domingo, 7 de septiembre de 2008

MI CÓDIGO DE ÉTICA

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

La lealtad es la virtud más excelsa del ser humano y la traición la más vil de las deslealtades. La traición siempre me ha lastimado mucho -- venga de quien venga y vaya a quien vaya.

Dios quiso concederme que ya heredara los genes de mis amados e inolvidables padres, y con ellos sus preciadas virtudes: Nobleza – traducida en grandeza de alma – y Benevolentes – jamás rencorosos.

Siempre he tratado de ser así, y, en ese andar por la vida, muchas veces he jugado, a los ojos de la gente, el papel de tonto o dejado; mas no me pesa, porque mi conciencia así me lo ha dictado y está tranquila. Doy gracias a Dios que siempre me brinda la fortaleza para seguir adelante.
Mas, como humano que soy, he cometido muchos errores, los he reconocido así, me he arrenpentido y he tratado de enmendarlos; ruego al Señor que, con su infinita misericordis, me perdone, sometiendome a su juicio divino. Hágase en mi su santísima voluntad.
Yo vine al mundo para construir y no para destruir. Ruego a Dios que me de la gracia para terminar mi vida caminando por ese sendero.

Del pensamiento filosófico de Querien Vangal, extraigo lo siguiente:

“No quiera Dios que estas mis canas, nacidas al servicio de mi patria y de mi familia, las manche yo con algunos deservicios suyos y afrenta mía por todo el oro del mundo


Enrique Galván-Duque Tamborrel
Febrero de 2003

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