lunes, 6 de abril de 2009

Salud en acción: Tai-Chi Chuan

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Mens sana in corpore sano

El Tai-Chi Chuan ha aumentado significativamente sus adeptos en los países occidentales durante las últimas décadas, no sólo por ser un sistema de ejercicios práctico, efectivo para mantener la salud y de gran belleza a la vista, sino también porque casi cualquier persona puede practicarlo.
Cada vez es más común ver numerosos grupos de gente en centros especializados, alamedas y espacios abiertos realizando ejercicios de Tai-Chi Chuan ("boxeo máximo-supremo", en chino) y, ante todo, la participación entusiasta de personas de la tercera edad que realizan sus movimientos de manera puntual y estética.
Deténgase un momento a ver estas prácticas, observe bien, con calma, dejándose llevar por los desplazamientos, y descubrirá algo muy atrayente en esta especie de danza combinada con movimientos de combate: no sólo la sincronización o elasticidad y fuerza de los individuos, sino la serenidad y paz interior que tienen para ejecutar sus rutinas. No se equivoca, pues el Tai-Chi beneficia en ambas vertientes, física y mental.
Como otras artes curativas chinas, esta disciplina marcial (budo) parte de la idea de que el ser humano contiene energía vital o "Qui" (se pronuncia "chi") que fluye a través de 12 canales o meridianos que recorren todo el cuerpo y conectan a brazos, piernas y manos con las vísceras abdominales u "órganos internos" (hígado, corazón, páncreas, riñones y sistema digestivo), de forma que, según esta tradición oriental, las enfermedades se deben a malos hábitos alimenticios, posturas incorrectas, estrés o ansiedad que obstruyen la circulación de energía.
Así, los movimientos del Tai-Chi y sus ejercicios respiratorios están concebidos para abrir los bloqueos de los meridianos y volver a permitir el libre flujo de energía vital que estimule a los órganos internos para, finalmente, lograr un equilibrio entre fuerzas interior y exterior (yin y yang).
Por ejemplo, en una serie conocida como "los ocho ejercicios de Zhong Li" se incluyen movimientos como "apuntar a un águila lejana", en el que las piernas se flexionan, dejando el tronco recto, como si el ejecutante montara a caballo, mientras manos y cuello realizan desplazamientos rítmicos coordinados con exhalaciones e inhalaciones, lo que mejora la respiración y las funciones circulatorias, y al mover los brazos se estimula la circulación en los meridianos que se conectan con pulmones e intestino grueso.
También hay rutinas en las que la cintura se flexiona hacia el frente, con los brazos estirados, hasta tocar la planta de los pies, de modo que los tendones de piernas y brazos se ejercitan, mejora el equilibrio y la energía vital se dirige hacia los riñones. En otros más se hace hincapié en la respiración, por lo que contribuyen a disminuir la tensión ocasionada por estrés.
Aunque también hay movimientos en que se necesita apretar los puños y visualizar defensa o ataque ante un contrincante, el exagerado aumento de masa muscular u otras situaciones extremas no son perseguidas por el Tai-Chi; más bien, fuerza y elasticidad deben desarrollarse en equilibrio, de forma que la energía vital no se vuelva demasiado rígida, pero tampoco se disperse.

Beneficios

El Tai-Chi ofrece una alternativa al ejercicio físico. En la mayoría de los deportes modernos, incluyendo las artes marciales, el grado de preparación física requerido excluye a quienes no están suficientemente dotados o carecen de fuerza para participar y disfrutarlos. Por el contrario, el arte marcial que nos ocupa no exige capacidades superiores en cuanto a coordinación o agilidad, no precisa la concentración de fuerza muscular o resistencia especial, ni pone como obstáculo la edad del practicante.
Asimismo, el beneficio y la destreza físicos que genera aumentan con los años en vez de disminuir. No es una disciplina para especialistas y, hacemos hincapié en esto, todo el mundo puede practicarla. Entre sus beneficios a la salud física encontramos:
-Fortalecimiento gradual de todo el cuerpo.
-Estimulación de la circulación sanguínea.
-Ayuda a desaparecer tensión nerviosa, estrés, ansiedad, fatiga, depresión y confusión.
-Mejora fuerza, capacidad de movimiento, equilibrio y resistencia física.
-El trabajo corporal fortalece al esqueleto, por lo que ayuda a aliviar dolencias óseas y de las articulaciones, incluso generadas por artritis.
-La rotación de pelvis activa los músculos abdominales, y el trabajo rítmico del diafragma al respirar produce masaje interno continuo, en particular sobre estómago e intestinos, de manera que se mejora el funcionamiento del aparato digestivo.

-El manejo controlado de inhalaciones y exhalaciones permite mantener una temperatura corporal estable, de modo que se contrarrestan las enfermedades causadas por cambios climatológicos.

-Fortalece la vitalidad y frena el envejecimiento prematuro.

-Proporciona sensación de bienestar y calma interior.

-Los giros ayudan a mantener la columna vertebral saludable.

-Permite relajar hombros y brazos, así como liberarlos de tensiones ocultas provocadas por posturas anómalas.

-Reduce considerablemente las enfermedades ocasionadas por estrés, cardiovasculares, respiratorias y músculo-esqueléticas.

-Es adaptable a individuos de alto riesgo en enfermedades cardiovasculares o como parte de un programa de rehabilitación.

Puede apreciarse así que la máxima contribución del Tai-Chi radica en conjugar bienestar físico con el mental y emocional, lo que lo diferencia de otras artes marciales; aunque se basa en el manejo de energía, no la encauza a defensa o combate, sino a restituir la salud del practicante, proceso que inicia con el reconocimiento de los esquemas de desequilibrio, estrés y conflicto que ha acumulado a lo largo de su vida.

De ahí que sus practicantes coincidan en señalar que esta disciplina les permite enfrentar decorosamente las agresivas condiciones urbanas, tráfico, ritmo vertiginoso y ruido u otras presiones.

Para todo mundo

El Tai Chi es un ejercicio físico y mental apto para todas las edades, que tiene la característica de poder ajustarse a diferentes estados de salud, estructuras corporales, tiempo disponible para su práctica, estado mental y hasta personalidad del ejecutante.

Al igual que las demás artes marciales suaves, chinas o japonesas, sólo recomienda un mínimo de edad, pero no un máximo. El trabajo es lo suficientemente complejo, desde el punto de vista mental, para que desaliente a niños muy pequeños, y poco agresivo para la mayoría de los adolescentes, que prefieren dedicarse a disciplinas que requieren mayor despliegue físico.

Cabe aclarar que el Tai-Chi puede ser abordado desde cualquier punto de vista, pero a la larga los practicantes descubrirán sus virtudes como disciplina integral. Quienes recurran a él para aprender una arte marcial encontrarán también su propia naturaleza espiritual, y los que deseen practicarlo para manejar estrés o desarrollarse mentalmente, se sorprenderán por el manejo físico y corporal que deben realizar para cumplir su objetivo.

Por último, es de mencionarse que el Tai-Chi favorece la convivencia y compañerismo, pues durante su práctica se desvanecen las diferencias entre quienes realizan los movimientos (sexo, edad, procedencia) y se establece un tipo de comunicación basado en el entrenamiento y el lenguaje silencioso del tacto, así como el desenvolvimiento corporal.

Recuerde, todas la personas son capaces de aprender Tai-Chi, más aun aquellas de la tercera edad que pueden aprovecharlo al máximo debido a que han aprendido a valorar el silencio y la contemplación. Convénzase y practíquelo, es una experiencia que disfrutará ampliamente.

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