martes, 24 de noviembre de 2009

EL PERMANENTE ESFUERZO POR EL BIENESTAR DE LA HUMANIDAD

 

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel.

Octubre / 2002

 

"El último sentimiento a que se acoge la humanidad

                                            es la humanidad"

Querien Vangal

 

En el ámbito mundial existen varias organizaciones eminentemente humanitarias que desarrollan, contra viento y marea, un trabajo por demás loable en busca del bienestar de la humanidad.  Su labor generalmente es austera y discreta, y busca siempre la efectiva solución de los males que aquejan a la humanidad repudiando el relumbrón.  Sin embargo, aunque parezca mentira, sobra quien les pone obstáculos constantemente, dificultando así su indiscutible admirable labor.

 

En el contexto de esas organizaciones es protagonista distinguido el Club Internacional de Budapest, que se ha ido conformando con gente que, en sus diferentes áreas de acción, se distingue por su gran humanismo; personas que en el cotidiano uso de su intelecto aparejan su elevado sentimiento de servir a la humanidad.  Escritores, estadistas, líderes espirituales, teólogos, científicos, músicos, coreógrafos, políticos, escultores, pintores, filósofos, en fin, que sé yo, de todas las áreas del devenir social se han integrado al club con el único afán de servir a la humanidad de la que son parte integrante.

 

El Club de Budapest es una asociación informal de personas creativas en diversos campos, especialmente el arte, la literatura y los dominios espirituales de la cultura.  Está dedicado a la propuesta de que solamente cambiándonos a nosotros mismos podremos cambiar el mundo y de que para lograrlo necesitamos adquirir esa clase de revelación y percepción que el arte, la literatura y los dominios del Espíritu pueden proveernos mejor.  Los miembros del Club de Budapest usan su creatividad artística y su inspiración espiritual para acrecentar la conciencia global tanto en los problemas como en las oportunidades para los seres humanos.  Comunican sus propias revelaciones a través de su música, sus imágenes, sus palabras y sus movimientos, en una miríada de nuevos medios de comunicación y tecnologías.  Cada uno de ellos es reconocido líder en su campo literarios artísticos o de desarrollo espiritual.  Sus nombres dan respaldo y credibilidad a sus revelaciones y su participación en el Club es testimonio de dedicación a nuestro futuro común.

 

La base filosófica del Club de Budapest se basa en el reconocimiento de que los enormes retos a los que hoy se enfrenta la humanidad pueden ser superados a través del desarrollo de una Conciencia Global.  La visión del Club de Budapest requiere enfocar esta conciencia teniendo una perspectiva planetaria.  Tal como las luchas de Greenpeace en los temas referentes a la ecología, a la de UNICEF en la que se refiere a los niños, a la de Amnistía Internacional en su lucha por los derechos humanos, el Club de Budapest defiende los valores culturales y el valor de las culturas.  El Club de Budapest se ve a sí mismo como un constructor de puentes entre la ciencia y el arte, la ética y la economía, el conocimiento y la vivencia, entre los viejos y los jóvenes, al igual que entre las distintas tendencias culturales del mundo.  Uno de sus principales objetivos es desarrollar una "Nueva Etica".

 

El desarrollo de nuevos puntos de vista requiere de gran creatividad.  Este ha sido el dominio de los artistas, los científicos, los pensadores no limitados por convenciones y los maestros espirituales y, más recientemente, hasta empresarios.  Con su inspiración, creatividad, visión y relevancia universal, ellos han podido a través del tiempo proveer los impulsos que dan forma a los valores culturales.  Como creadores y miembros honorarios, ellos juegan un papel decisivo en el desarrollo del Club.  Los valores del Club de Budapest no pueden constituir un dogma, ya que se basan en el diálogo inteligente entre sus miembros.

 

En un mundo en que existen sistemas de valores tan distintos y a veces divergentes, una ética universalmente aceptable no es realista.  Sin embargo una conducta responsable puede ser el resultado del deseo de dialogar y de tratar de llegar a un acuerdo que pueda llevar a mejores resultados, en lugar de tratar de dictar normas teóricas que puedan aplicarse a todos por igual.  Este avance pragmático, basado en el diálogo y en el consenso, es el objetivo de los programas éticos del Club de Budapest; esto es a lo que el Club se refiere cuando habla de una "Nueva Etica".  Una nueva ética basada en gran parte en los conceptos del Profesor Laszlo, tal y como son expresados en el Manifiesto del Club de Budapest, al igual que en el libro "El Tercer Milenio" (The Third Millenium) y en el título en publicación: "Macrocambio 2001-2010" (Macroshift 2001-2010).

 

En las postrimerías del siglo XX llegamos a una crucial coyuntura histórica.  Estamos en el umbral de una nueva etapa en nuestra evolución social, espiritual y cultural.  Una etapa tan distinta como fueron las primeras décadas de ese siglo comparadas con el hombre de las cavernas, o como cuando el cambió de nómada a sedentario creando villas de lo que fueron tribus errantes.  Estamos evolucionando de las sociedades de las sociedades industrializadas nacionales que surgieron de la primera revolución industrial, hacia una sociedad interconectada en que la información es la base del sistema social, cultural y económico que nos lleva a la globalización.  El camino en esta etapa evolutiva no es suave y está lleno de sorpresas.  Este siglo ha sido testigo de varias olas de choque inesperadas, seguidas de otras que están en nuestro camino a la vuelta de la esquina.  De la manera en que podamos reaccionar a estos choques inesperados depende nuestro futuro, el de nuestros hijos y el de nuestros nietos.

 

El reto al que nos enfrentamos va a darle forma a nuestro destino.  Nuestra generación, entre todas las miles anteriores, está llamada a decidir el destino de la vida en nuestro planeta.

 

Los procesos que iniciamos en el marco de nuestras vidas y las vidas de nuestros padres y abuelos, no puede continuar durante las vidas de  nuestros hijos y nietos.  Lo que nosotros hagamos ahora podrá crear las bases de una sociedad basada en la paz y la cooperación, continuando de esta manera la gran aventura de la vida, el espíritu y la conciencia mundial o, si no, preparará la escena final de la presencia humana en nuestro planeta.  Si continuamos con creencias y valores obsoletos, una conciencia fragmentada y un espíritu ego centrista, también mantendremos conductas y objetivos anacrónicos.  Tal conducta en una parte de la población, bloqueará totalmente el proceso de evolución mediante el cual hubiéramos podido alcanzar una sociedad basada en la paz y la cooperación mundiales.

 

Ahora tenemos cada uno de nosotros la doble obligación, moral y pragmática, de ver más allá de la de la apariencia superficial de los eventos, más allá de la polémica política cotidiana, más allá de los titulares sensacionalistas de la prensa, más allá de las modas para estilos de vida y de trabajo; una obligación de sentir el mensaje de los tiempos, percibiendo la dirección que verdaderamente tienen los acontecimientos.  Todos tenemos la obligación fundamental de evolucionar nuestro espíritu y nuestra conciencia de tal forma que nos posibilite percibir nuestros problemas y nuestras oportunidades y empezar a actuar en consecuencia.  El actual medio ambiente económico, tecnológico y social es una creación nuestra y solamente la creatividad de nuestra mente - nuestra cultura, espíritu y conciencia – nos podrá habilitar para lidiar con él.  Más allá de los poderes de la mente racional, las excepcionales cualidades de nuestro espíritu humano abrazan el poder del amor, la compasión y la solidaridad.

 

Nuestras responsabilidades emergentes son aún más profundas de lo que muchos de nosotros pensamos.  En el mundo de hoy, todos nosotros, sin importar dónde vivimos ni que hacemos, nos convertimos en responsables de nuestras acciones como:

Ø  Personas privadas.

Ø  Ciudadanos de un país.

Ø  Colaboradores en los negocios y la economía.

Ø  Miembros de la humanidad.

Ø  Individuos dotados de una mente y una conciencia única.

 

Ø  Como personas privadas, somos responsables de velar por nuestros intereses en armonía, no a costa del bienestar y los intereses de los demás; responsables de condenar y evitar cualquier agresión a la vida o acto de brutalidad, responsables de no traer al mundo más niños que no podamos atender y mantener, y responsables de respetar el derecho a la vida, desarrollo, igualdad y dignidad de todas las niñas, niños, mujeres y hombres que habitan en esta Tierra.

 

Ø  Como ciudadanos de un país, somos responsables de exige a nuestros líderes que cambien las espadas por los arados y que se relacionen con otras naciones pacíficamente y con espíritu de cooperación; que reconozcan las legítimas aspiraciones de todas las comunidades de la familia humana; y que no abusen de sus poderes soberanos para manipular a la gente y a su medio ambiente por miopes y egoístas objetivos a corto plazo.

 

Ø  Como colaboradores en los negocios y la economía somos responsables de asegurarnos que los objetivos corporativos no sean basados solamente en las utilidades y el crecimiento, sino que incluyan verdadero interés en que los productos y servicios respondan a las necesidades humanas sin dañar a los individuos o perjudicar a la naturaleza; que otorguen un verdadero valor a las actividades alimentadoras y sustentadoras de la vida; y, sobre todo, que no sirvan a fines destructivos y designios inescrupulosos; y que respeten los derechos de todos los trabajadores, empresarios y empresas que compitan lealmente en los mercados locales e internacionales.

 

Ø  Como miembros de la humanidad, es nuestra responsabilidad adaptar la cultura de la no-violencia, la solidaridad y la igualdad económica, política y social, tanto en nuestra propia familia como en la familia de naciones, promoviendo mutua comprensión, empatía y respeto entre las personas , sean iguales a nosotros o diferentes, y demandando que todos sean facultados para responder a los retos que encaran con los con los recursos materiales, intelectuales y espirituales que se requieren para llevar a cabo esta tarea sin precedentes.

 

Ø  Como individuos dotados de una mente y una conciencia únicas, nuestra responsabilidad es alentar comprensión, empatía y aprecio por la excelencia del espíritu humano en todas sus manifestaciones, inspirando reverencia y maravilla ante un cosmos que trajo la conciencia humana y detenta la posibilidad de su evolución progresiva hacia una dimensión planetaria marcada por la revelación interior , la comprensión, el amor y la compasión.

 

En la mayor parte del mundo, el verdadero potencial de los seres humanos se encuentran tristemente en desuso.  La manera en que los niños son educados deprime sus facultades para aprender y crear; la manera en que los jóvenes se enfrentan a la lucha por la supervivencia material resulta en frustración y resentimiento.  Este ciclo debe ser roto en su punto de mayor flexibilidad, y ese es el desarrollo del espíritu y la conciencia de los seres humanos.

 

La evolución del espíritu humano y la conciencia es la primera causa vital que debe compartir toda la gran familia humana.  En nuestro mundo la estabilidad estática es una ilusión, la única permanencia está en sostenido cambio y transformación.  Existe una constante necesidad de guiar la evolución de nuestras sociedades para evitar crisis y para poder seguir progresando hacia un mundo donde los seres humanos podamos vivir en paz, libertad y dignidad.  Tal guía no viene de los maestros y las escuelas, ni de los líderes políticos o empresariales, a pesar de que su papel y su compromiso son importantes.  Esencial y crucialmente, viene de cada uno de nosotros, involucrándonos personalmente.

 

El individuo dotado de conciencia planetaria reconoce el papel personal que a él o a ella le corresponde en el proceso evolutivo y actúa responsablemente de acuerdo con esta clara percepción.  Cada uno de nosotros tiene que empezar por sí mismo para poder desarrollar su conciencia en esta dimensión planetaria; solamente entonces podremos convertimos en responsables y efectivos agentes de nuestros cambios sociales y transformación.  La conciencia planetaria consiste en saber, tanto como sentir, la vital interdependencia y unidad esencial de la humanidad y la adopción conciente de la ética y el ethos que esto conlleva.

 

 

 

«LA ORACIÓN DEL QUE SE HUMILLA PENETRARÁ HASTA LAS NUBES»
 



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