lunes, 28 de enero de 2008

La educación, insumo preciado en una sociedad sólida y piedra angular de su desarrollo

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


La educación como lo hemos dicho es el insumo más preciado en la construcción de una sociedad sólida, comprometida, competente, inteligente, hábil, una sociedad que sea capaz de sortear los obstáculos que implica competencia a nivel internacional, que tenga las habilidades que le permita insertarse plenamente en el avance de nuestro país.

Por eso los recursos que se destinan a la educación debemos de observarlos como una inversión en el capital humano del país, ahora bien, para que la educación tenga el efecto que deseamos debe ir acompañada de otras necesidades básicas que también se deben de cubrir, como la salud, alimentación, vivienda y es ahí donde la responsabilidad presupuestaria debe de imperar y encontrar un equilibrio entre las prioridades del gasto y los recursos disponibles.

Por eso una preocupación constante debe ser el uso adecuado del gasto público, uno de los principales fundamentos de la economía es que los recursos son escasos y es razonablemente fácil de aceptar, pues de existir e ilimitados no habría necesidad de discutir su uso ni fines, quizás ni siquiera su impacto, pues siempre existiría una fuente inacabable de estos, de lo cual debemos de echar mano.

Sin embargo, esto no sucede, debemos de operar en un contexto responsable, debemos también fiscalizar y hacer cumplir la norma que dicta que los recursos públicos no pueden ser utilizados con fines electorales, ni para cumplir caprichos de lideres sindicales.

Así también nos corresponde encontrar los mecanismos y procedimientos para que la burocracia se agilice y sea expedita, a los legisladores de la nación les corresponde conducirse con cordura y sensatez, pues sus decisiones ahora tendrán efectos en el futuro.

Es por ello que debe preocuparnos la fuente de ingresos del Estado, la cual evidentemente se refleja en la restricción presupuestaria a que está sujeto el gasto público. Al final de la legislatura pasada se presentaron dos iniciativas de ley de Educación Superior, lo cual considero un buen punto de partida para las deliberaciones y discusiones que precedan a su aprobación.

En este importante y complejo renglón que es la educación, piedra angular son los maestros. Cuan lejos quedó la responsabilidad, casi sagrada, de los mentores, que hacían de ella un verdadero apostolado. Recordar aquellas palabras que don Miguel de Unamuno escribiera a don Gregorio Marañón: “Ninguna actividad sistematizada y repetida influye en la Psicología y luego en la vida entera tan hondo como la rutina de enseñar”.

Esa mística quedó en el olvido, ahora los maestros han “logrado conquistas irreversibles” (?) y ya encontraron la rutina para destruir lo poco logrado con el esfuerzo titánico de ejemplares mentores que en México han sido. Pero como siempre sucede, cuando el mal cunde se traga al bien; así los maestros disidentes ---de lo único que disienten es del orden, la disciplina, la responsabilidad y el patriotismo--- convertidos en verdaderos trogloditas se lanzan a las calles a escandalizar y a destruir, dizque para hacerse notar y les hagan caso, creándose con esto, para sí mismos, una imagen totalmente opuesta a la deberían tener, y en vez de educar, deseducan.

Los líderes vivales manipulan como borregos a sus seguidores y de hecho ya convirtieron sus manifestaciones en un modus vivendi, situación por demás descarada dada la incongruencia de su eterno y aberrante pliego petitorio. Incongruente es que pidan y pidan en exceso, a sabiendas que un país con carencias económicas, como el nuestro, jamás podrá cumplir sus exigencias; además, piden y piden sin merecerlo siquiera. Por otra parte, cabe la pregunta: ¿cuánto le cuesta a la nación, moral y materialmente, los paros y manifestaciones que llevan a cabo rutinariamente (como dijo un estudiante de 6° año de primaria de Ixtepec: “cada tercer diario, un día si y otro también”)?

En síntesis, los maestros disidentes son culpables del delito de lesa patria, pues independientemente del daño económico a la nación, están afectando a lo más sagrado que tiene la patria que son sus niños y jóvenes.

Es bien sabido, por los índices que maneja la ONU, que México se encuentra entre los países mas rezagados en el renglón educativo, y el Estado de Oaxaca es de los más rezagados en nuestro país ---junto con Guerrero, Chiapas, Michoacán y Tabasco, coincidentemente en donde más presencia tienen los maestros disidentes---, lo que debe hacernos meditar seriamente para reaccionar positivamente.

El asunto que tenemos entre manos no es menor, nada más y nada menos que la formación humana, física, intelectual, moral de la niñez, de la juventud y de todos los mexicanos que también es piedra angular del desarrollo de México y una estrategia de largo plazo.

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