Noviembre / 2008
Es un hecho cada día más palpable que el modelo de sociedad se está decidiendo en el campo cultural y social. Es ahí donde se está librando la verdadera batalla.
Durante decenios la izquierda ha construido sus iconos culturales, basados casi siempre en la mentira, mientras la derecha se dedicaba a la economía y "de esos polvos vienen estos lodos".
Aunque son importantes, no es en la economía, ni en el mundo del derecho o de la política de salón donde se decide el futuro de nuestra sociedad.
Hace algún tiempo, un amigo me hizo la siguiente reflexión: "¿No te resulta curioso que la mayoría de los padres de 'derechas' animemos a nuestros hijos a estudiar derecho, economía o ingeniería?
"Pocos o ninguno les anima a ser creativos, artistas, comunicadores, líderes sociales o asociativos. Nos ganan la batalla cultural y la sociedad será suya, mientras nosotros nos dediquemos simplemente a buscar el bienestar económico y la posición social, a la vez que lloriqueamos y protestamos cuando algo no nos gusta".
En cualquier debate, los izquierdistas, cuya gran mayoría tienden al radicalismo, se distinguen, en el uso de términos agresivos –muchas veces insultantes-- al calificar a cualquiera que no piense como ellos. Ellos se abrogan el derecho de calificar a su antojo a cualquiera que ose siquiera a vislumbrar alguna diferencia, por pequeña que sea, en la forma de pensar o actuar.
En los debates camerales basta oír a Valentina Batres, Pablo Gómez, Monreal, Graco Ramírez, entre otros muchos otros, para darse cuenta de ese "pequeño" distintivo. NVÍANOS TU ARTÍCULO O COMENTARIO
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