesto sin ningún derecho de tránsito, la Compañía que representa no tiene en ello mayor empeño, pues lo único que desea es que las maderas que pasen de tránsito por el ferrocarril para fuera de nuestra República no paguen ningún derecho.

Tenosique progresa rápidamente desde hace algunos años, pues de un pueblo que no merecía ser cabecera de municipalidad, ha llegado a ser hoy la segunda población comercial del Estado. Siempre está en comunicación con los puertos de frontera y San Juan Bautista, en Tabasco, y del Carmen, en Campeche; pues a más de los vapores correos que esa Secretaría le concedió establecer, hay cinco vapores dedicados exclusivamente al comercio del río Usumacinta.

La zona que el ferrocarril recorrerá es sumamente rica en maderas preciosas y en gomas, siendo además de una fertilidad asombrosa para las producciones de climas cálidos y húmedos: cacao, café, y sobre todo para la caña de azúcar que dura en buen estado 25 años.

La Compañía del Norte Limitada es una compañía poderosa y bien organizada, que, en caso necesario, se comprometerá a establecer vapores en el río Usumacinta y en el río San Pedro, para facilitar más las comunicaciones.

No se le ocultan tampoco las ventajas que recibirá la República con el Ferrocarril para el caso, aunque remoto pero si posible, de una guerra, ya sea en Guatemala, Honduras o Belice.

En vista de todas las razones expuestas anteriormente, creo queda suficientemente comprobado lo útil que será al país el establecimiento del Ferrocarril en cuestión, utilidad que aumentará considerablemente si el Supremo Gobierno se compromete a no establecer tarifas de tránsito para las maderas, pues de esa manera se asegurará, en lo absoluto, todo el comercio del Departamento de Petén.

El Gobierno Federal es competente para hacer el contrato de Ferrocarril que solicita, por ser una vía que correrá paralela a nuestra línea divisoria con Guatemala, a menos de un kilómetro.
Habiendo estudiado varios contratos ferrocarrileros, ha tomado de ellos todas aquellas partes que le han parecido aplicables al caso presente, permitiéndose acompañar a usted una copia del proyecto de contrato, con el fin de que se haga el estudio en la Secretaría de su digno cargo, y usted tenga la bondad de indicarle las modificaciones que sean necesarias.

Como verá usted se ha permitido introducir dos modificaciones: una poniendo tarifas de fletes y pasajes relativamente elevados, y la otra, aumentando el derecho de vía a ciento veinte metros de extensión.

Ha aumentado las tarifas, porque siendo muy altos los jornales que se pagan en toda aquella región, pues con dificultad se consiguen trabajadores a dos pesos diarios, el costo del establecimiento de la vía va a ser muy crecido, y muy costosa su explotación.

Respecto de la anchura de la vía, se ha fundado en que la altura de muchos árboles pasa de cincuenta metros, y si se dejara la anchura de setenta que ha encontrado en los contratos que estudió, con frecuencia la caída de árboles originaría descarrilamientos y retardos; por otra parte, es necesario en esas regiones en donde llueve tanto, y la vegetación es tan exuberante, sembrar alguna grama de raíces profundas que necesita sol, pues en caso de no hacer ese operación habría necesidad de hacer continuos desmontes para conservar bien la vía.

Protesta a usted C. Secretario las seguridades de su más alta consideración y respeto.

México, Noviembre 4 de 1895

NOTA: En aquel entonces gran parte de aquella zona era una selva virgen, lo cual hace más admirable el proyecto en comento.


sábado, 29 de diciembre de 2007

Eulalio Gutierrez

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


“Andaba por las tierras de Chihuahua --escribió Martín Luís Guzmán en El águila y la serpiente-- cuando me comunicaron que la Convención había hecho presidente provisional de la República a Eulalio Gutiérrez. Había surgido a última hora (a manera de los dark horses de la política yanqui) como candidato de transacción, como hombre capaz de satisfacer a unos y otros, gracias a la virtud negativa, de no representar demasiado a ninguno”.
Era un “generalote revolucionario, sencillo, inteligente, honesto” -refiere José Vasconcelos. Pero ninguna de sus prendas morales habían determinado su elección como presidente. La Convención Revolucionaria reunida en Aguascalientes entre octubre y noviembre de 1914, lo nombró porque no estaba comprometido con ninguno de los principales jefes. En cierto modo, su pasado revolucionario --bastante gris-- había sido el fiel de la balanza para alcanzar la presidencia.

Desde 1900 militaba en el terreno de la oposición. Primero como magonista, lo cual le había costado un largo exilio. Luego apoyando a Madero en 1910 y combatiendo contra Orozco en 1912. Durante la dictadura de Victoriano Huerta se unió a las filas del constitucionalismo y en 1914 con el grado de general se incorporó a la desconocida División del Centro, cuyos éxitos militares eran casi nulos pero que comandaba Jesús Carranza, hermano del primer jefe.

Su elección como presidente sólo era el preludio de la guerra que se avecinaba entre los caudillos que meses atrás habían combatido contra la dictadura huertista. La revolución estaba dividida y la paz ya no era posible. A Eulalio le había tocado “bailar con la más fea”: contaba entre sus aliados con los dos generales más populares e indisciplinados de la revolución: Villa y Zapata. Por si fuera poco, tenía como enemigo a Carranza apoyado por el imbatible Álvaro Obregón. Aún con el ánimo más optimista los días de su gobierno estaban contados.

Su primera acción de gobierno fue avanzar sobre la ciudad de México abandonada por los carrancistas. Respaldado por algunos buenos generales, como Lucio Blanco y José Isabel Robles, y con la presencia intelectual de José Vasconcelos en el ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Eulalio intentó reconstruir en medio de la violencia desatada por sus aliados --villistas y zapatistas-- que habían llegado primero a la ciudad de México.

Al arribar a la capital, el nuevo presidente desistió de utilizar el Palacio Nacional para despachar los asuntos del gobierno. Eufemio, el hermano de Zapata, había utilizado una parte del viejo edificio colonial como caballeriza y cuartel para sus tropas -no podía esperarse menos de alguien que imaginaba la silla presidencial como una silla de montar.

El 6 de diciembre de 1914, “consumó Villa su entrada triunfal a México -recordaría tiempo después Vasconcelos. Desfiló delante de Eulalio y su gabinete una lucida División, casi un Cuerpo de Ejército fuerte en treinta mil hombres con el agregado de los zapatistas. Se metió esta vez Villa a Palacio y aunque se mostraba respetuoso de Eulalio, se dejó llevar a la silla presidencial que nadie usaba y se retrató en ella”.

En términos formales, Eulalio era el presidente. Pero la realidad era otra. Villa y Zapata ejercían el poder a través del único lenguaje que conocían: el de las armas. Ninguno de los dos respetaba la autoridad presidencial, aplicaban la justicia por mano propia, intercambiaban prisioneros para luego fusilarlos y permitían a sus tropas el saqueo. Nadie, ni siquiera el presidente podía detenerlos.

La pesadilla terminó pronto. Sin un ejército propio con el cual hacer frente a los dos caudillos, Eulalio tomó la determinación de abandonar la ciudad en el más absoluto secreto. El 16 de enero de 1915, con un puñado de leales entre los que iba su ministro José Vasconcelos, dejó atrás la capital, no sin antes expedir un manifiesto donde denunciaba: “No solamente los generales Francisco Villa y Zapata han sido elementos perturbadores del orden social, sino que de una manera sistemática han impedido que el Gobierno entre a ejercer sus funciones en los ramos más importantes de la Administración”.

Acosados por villistas, zapatistas y carrancistas durante intensas jornadas, Eulalio y sus acompañantes finalmente pudieron alcanzar la frontera y refugiarse en Estados Unidos. Su efímero gobierno había demostrado que el país aún no estaba preparado para el orden legal, seguía vigente el caos revolucionario.

La década de 1920 rehabilitó a Eulalio Gutiérrez en la política nacional a donde incursionó como senador por Coahuila. Las armas lo llamaron de nuevo en 1929. Sin meditarlo mucho, se unió a la rebelión escobarista en contra del recién fundado partido oficial pero fue derrotado. Como en su juventud, el único camino viable fue abrazar el exilio. De regreso a México en 1934, cansado y sin fuerzas para seguir en los avatares de la política, se retiró a la vida privada. Una frase que alguien le escuchó años atrás había resultado profética: “el paisaje mexicano huele a sangre”.

Diciembre / 2005

Espeluznante información

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
diciembre de 2005

En muchos medios de comunicación se han publicado los datos recientes del SIDA dados a conocer por la ONU. 40 millones de personas están infectadas.

Todas las campañas mundiales fomentando el uso de preservativos, como la mejor forma de prevención contra la enfermedad, se muestran estériles si nos atenemos a los resultados. No sólo se bate el récord de contagios, sino que también ha aumentado este año el número de muertes por sida y, además, se disparan las enfermedades de transmisión sexual

El crecimiento de casos de sida en el mundo bate récord en 2003. Este año la epidemia del sida ha batido un desafortunado record: la tasa de incremento de casos es la más alta hasta el momento. Los últimos 12 meses cinco millones de individuos han pasado a engrosar la lista de infectados que ya cuenta con cuarenta millones en todo el mundo.

Son cifras del último informe sobre el sida en el mundo publicado hoy por el programa conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA, ONUSIDA, según el cual la epidemia sigue creciendo en el África sub-sahariana y se extiende en otros países.

En su informe, ONUSIDA señala que a pesar de los esfuerzos realizados en los países con mayor prevalencia, la cobertura de la terapia antirretrovírica sigue siendo ínfima en el África Sub-sahariana, por lo que hay que aumentar de modo radical los recursos y el compromiso político y asegurar que el acceso al tratamiento beneficia también a los pobres y a las mujeres.

En el documentos se cita a China, Indonesia, Papua Nueva Guinea, algunas repúblicas del Asia central, los Países Bálticos y el Zagreb como áreas donde la enfermedad está creciendo y pone a Vietnam como ejemplo de cómo puede surgir de pronto una epidemia donde existen altos niveles de consumo de drogas por vía intravenosa.

Además, se han detectado tasas de prevalencia del virus del 24 por ciento entre "los profesionales del sexo" de la ciudad de Ho Chi Minh y del 15 por ciento en Hanoi.

La baja prevalencia nacional del sida en China --en torno a un 0,1 por ciento de los adultos-- oculta el hecho de que hay en curso epidemias graves y concentradas desde hace años en diversas regiones y provincias y el número de casos se ha disparado últimamente.

Asia oriental y el Pacífico sigue teniendo pese a todo una prevalencia entre adultos del 0,1%, frente a un 0,5 - 0,7% en América Latina y del Norte, un 0,3% en Europa occidental, hasta un 0,9% en Europa oriental y Asia Central, entre un 1,9% y un 3,1% n el Caribe, y hasta un 8,5% en el África sub-sahariana.

Esta última región es la que registra el mayor número de adultos y niños afectados -entre 25 y 28 millones-, seguida del Asia meridional y sudoriental -entre 4,6 y 8,2 millones-, América Latina -1,9 millones- Asia Oriental y Pacífico - hasta 1,3 millones- y Europa oriental y Asia central: entre 1,2 y 1,2 millones.

En el Africa sub-sahariana, donde el año pasado se produjeron 3,2 millones de nuevas infecciones mientras que murieron 2,3 millones a consecuencia de la enfermedad, las mujeres tienen por lo menos 1,2 más probabilidades que los varones de contraer la epidemia, e incluso dos veces y media más entre las jóvenes.

En Botswana, Suazilandia, Lesotho y Namibia, la epidemia ha alcanzado "proporciones devastadoras": casi un 39 por ciento de prevalencia nacional en los dos primeros países mientras que en Lesotho, la incidencia entre las mujeres que acuden a los dispensarios prenatales es del 30 por ciento y de más de un 23 por ciento en Namibia.

Entre los países sucesores de la URSS, la Federación Rusa, Ucrania y los Bálticos --Estonia, Letonia y Lituania-- son los más castigados por la epidemia, que sigue propagándose en Bielorrusia, Moldavia y Kazajstán y se extiende a Kirguizistán y Uzbekistán. El número de seropositivos adultos en Rusia llega, según algunos cálculos, a 1,5 millones.

Por otro lado, puede haber hasta tres millones de consumidores de drogas intravenosas en Rusia, más de 600.000 en Ucrania y hasta 200.000 en Kazajstán, en su mayoría muy jóvenes.
En América Latina y el Caribe, los seropositivos son más de dos millones, de los que 200.000 contrajeron la enfermedad el año pasado. Las epidemias más graves se dan en Haití, con una incidencia nacional del 5 al 6 por ciento y la República Dominicana, donde los esfuerzos de prevención han estabilizado la prevalencia entre la población joven de la capital.

En EEUU, alrededor de la mitad de las casi 40.000 nuevas infecciones anuales se registran entre afro-americanos, y las mujeres de ese grupo étnico se infectan al mantener relaciones sexuales con sus parejas masculinas, que tienen un comportamiento bisexual. El sida es la principal causa de defunción de las afro-americanas del grupo de los 25 a los 34 años de edad

Las relaciones sexuales entre varones siguen siendo un importante factor de la epidemia en los países ricos --un 42 por ciento de los nuevos diagnósticos en el caso de EEUU y un 86 por ciento en Australia-- y la reaparición de otras infecciones de transmisión sexual apuntan a un regreso de los comportamientos de alto riesgo.

El mito de la Revolución Mexicana

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel
noviembre de 2005

"Un pueblo en revolución es como el mar encolerizado,
puede escalar las más altas rocas, pero no permanecerahí.
Jamás se abate un ídolo sino en beneficio de otro".

Querien Vangal.

La revolución irrumpió en la historia nacional y se apoderó del tiempo mexicano con una violencia sin precedentes. Movimiento continuo, hecho con el caos de la destrucción y la esperanza en el porvenir, fue la génesis de un México que volvió los ojos hacia su pasado inmediato y --como en el siglo XIX-- entrelazó su destino al de los caudillos.

En 1910 la república tenía 15 millones de habitantes. El setenta por ciento de la población era rural. El resto se encontraba en las ciudades y los centros fabriles más importantes: México, Veracruz, Guadalajara, Puebla y Monterrey. El setenta y dos por ciento no sabía leer ni escribir y la riqueza estaba concentrada en una pequeña oligarquía burguesa --la corte de don Porfirio-- que se enriquecía participando en una amplia gama de negocios públicos: obras, transportes, minería, petróleo, banca y comercio.

El México porfiriano tenía dos rostros. El del progreso material cristalizado en los casi veinte mil kilómetros de vías férreas, la red telegráfica que unía al país, líneas telefónicas en las zonas urbanas, el alumbrado eléctrico, las casas comerciales como El Palacio de Hierro o El Puerto de Liverpool. Obras públicas construidas con los sistemas de ingeniería más modernos del momento, como el desagüe del valle de México, el palacio de Comunicaciones, el puerto de Veracruz y los no menos importantes puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz mostraban al mundo las bondades del régimen.

El rostro de la desigualdad --la cara más oscura del porfiriato-- era lacerante. La hacienda se convirtió en el paradigma de la explotación. “Si quieren sembrar, que siembren en maceta” comentaban los hacendados de Morelos. En algunos lugares como Valle Nacional, Oax. y Yucatán, las condiciones de vida frisaban con la esclavitud. La situación no era mejor para los obreros. Con jornadas de trabajo de más de 12 horas, sin derecho a huelga y sin seguridad social, las fábricas se convirtieron en verdaderos polvorines. El porfiriato acabó con las libertades públicas. La sociedad abdicó de sus derechos políticos a cambio del oropel de la estabilidad y la paz social, anhelada casi por un siglo.

En 1910, el México bronco resurgió furioso de las entrañas de la nación. Tocó las fibras más sensibles de la conciencia colectiva. Contra los agravios políticos la respuesta fue “sufragio efectivo, no reelección”. Contra los agravios sociales el grito fue de “tierra y libertad”. El reclamo era legítimo: “Justicia y ley”. El instrumento justiciero no pudo ser más doloroso: la muerte.

La violencia revolucionaria destruyó el orden porfiriano y la estabilidad del país por décadas. Con excepción de Madero, los nuevos caudillos --antidemocráticos por antonomasia-- creyeron más en el argumento de las balas que en la fuerza de los votos. Durante más de veinte años tiñeron de rojo el ejercicio del poder e hicieron correr la sangre --propia o de extraños-- al acercarse la sucesión presidencial.

Un millón de víctimas ocasionó la revolución en el periodo 1910-1921, principalmente a partir de 1913. Setenta mil más generó la rebelión cristera entre 1926 y 1929. La mayoría de los muertos era gente pacífica, “civiles”, los “revolucionados” -como les llamó Luís González y González. Aquellos que prefirieron enfrentar la revolución desde la trinchera de la vida cotidiana, dentro de las haciendas, acompañados por sus familias o defendiendo sus pueblos de los propios revolucionarios, pero no tomando parte activa en las filas de los poderosos ejércitos norteños.

Una generación de hombres se perdió. No alcanzaron ni siquiera los cincuenta años de edad. La terrible paradoja fue que las víctimas no cayeron combatiendo al porfiriato o la traición de Huerta --causas iniciales y ciertamente justas--, sino a manos de la propia revolución mexicana que en un acto de canibalismo político, en abierta lucha por el poder, --entre emboscadas, traiciones y juicios sumarios-- los eliminó.

Dentro de la vorágine de la violencia, la familia mexicana padeció las terribles ambiciones personales de los caudillos, y en poco tiempo se desintegró. Padres e hijos marcharon al frente de batalla. Las mujeres, en ocasiones, siguieron el mismo derrotero y terminaron ayudando a bien morir a los combatientes. La hambruna, el saqueo, la violación, las epidemias --calamidades propias de la guerra-- azotaron por años la república.

De 1911 a 1940 la república tuvo dieciséis presidentes. Cuatro fueron restos del naufragio porfiriano. Los demás surgieron de los campos de la revolución. Ninguno pudo gobernar en condiciones normales. Por momentos, poder y muerte fueron sinónimos. Una revuelta anunciaba la siguiente. A una traición le seguía otra aun más sofisticada. El viejo refrán se hizo ley: “quien a hierro mata, a hierro muere”.

Los porfiristas dejaron el poder añorando la “mano dura” del dictador. Los revolucionarios fueron incapaces de cerrar la caja de Pandora y paulatinamente regresaron a las viejas formas de simulación y control porfirianas creando un sistema antidemocrático alejado de los principios fundamentales del movimiento iniciado en 1910. Años después, cuando Daniel Cosío Villegas escribió La crisis de México (1946) y anunció la muerte de la revolución mexicana a manos de su propio régimen, no se equivocó en su juicio: “Todos los hombres de la revolución mexicana, sin exceptuar a ninguno, resultaron inferiores a las exigencias de ella”.

El monumento a la revolución que se levanta soberbio en la plaza de la República es, sin duda, la máxima representación del fracaso histórico de México en el siglo XX. En él se refleja el fallido y desigual proyecto nacional del porfiriato y el derrotero de corrupción e impunidad que siguió el movimiento revolucionario iniciado en 1910. La dictadura de Díaz condujo al país a una guerra civil sin precedentes. La revolución, a una situación que por momentos ha tocado los límites del caos.

La flamante construcción nació como un sueño que debía mostrar al mundo la grandeza del México de don Porfirio. Entre las fastuosas obras públicas del régimen --como el edificio de Correos o el palacio de Comunicaciones--, el nuevo edificio estaba llamado a ser la sede y bastión del poder Legislativo.

Diseñado por el arquitecto Emile Bernard, la capital mexicana albergaría en la plaza de la República --que paradójicamente recibía ese nombre por el triunfo nacional alcanzado sobre los armas francesas y el imperio de Maximiliano--, una construcción al más puro estilo clásico del renacimiento francés: fachada de mármol, enormes columnas, frontón con altorrelieves, gran cúpula, acabados de ónix y esculturas monumentales que sólo hacían referencia a la cultura universal.

La construcción del nuevo Palacio Legislativo debía comenzar durante las fiestas del Centenario de la Independencia. Don Porfirio preparó todo para la magna celebración y a pesar de sus ochenta años de edad, a lo largo del mes de septiembre de 1910, en cada evento, en cada ceremonia, en cada acto mostró una fortaleza inquebrantable.

El día 23 el general Díaz inauguró las obras del futuro palacio Legislativo. Paradójicamente con la colocación de la primera piedra pretendía acallar el grito democrático que desde diversas cárceles de la república lanzaban Francisco I. Madero y sus partidarios. La clase política no vio --no quiso ver-- que las contradicciones sociales habían llegado a un límite sin retorno.

Para la oposición que, en el mejor de los casos operaba desde la clandestinidad, el futuro Palacio Legislativo era una farsa. Era la victoria de la forma sobre el fondo. De acuerdo con el diseño original, cuatro esculturas coronarían la obra: la Paz, la Elocuencia, la Juventud y la Verdad. Como ejemplo de arquitectura nadie dudaba que fuera majestuoso, sin embargo, el poder legislativo era oprobiosamente sumiso a la figura presidencial.

El Congreso había apoyado la pax porfiriana sustentada en la represión; tenía entre sus miembros notables y elocuentes oradores que pronunciaban magníficos discursos para alabar a su amo. La juventud era tan sólo un recuerdo: habían envejecido en sus curules viendo pasar ociosamente el tiempo y haciendo buenos negocios. Y la “verdad” no era un término que existiera en el vocabulario de los legisladores porfiristas. Durante 34 años habían sido cómplices de la dictadura.

La revolución acabó con los sueños de grandeza del porfiriato. El progreso material no pudo detener el avance de las demandas sociales y políticas y la vieja estructura del poder se vino abajo por algunas décadas para luego ser retomada y mejorada por el sistema político mexicano. Las obras del palacio legislativo quedaron inconclusas. Como vestigio de los tiempos de don Porfirio, la gran cúpula --única parte que alcanzó a realizarse-- presenció los azarosos tiempos revolucionarios.

La salida de Porfirio Díaz rumbo a Veracruz y al exilio eterno anunció el inicio del siglo XX mexicano. La entrada de Madero fue apoteótica, una luz de esperanza fincada en las libertades públicas parecía anunciar un tiempo nuevo. El golpe de estado de Victoriano Huerta y el asesinato de Madero acabaron con la incipiente democracia y dieron inicio a los años más violentos del movimiento armado. Vendrían entonces las sucesivas ocupaciones de la capital mexicana; seducidos por el poder Carranza, Obregón, Villa, Zapata la tomaron sin miramientos. Desde 1915 la revolución se volvió contra sí misma: hambre y muerte sacudieron a la población de toda la república. En 1917, una nueva Constitución excluyó a buena parte de la vieja guardia revolucionaria.

A pesar de todo, la cúpula del palacio legislativo seguía en pie y atestiguó el canibalismo revolucionario en su máxima expresión. Pudo ver a Carranza, que siempre fue receloso de Madero, coludido y complacido con la muerte de Zapata (1919). A Obregón y Calles eliminando al molesto Primer Jefe (1920). A los mismos sonorenses, dando cuenta de Villa (1923). A Calles disfrutando del poder absoluto luego del magnicidio de Obregón (1928). A Cárdenas expulsando del país al Jefe Máximo, don Plutarco (1936 y creando, por decreto, el corporativismo, que tanto daño le ha hecho a México –en el seno del corporativismo se han maquilado la “Pléyade” de líderes corruptos que han lacerado a México. Junto a los grandes caudillos, una generación de hombres honestos --casi todos improvisados generales-- desapareció a manos de la traición y el asesinato.

A partir de 1929, con la fundación del partido oficial (PNR), la palabra Revolución adquirió un sentido profético. La Revolución se convirtió en el paradigma de la historia mexicana. En la verdad absoluta. De ella debía emanar el bienestar, el crecimiento, el desarrollo, el progreso, la justicia social, la educación. Todo se entendía a través de la palabra Revolución. Fuera de los regímenes emanados de ella todo era oscuridad, anarquía, rezago y pobreza. Cualquier voz disonante, se convirtió en un enemigo del sistema.

El partido oficial borró de la conciencia nacional las traiciones políticas de los caudillos reconciliando a los viejos revolucionarios a través del discurso y de la manipulación de la historia. Nació así uno de los grandes mitos: “el pueblo decidió romper las cadenas de la opresión porfirista y como un sólo hombre, unido hasta el final, tomó las armas el 20 de noviembre de 1910”.

La vieja cúpula que, al iniciarse la década de 1930, aún asomaba por encima de la cada vez más populosa ciudad de México, encontró un nuevo destino. Para coronar la ficción histórica del movimiento revolucionario, en 1933 el arquitecto Carlos Obregón Santacilia propuso aprovechar la estructura inconclusa del palacio legislativo porfiriano para construir un monumento que mostrara la grandeza y fortaleza del movimiento libertario de 1910. La sólida construcción de piedra tardó cinco años en concluirse y el 20 de noviembre de 1938, la sombra del nuevo monumento sirvió de escenario para la celebración del vigésimo octavo aniversario de la “heroica gesta” de 1910.

La escena volvía a repetirse: para los pocos críticos de la revolución el monumento era una farsa. Forma sin fondo. Los cuatro grupos escultóricos que remataban cada una de sus columnas representaban a la independencia, las leyes de Reforma, las leyes obreras y las leyes agrarias. Pero con un sistema que decidió gobernar discrecionalmente y basado en la impunidad, las leyes no significaron nada.

Con el paso del tiempo, diversas urnas con restos mortales ocuparon un lugar en aquella gélida construcción de piedra. Lo que no pudo lograr el “interés nacional” o el amor a la patria durante la etapa armada de la revolución, lo consiguió el sistema político mexicano con buena dosis de historia oficial: reunir a los principales jefes --Madero, Carranza, Villa, Calles y Cárdenas-- en un mismo espacio, sin posibilidad alguna de nuevas confrontaciones. Y como los muertos no tienen derecho de réplica, los caudillos debieron conformarse con su triste destino: dormir el sueño eterno junto a sus viejos enemigos. Año con año, cada 20 de noviembre, aún se escucha cómo se revuelcan en sus tumbas los hombres de la revolución.

El Síndrome Triple D

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

"La más antigua de todas las sociedades y única natural es la familia".

Decadencia = Pérdida de fuerza física o moral.
Degradación = Humillación, envilecimiento.
Deterioro = Pérdida de los valores.

Tres palabras que empiezan en “D”, tres palabras cuya acepción se entrelaza y conforman un calificativo ad hoc a la familia universal actual. Todo se globaliza y el Síndrome Triple D (decadencia-degradación-deterioro) también.

Tema cotidiano en la actualidad es la Inseguridad, toda la sociedad se quiebra la cabeza pensando cómo combatirla. Si bien es cierto que es una utopía el sólo pensar que se puede erradicar totalmente ---recordemos que la perfección es inexistente---, sí, cuando menos, se puede ---obviamente con mucha voluntad y trabajo tesonero--- abatirla a niveles tolerables.

De entrada se antoja imposible controlar la inseguridad, pero empecemos por analizar quienes y qué la producen. Obviamente quienes la producen son seres humanos ---si es que así se les puede considerar--- depravados ---tirando a o casi bestias---, seres “enfermos” de mente perversa, para quienes sus semejantes, sin distinción de genero o edad, les importan un bledo ---por no decir nada--- y que igual los golpean o les cortan un dedo o una oreja que los matan a sangre fría. Ya definimos quienes, ahora entremos al qué, este qué es lo mismo que define la mata de quienes, o sea lo que engendra a los seudo seres humanos que, convertidos en delincuentes, producen la violencia de la que deriva la inseguridad. Finalmente, ambos contextos tienen un origen común: la familia. Conclusión lógica si consideramos que la familia es la célula fundamental de la sociedad.

Decadencia, degradación y deterioro ---el Síndrome Triple D (STD) --- de la familia está haciendo más, pero muchísimo más, estragos que el SIDA. Y no es cuento ni exageración, para curar el SIDA se están gastando millones de dólares en investigación y no dudo de que pronto encuentren la droga maravillosa que lo cure, y lo que es mejor, que lo prevenga. Pero para curar y/o prevenir el STD el único camino es voluntad para recuperar los valores morales de la familia, cosa que para los seres humanos es punto menos que imposible, no hay dinero en el mundo que lo compre; ya la humanidad no tiene capacidad para ello.

Sabemos que el problema en si no es nuevo, en realidad es tan viejo como la humanidad misma, pero los frenos ---los “tabú” del que ahora los “intelectuales” se burlan--- que mantenían controlado el problema se perdieron. Gregorio Marañón escribió: “El miedo de la sociedad pacata a que desaparezca la familia y se hunda el mundo, cada vez que este da un estirón en su crecimiento, es tan antiguo como la creencia de la venida inmediata del anticristo o del fin del mundo, sin embargo ese temor hace que la familia perdure y sólo los necios se burlan de ello”.

De una familia que conserva sus valores morales emanarán personas con altas probabilidades de ser responsables, lo contrario sería excepción. De una familia con STD emanarán personas con altas probabilidades de ser delincuentes, lo contrario sería excepción. En la actualidad proliferan los llamados niños de la calle, seres humanos carentes de familia, que crecen como parias de la sociedad, y que ésta debería procurarlos con efectivo altruismo y no nada más de dientes para afuera --tema del discurso cotidiano--, pues es en ese medio donde se incuba la delincuencia.

La violencia, de la que sobresale la familiar, es una de las peores formas de discriminación y de violación de los derechos humanos, es un obstáculo para el desarrollo sustentable de la sociedad, pues tiene efectos sociales y culturales adversos en grado superlativo. Y como es natural, siempre los más perjudicados son los más vulnerables: niñas y niños, mujeres, adultos mayores y discapacitados.

Con respecto al maltrato infantil, se debe reconocer que en la mayoría de las ocasiones se presenta en un contexto de violencia intrafamiliar y ocurre en todos los niveles económicos, sociales e intelectuales. En el caso de la violencia contra las mujeres, los estudios realizados han demostrado que ese tipo de violencia no distingue grupos socioeconómicos, edad o niveles educativos, ésta se observa en las calles, en los lugares de trabajo, en las escuelas y más aún, en lugares tan privados como el seno del hogar. Esto echa por tierra de que la pobreza es la que engendra este mal y, por el contrario, refuerza la tesis que sustento de que es la pérdida de los valores morales.

Pese a que es un fenómeno que se ha dado desde tiempos remotos, es en años recientes, con la aparición y desarrollo del STD, cuando el maltrato de niñas, niños y mujeres en el ámbito familiar ha venido transitando de un tema vedado, oculto, a un problema de salud pública.

Según registros de organizaciones internacionales, dependiendo del país, de un 25 a un 75 por ciento de las mujeres, niñas y niños son maltratados física y mentalmente en sus hogares. Obviamente, como siempre, nuestro país destaca entre los de más alto porcentaje. Lo dicho, a nivel mundial, en todo lo malo México figura entre los más altos y en todo lo bueno figura entre los más bajos.
Nov. / 2004