jueves, 3 de enero de 2008

¿Sabías que.....?

Por: MaGdubell

“Saber que se sabe lo que se sabe, y saber
que no se sabe lo que no se sabe: sabiduría”.

Karr

“Esto sólo sé: que no sé nada”. Así respondió Sócrates al oráculo de Delfos, que le había calificado como el más sabio de los hombres. Estas palabras se han considerado siempre como la fórmula de la sabiduría.

El ser humano, por naturaleza, es ávido de aprender de todo, lo bueno y lo malo, lamentablemente es más fácil y socorrido aprender lo malo. Pero de cualquier manera, independientemente de la calidad, generalmente se inclina por lo práctico, por lo banal, lo que le pueda significar obtener bienes materiales fácil y rápidamente, y......de la moral, ¿quien se acuerda?, para desgracia del ser humano muy pocos.

Así, el ser humano aprende muchas cosas pero, al paso del tiempo, cuando, también por naturaleza, se da cuenta de que la importancia de lo moral va adquiriendo dimensiones mayores, se da cuenta también de que no sabe nada, y de que el campo del conocimiento humano es infinito, inalcanzable para la mente humana. De ahí que la respuesta de Sócrates al oráculo de Delfos es la fórmula de la sabiduría.

En este contexto, hace varios años, un hombre de aproximadamente 60 años, que trabajaba como encargado de la limpieza en las instalaciones de una universidad, dio a un joven y prestigiado catedrático una enseñanza que nunca olvidó, y que mucho lo ayudó a normar la ética de su vida en general.

Aquel trabajador, hombre honesto, amable y de un elevado espíritu de servicio, siempre estaba presto para atender cualquier requerimiento de quien se lo pidiera, así fuera estudiante, profesor u otro trabajador de la institución. Era, por ello, apreciado y espetado por todos. Sin embargo, en el ambiente de los estudiantes, y aunque no lo externaban abiertamente, lo tenían catalogado como un anciano loco; ambiente que por inercia, queriéndolo o no, traspasaba hasta el medio docente.

Una mañana, durante la época de exámenes, el joven catedrático se encontró en su cubículo al trabajador, que estaba inspeccionando la limpieza, quien en forma extremadamente amable, como era regularmente su costumbre, lo saludó y se puso inmediatamente a sus órdenes. El catedrático, haciendo una caravana con la cabeza, le contestó el saludo y le agradeció su ofrecimiento. Como estaban solos y había tranquilidad en el ambiente, el trabajador se animó y le dijo al catedrático: -“Debe ser mucho muy interesante y avasalladora la ciencia y la tecnología, pero con ellas se pierden los valores y sentimientos humanos”.

El catedrático, mirándolo a soslayo, le contestó: -Yo no lo creo así, ¿por qué piensa eso?

Entonces el trabajador, sacando de un pequeño morral que llevaba colgado del hombro un papel doblado, le dijo al catedrático: -“Quisiera, si usted me lo permite, prestarle esta carta que me dio mi abuelo cuando yo era púber, para que la lea después con calma. En ella cuestiona sobre aspectos importantes de las relaciones humanas que generalmente se soslayan o simplemente se ignoran. Léala y medítela”.

El catedrático aceptó la carta, la guardó en su portafolios y se alejó rumbo al aula donde impartiría su cátedra. Horas después, ya de regreso a su cubículo, se acordó del encuentro de esa mañana con el trabajador y de la carta, abrió su portafolios, sacó la carta, la miró un rato, la desdobló y procedió a leerla. Leyó la carta detenidamente, al terminar se quedó meditando por un buen rato, dobló la carta y la guardó, pero al mismo tiempo, susurrando para sí mismo, dijo: -“que gran verdad hay en esto, Sócrates tenía razón, estudiamos, aprendemos y creemos que sabemos mucho, pero en realidad no sabemos nada, sobre todo de lo que más importa”. Pero, ¿qué decía la carta?, abrámosla y leámosla:

«Querido nieto:

El ser humano, en su afán de aprender se olvida de lo mas importante que son las relaciones humanas. En esto esta el fundamento de su propio bienestar que es el fin último de su propio bienestar. Conocerte bien a ti mismo es conocer a tus semejantes. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Si tu no te conoces y amas a ti mismo, ¿cómo puedes conocer y amar a tus semejantes?

Ø ¿Sabías, que los celos hacia una persona suceden cuando la quieres de verdad?
Ø ¿Sabías, que las personas que parecen ser muy fuertes, son las más débiles?
Ø ¿Sabías, que las personas que siempre defienden a los demás son los que más necesitan que los defiendan?
Ø ¿Sabías, que las tres palabras más difíciles de decir son: Te quiero, Perdón y Ayúdame. Las personas que lo dicen son las que realmente lo necesitan o lo sienten, y son las que más debes valorar, porque lo han dicho?
Ø ¿Sabías, que las personas que ocupan su tiempo en hacerle compañía a los demás, ó ayudarlos, son las que más necesitan de tu ayuda y de tu compañía?
Ø ¿Sabías, que las personas que se visten de rojo son las más seguras de sí mismas?
Ø ¿Sabías, que las personas que se visten de amarillo son las que disfrutan más de su belleza?
Ø ¿Sabías, que las personas que se visten de negro son las que quieren pasar desapercibidas, y necesitan de tu comprensión y ayuda?
Ø ¿Sabías, que cuando ayudas a alguien se te devuelve esa ayuda al doble?
Ø ¿Sabías, que las personas que más necesitan de ti son las que no te lo dicen?
Ø ¿Sabías, que es más fácil decir lo que sientes si lo escribes que si se lo dices a la persona de frente?
Ø ¿Sabías, que tiene más valor lo que cuesta hacer o decir que lo que te cuesta y tienes que pagar con dinero?
Ø ¿Sabías, que los seres humanos superiores no se apenan por sus desdichas; pero sí por las ajenas?
Ø ¿Sabías, que si pides algo con mucha fe, y a esa fe sólo le ves el lado positivo, se te cumplen las cosas?
Ø ¿Sabías, que puedes hacer tus sueños realidad, como: el amor, el dinero y la salud, si lo pides con fe, y que, si realmente lo supieras, no te estarías maravillando de lo que puedes hacer con ella?
Ø ¿Sabías, que los que posees nobles sentimientos, sufren con los que sufren y gozan con los que gozan?
Ø ¿Sabías, que debemos ser clementes en nuestros juicios?
Ø ¿Sabías, que es preferible la bondad a la inteligencia?
Ø ¿Sabías, que para aplacar a las personas es preferible la bondad y la justicia?
Ø ¿Sabías, que en la bondad de tus acciones encontrarás la fuente de tu alegría?
Ø ¿Sabías, que si eres bueno y te acontece algo malo, forzosamente tiene que ser para tu bien?
Ø ¿Sabías, que siempre debes ponerte del lado de los que sufren, ¡sean quienes sean!?
Ø ¿Sabías, que lo más digno de respeto en las personas es la bondad?
Ø ¿Sabías, que la capacidad de bien que hay en el alma humana es inmensa?
Ø ¿Sabías, que sin humildad es imposible concebir la felicidad?
Ø ¿Sabías, que no hay nada que produzca más satisfacciones espirituales que la humildad?
Ø ¿Sabías, que para que la grandeza de un hombre sea completa debe haber en ella humildad?
Ø ¿Sabías, que hay un placer exquisitamente espiritual en ser humilde y agradecido?

Actúa con sencillez en todo. Sé humilde. Piensa con modestia de ti. Ignora a los petulantes y soberbios, porque en ellos no hay nada, y de la nada, no hay por qué ocuparse; pero siempre sin dejar de ser clemente con ellos.

Tienes muchos deberes que cumplir para con tus semejantes, y uno de ellos, quizás el primero, es el de tratar de suavizar o mitigar sus penas. Tu poder para realizar el bien es inmenso. ¡No importa que no poseas bienes de fortuna, si sientes amor y compasión, si eres bondadoso y comprensivo, y si tu sonrisa está siempre presta a entregarse!. Los males son infinitos; pero los que puedes remediar son también infinitos.

Mas no creas todo lo que te digo, hasta que no lo compruebes por ti mismo. Si conoces a alguien que necesite cualquier cosa de las que te he dicho y que la puedes ayudar, dale tu ayuda, y verás que se te devolverá al doble, o ayúdate a ti mismo, y verás los resultados.

Si al mundo entero le quedaran veinticuatro horas de existencia, todas las líneas de teléfono se saturarían de personas que llamarían a alguien para decirle: “Lamento haberte hecho sentir mal”, “Perdóname”, “Te quiero”, “Te estimo”, “Te cuidas”, y hasta algunas veces “Siempre te amé pero nunca te lo dije”.

Mantén siempre, sobre todas las cosas y muy firme, tu fe en Dios. Recuerda que siempre está contigo a tu lado y que siempre cuentas con El. En el momento, hora y lugar que lo necesites, llámalo, estará contigo.

Algún día los locos moveremos al mundo.....o ya lo estamos moviendo. Hoy te paso la Estafeta de la Amistad a ti, trasmite estas ideas a todo ser humano que conozcas. No sientas mal si alguien te rechaza o se burle de ti, consérvala para otras personas más, siempre habrá quien te escuche con interés, y al final de tu vida sabrás que la portaste con dignidad.»


Diciembre /2002.

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