domingo, 28 de septiembre de 2008

Cada vez hay más personas y parejas multirraciales en EE.UU.

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Rachel Lerman es un ejemplo acabado de una persona multirracial, nació en 1967 en Boston, hija de una mujer blanca católica romana y de un hombre negro de Nigeria. Fue adoptada por una pareja blanca, que le inculcó la fe judía.
Al terminar la universidad, conoció a Alex Díaz-Asper, católico de Miami, hijo de un español y una cubana. Se casó con él a los 33 años y se radicó en Adams Morgan, un barrio multicultural de Washington.
Hace tres años, tuvo mellizos: Alejandro y Miguel. El primero tiene ojos marrón, rizos y piel morena. Miguel es rubio, de ojos azules y cachetes rosados. Tiene el aspecto típico de un irlandés.
Lerman, quien tiene piel morena y cabello rizado, no podría sentirse más orgullosa de sus hijos. Sin embargo, cuando van a un parque o a un almacén, recibe miradas curiosas y le hacen preguntas molestas.
"¿Eres la niñera?", "¿Miguel es adoptado?".
Aun hoy, cuando la inmigración y las nuevas actitudes sociales hacen que la población multirracial crezca a un ritmo 10 veces superior al de la población blanca en Estados Unidos, según la oficina del censo, las personas de distinto origen étnico pueden sentirse marginadas en una sociedad que todavía no ha dejado atrás todos sus complejos raciales.
La candidatura presidencial de Barack Obama, quien es hijo de madre blanca y padre negro, ha revivido el debate sobre las actitudes raciales.
Si le pregunta a cualquier persona que combina más de una raza, le dirá seguramente que hay una mayor aceptación de parejas birraciales y de niños que no tienen el mismo origen étnico de sus padres.
Sin embargo, mucha gente que promueve la aceptación de las personas multirraciales afirman que las actitudes de la gente frente a este fenómeno varían según la región, la clase social y la edad.
"A uno siguen catalogándolo por su aspecto físico", dijo Heather Tarleton, de 28 años, profesora de biología de la Universidad de California de Los Angeles y presidente del Círculo Familiar Interracial, fundado por su madre, quien es negra, y su padre, quien es blanco.
"Una pasa la mayor parte de su vida tratando de explicarle a la gente quien es. Y cuando ya saben quien eres, te siguen identificando con cierta raza. O sea, uno nunca es un individuo con distintas características, sino la parte de tu persona que alguien elige", expresó Tarleton.
Las personas de origen multirracial se preguntan si esta nación --con su historia de esclavitud, de acciones terroristas perpetradas por el Ku Klux Klan y de un erotismo ilícito entre negros y blancos--, está lista para aceptar totalmente no solo a blancos y negros, sino también a aquellos con piel morena de distintos tonos.
¿Por qué, desde que nacen hasta que se van a la tumba, se les pide que determinen una etnia específica, para que no se la asignen otros?
¿Cómo es que aún hoy, si un policía detiene a alguien de ascendencia euroafricana por una infracción de tránsito ve a una persona negra, no a una blanca?
¿Y por qué se siguen usando términos como "raza" y "mezcla" para describir variantes genéticas, culturales y sociales en la raza humana, que es una sola?
¿Por qué tantos blancos y negros siguen aceptando la noción de que si alguien tiene "una gota" de sangre negra, es negro, algo que contribuye a aumentar las divisiones raciales?
Rachel Lerman se hace esas preguntas todos los días.
Para evitar confusiones cuando sale con su hijo de piel clara, le compró a Miguel una camiseta que dice, "ella es mi mami, no mi niñera".
El año de 1967 fue especial para esta sociedad multirracial, porque se distribuyó la película "Adivina quien viene a cenar" con Sidney Poitier, sobre la aceptación de una pareja interracial por parte de los padres, y porque la Corte Suprema anuló una disposición que impedía a los blancos casarse con personas de otras razas en el estado de Virginia. Ese fallo derivó en la anulación de medidas similares vigentes en otros 15 estados.
La aceptación de los matrimonios interraciales ha aumentado significativamente, pero todavía hay restos de intolerancia, incluidos actos de hostigamiento y amenazas en la calle. El año pasado dos individuos fueron condenados a prisión por esparcir mercurio alrededor de la casa de una pareja interracial
"He entrevistado a mucha gente cuyos padres les retiraron la palabra porque se casaron con alguien de otro grupo (étnico), gente que no habla con sus padres desde hace 30 años", comentó Michael Rosenfeld, profesor de sociología de la Universidad de Stanford.
Agregó que, a pesar de todo, a medida que aumentan las uniones interraciales, "aumenta su aceptación por parte de la sociedad".
Esa aceptación se refleja en parte en el hecho de que la lista de celebridades más populares del país incluye a figuras como Tiger Woods, Halle Berry, Derek Jeter y Jessica Alba. Woods una vez se describió a sí mismo como "cablinasiático", porque entre sus antepasados tiene a caucásicos, africanos, indígenas americanos y asiáticos.
Las personas multirraciales representan el 1,6% de los 302 millones de habitantes que tiene el país. Pero se multiplican a un ritmo diez veces más grande que el de los blancos, de acuerdo con el portavoz de la Oficina del Censo Robert Burnstein.
La diversidad racial está dejando de ser una carga y, por el contrario, es algo bien visto por los anunciantes.
"Se hacen avisos publicitarios con parejas que combinan un blanco y un negro", dijo Jerome D. Williams, profesor de publicidad y estudios afro-estadounidenses de la Universidad de Texas, con sede en Austin.
Williams afirma que cuanto más joven una persona, mayores son las probabilidades de que conozca a alguien de origen multirracial y de que la acepte tal y como es.
Las personas multirraciales saben que tienden a ser encasilladas y que las descripciones que hacen de ellas no siempre se ajustan a la visión que ellas tienen de sí mismas.
Obama, por ejemplo, es descripto generalmente como el primer candidato negro con posibilidades reales de ascender a la presidencia, pese a que es hijo de madre blanca.
Pero no tiene problemas con esa definición. "Me considero un afro-estadounidense. Me tratan como uno y me siento orgulloso de serlo".
Megan Hughes, una mujer blanca de 32 años de Washington casada con un negro, dice que no sabe como criar a su hija. "Todavía no hemos dado con un término que defina nuestra relación y a nuestra familia", expresó. "A mí me gusta la palabra 'mezcla', pero mi esposo dice que suena a licuado".
Hay quienes sienten que los están mirando de un modo incómodo cuando están solos en la cafetería de la escuela o en un centro comercial, y dicen que tienen que manejarse con cautela cuando se encuentran con amigos exclusivamente blancos o exclusivamente negros.
Por ello, los padres deben asegurarse de que sus hijos no tienen problemas con su origen multirracial y sepan resistir las presiones para que se ubiquen dentro de las categorías tradicionales, opina Nancy Brown, enfermera y psicoterapeuta de 55 años de Los Angeles.
Brown, blanca judía de ascendencia alemana, está casada con un negro y tiene dos hijas. En la década de 1980 fundó al grupo de apoyo Estadounidenses Multirraciales en el sur de California.
"Noté que las parejas interraciales sufrían porque sus hijos eran obligados a elegir una identidad u otra, lo que, de hecho, implicaba optar entre un padre y otro", manifestó Brown.
Todo eso está cambiando.
"La candidatura de Obama ha revitalizado el movimiento multirracial", dijo Louie Gong, vicepresidente de la Fundación Mavin, de Seattle, abocada a los temas multirraciales.
Gong, quien es de ascendencia india, china y europea, afirmó que "los estadounidenses se ven obligados a comprender las limitaciones de estas categorías políticas y raciales y a darse cuenta de que la raza y la identidad cultural son dos cosas muy diferentes".
Para bien, seguramente, las cosas están cambiando en el país de las discriminaciones raciales.

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