viernes, 13 de agosto de 2010

¿SORPRESA?

 

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Octubre / 2008

 

 

«La corrupción de lo que hay de mejor es la peor»

 

 

Noticia sorpresiva para  nosotros los mexicanos:

: "México fue ubicado en el lugar número 72 de un total de 180 países menos corruptos, evaluados por la Organización Transparencia Internacional. "

Caramba creo que definitivamente no nos esperábamos eso, en realidad yo me esperaba que anduviéramos por ahí del último lugar, quizás el 175, pero no menos.  Y es que francamente no es para menos, dada la gran corrupción que ha invadido todo: policía, funcionarios gubernamentales, empleados burócratas y, para que seguimos, a la sociedad entera.

Pero volvamos a la noticia, México mantiene el mismo lugar que ocupó en 2007 en el Índice de Percepción de la Corrupción, presentado cada año en Berlín por ese grupo dedicado a denunciar la corrupción política en el mundo.

Dinamarca, Suecia y Nueva Zelanda son los países menos corruptos del mundo, mientras Somalia, Myanmar e Irak tienen el peor índice en ese problema, de acuerdo con el informe.

Pero somos tan especiales los mexicanos, que en vez de darnos vergüenza el lugar obtenido hay quien lo festeja como si fuera un gran logro ¡acabáramos! 

Sabemos y estamos concientes de que la corrupción es propia de la naturaleza humana y que es una verdadera utopía pensar que puede eliminarse totalmente, pero la lucha real para bajarla a niveles tolerables y mantenerla controlada, la cual debe darse por la sociedad entera, no se da, parece imposible lograrlo.  La corrupción se da en todos los sectores, claro que la más notoria, la que más se critica, de la que más nos quejamos y que más daño hace, es la que se efectúa en el sector oficial.  Pero seamos claros que toda, en su conjunto, se ha convertido en un verdadero flagelo para México.

"¡QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA QUIEN ESTÉ LIBRE DE PECADO!"  Fueron las palabras que pronunció Jesucristo a muchedumbre que trataba de apedrear a la mujer adultera –delito altamente castigado con una piedriza en aquel tiempo—, así todos los que ya tenían piedra en mano, listos para arrojársela a la indefensa mujer, voltearon para verse las caras unos a otros, se quedaron estáticos y acabaron por dejar caer la piedra..  Parafraseando aquella sentencia, podemos decir ahora: "Que tire la primera piedra quien no haya cometido un acto de corrupción", todos nos miramos las caras unos a otros, nos sonrojamos de vergüenza y acabamos por dejar caer la piedra, a todos nos ha salpicado la corrupción de un modo u otro.

Cuando se hizo del poder la "Trinca Infernal" –PNR-PRM-PRI)--  en 1930, el pueblo mexicano estaba abierto para encausarse a una organización democrática, honesta y responsable; pero no sólo desperdiciaron lamentablemente esa oportunidad, sino que se fueron para el lado contario.  Ahí nació la pudrición en que se encontraba nuestro país en año 2000, cuando llegó a su fin la hegemonía de la Trinca. 

Es tan enorme esa podrida carga, que para revertirla se necesitaran muchísimos años y eso a trabajo sostenido.  Fueron 70 años, equivalentes a 1 cuatrienio (Pascual Ortiz Rubio-Abelardo Rodríguez) y 11 sexenios (Cárdenas, Ávila Camacho, Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, y Zedillo), 13 "magníficos" ejemplares de la ganadería robolucionaria.  Unos más que otros, pero todos al fin pusieron su grano –o roca— de arena para encaminar a México --la patria que juraron llevar a buen recaudo--  a la cultura de la corrupción.

Según los especialistas en eso del cálculo de probabilidades, el mal se aprende más rápido que el bien en proporción de 1 a 4, por lo que, –considerando esta proporción como correcta, se necesitarán 280 años para revertir el mal.  O sea que se necesitará el trabajo positivo y sostenido de 46.67 sexenios, el equivalente a 11.2 generaciones de mexicanos –considerando 25 años por generación.  Claro, sin considerar que pueda atravesarse un problema fortuito que dé al traste con lo que se haya logrado en bien.  ¿Cómo la ven?, como diría mi compadre el Che Sarnudo: "macanudo che".

Sería muy interesante hacernos un auscultación honesta –sueño utópico--  del porcentaje de mexicanos que ponen empeño en, ya no digamos combatir, sino evitar la corrupción.  No quiero pecar de adivino, pero se me hace que andamos muy bajos.  Cuantos evitan por ejemplo dar una "propina" –me causa repudio la palabra mordida--  al agente de tránsito para evitar la "lata" de ir a pagar una multa porque se pasó un alto, o porque se estacionó en lugar prohibido.  O darle "propina" a un servidor público para que agilice un trámite.   O a comprar en la fayuca o con la piratería, a pesar de que sabemos que le hacemos un daño al país al apoyar la evasión del pago de impuestos.  Y así podemos seguir anotando los renglones dende aparece la corrupción.  Y esto por parte y responsabilidad de la sociedad en general.

Reducir este maldito defecto –conste que eludo decir "acabar", como antes se ha explicado--  a niveles tolerables a corto plazo lo considero imposible y menos con la apatía que demuestra la mayor parte de la sociedad.

¿Cambiaremos nuestra cultura del "importamadrismo" o del "yo exijo todo a cambio de nada"?  O lo que es lo mismo: tengo derechos pero no obligaciones

Mexicano. ¡TU TIENES LA PALABRA Y LA ACCIÓN!



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