domingo, 31 de enero de 2010

Comentando las noticias

Mensaje para José Cárdenas

Fecha: 31-01-10

cosecardenas@radioformula.com.mx

 

Respetable don José:

 

Ejercer la profesión de comunicador conlleva muchas responsabilidades, entre ellas, quizás la principal, es informar la verdad escueta, respetando aquello de que: toda la verdad, sólo la verdad u únicamente la verdad.  Lamentablemente son escasos, por no decir que ninguno, los que respetan esa responsabilidad.

 

Generalmente, escudados en el poder disponer de un micrófono y una cámara que los lanza al aire y penetran hasta lo más íntimo de los hogares y, lo que es más importante, respaldados por un poder que ya se antoja omnímodo, el PRIMER PODER de la nación –hace mucho que rebasó aquello de que la "Prensa es el cuarto poder", sobre todo con el advenimiento de la televisión.

 

Dicen la noticia e inmediatamente se lanzan a adornarla con su muy particular punto de vista, la revuelcan, la distorsionan y la cambian.  Decía un prestigiado filósofo:-- "el sistema noticioso de la televisión construye mitos y destruye realidades".

 

Sin menoscabo a la libertad de pensamiento y expresión, derecho inalienable para todos y cada uno de los habitantes de este nuestra sufrida patria, si debemos de tener todos y cada uno la obligación, con todos los adjetivos que le quiera poner aparte de moral –esta es importantísima, pero lamentablemente pocos la entienden--, de cuidar que no se dañe o afecte absolutamente nadie.

 

Filosofar sobre la importancia que tienen los valores morales que debe tener un pueblo resulta estéril si no hay voluntad para ello.  Nosotros, los mexicanos, estamos perdiendo a pasos agigantados  esos valores, y vamos en un tobogán para abajo, triste es reconocerlo.  Peo ¿cómo los vamos a recuperar? , ¿Dejándonos arrastrar por la política "progresista" –este calificativo resulta repulsivo de acuerdo al uso actual--  con la acepción que pretenden darle?  No, nunca, con eso estamos cavando nuestra propia debacle.

 

Para ejemplo basta un botón, y ese botón es el asunto de las boda entre homosexuales y principalmente la adopción de menores por parte de estos.  Hubo dos caminos, la imposición al más rancio estilo "lopezobradorista", aquello de que "aquí solo mis chicharrones truenan"  o, analizarla profundamente, con el concurso de pediatras, sicólogos, pedagogos, y la participación de toda la sociedad mediante encuestas y/o referéndum.  Libre de todo apasionamiento ¿cuál era el mejor camino?  Fácil ¿no?  Sin embargo ustedes –los comunicadores-comentaristas--  se fueron por la más ilógica. 

 

Promover la homosexualidad en los medios de comunicación, en la televisión, los periódicos, las revistas, la publicidad como si fuera una conquista, como si fuera un progreso es un gran error, porque se convierte en un empobrecimiento de la sociedad, un empobrecimiento de las relaciones humanas y es un riesgo para la educación de los niños y jóvenes.

 

Yo pienso que la unión de homosexuales es cosa de ellos, si quieren vivir juntos que lo hagan, pueden hacer los convenios o contratos que estén contemplados por la ley, o tener unión libre, repito, es su voluntad, y para ello tienen la libertad que les garantiza la Constitución.  Pero que no le llamen matrimonio, eso es otra cosa.  Es como llamarle motocicleta a un coche, o viceversa, los dos son automotores y son vehículos de transportación, pero son totalmente diferentes y su aplicación es diferente.

 

 En cuanto a la adopción de menores, ahí si está campeón.  No es justo que se condene a un menor a ser objeto de burlas, que para eso los niños se pintan solos.  ¡Caramba, fuimos niño! O que ya se les olvidó. Recuerdo que yo tuve tres compañeros que eran hijos de parejas de homosexuales, fue en la secundaria.  Tengo ochenta y un años, así es que échele números hace cuantos años, pero si recuerdo bien las vaciladas que les poníamos, inocente si, sin maldad alguna, pero los lastimábamos.  Pienso que se traumatizaron, pues al paso del tiempo,  cada quien en siguió su ruta, pero supe después que uno fue prostituido por una de sus madres, y acabo suicidándose.  Otro, con dos padres, acabó alcoholizado y quien sabe que fue de él.  Del tercero, ya no tuve noticia, aunque pienso que tampoco acabó bien, ojalá y me equivoque, pero ya desde que dejé de saber de él no andaba bien orientado.

 

Claro que se puede decir que tres casos no hacen una norma, pueden haber sido excepciones, pero como la excepción confirma la regla, no le parece que mejor no arriesgarle.  En fin, pero pienso que una decisión de ese tamaño bien vale la pena que previamente se realicen estudios profundos.  Se está decidiendo nada menos que el futuro de un ser humano que, por su edad, no tiene capacidad de tomar una decisión de esa envergadura, no los traicionemos tomando una decisión sobre las rodillas y, para colmo por una imposición caprichuda.

 

Además, por qué se les quiere cerrar la puerta en un asunto tan importante como es este, al participar en el diálogo público en las sociedades de las que son miembros, los creyentes se sienten llamados a cooperar en la promoción del bien común, que sigue el surco de los valores comunes a todos, a creyentes y a no creyentes: el carácter sagrado de la vida, la dignidad de la persona humana, el respeto de la libertad de conciencia y de religión, el apego a la libertad responsable, la acogida de la las opiniones en su diversidad, el recto uso de la razón, el aprecio de la vida democrática, la atención a los recursos naturales, por citar sólo algunos..

 

Por otra parte, si bien es cierto que los pueblos tienen el gobierno que se merecen, después de haber soportado las siete décadas de un gobierno hegemónico de la "Trinca Infernal" (PNR-PRM-PRI) quedó demostrado que somos un pueblo conformista, agachado, pasivo y que no tenemos los méritos de tener lo que se llama un buen gobierno.  Un pueblo como nosotros no tenemos capacidad para producir un buen gobierno.  La verdad es cruda, pero es la verdad, debemos reconocerlo con toda honestidad.

 

Llegó el ansiado cambio, ¿para qué? Para que lo vilipendiemos, principalmente los medios.  Fox tuvo el mérito de haber sabido liderar el cambio, no era una maravilla, pero tenía la voluntad.  Como quiera que sea se lograron cambios que se pensaban imposibles: los tres poderes funcionan, mal, pero funcionan autónomos; hay libertad de expresión --que lo digan los medios, que los tenían maniatados--; camina la transparencia y la rendición de cuentas; y en fin, algo se a mejorado, claro que todos eses cambios apenas están en pañales.  ¡Ah! pero que tal le tiraron los medios, y le siguen tirando, no le perdonan una.  Llegó Calderón y casi es lo mismo, no le perdonan una, en vez de apoyarlo a levantar al país, un país que es de todos y es obligación de todos empujar para adelante, en vez de estar jalándonos de las greñas unos a otros, y los medios atizando el fuego.

 

Pregunto ¿por qué no tenemos la voluntad de apoyar al presidente a enfrentarnos a los problemas que nos afectan y deterioran nuestro bienestar?  Un presidente, cualquiera que sea, necesita el concurso decidido de todo el pueblo, solo no puede hacer nada, aunque fuera el mago Merlín.  Vuelvo a lo mismo, somos un pueblo mediocre, mediocres serán nuestros gobiernos y seguiremos estancados.  Y recuerde que estancamiento es retroceso, a ver cuánto y hasta cuándo aguantamos.  Total, podemos seguirle dando vuelo a la hilacha.

 

La gran incógnita prevalece, ¿Por qué los comunicadores-comentaristas les encanta echarle la leña al fuego?  ¿Qué no se dan cuenta que con eso le hacen mucho daño a un pueblo con la cultura del nuestro?  Ahí la dejo….

 

Reciba mi cordial saludo.

«Por mi patria hablará la razón de la justicia»
 
Enrique Galván-Duque Tamborrel.
Antonio de León N° 18, Col. Moderna.
70110, Ciudad Ixtepec, Oaxaca.



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