viernes, 27 de marzo de 2009

Creatividad bidimensional

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Para ser verdaderamente creativo hay que crear dos veces: primero en la mente y después en la realidad.
Aquello que queramos realizar hay que concebirlo en nuestra imaginación, alimentarlo, vivir un periodo de incubación, visualizarlo con todo detalle y apoyarlo con argumentos de sí se puede. Por eso es tan importante recobrar nuestra capacidad de soñar; los grandes soñadores han sido los sembradores del cambio.
El líder es responsable de la supervisión, de la óptica para guiar a sus colaboradores por el campo correcto; todo se le perdona a un líder, menos una cosa: equivocarse. No puede poner a trabajar a otros en el campo equivocado.
La pregunta es: ¿De dónde surge la visión del líder? Surge de su capacidad de soñar, de imaginar lo que podría ser, de tener la capacidad de procesar la realidad con todas sus adversidades, y a través de un optimismo irreductible encontrar los caminos para convertir esos sueños en realidad. Pero debo insistir en la necesidad de estimular nuestra imaginación a través de la creación de fantasías, de lecturas diversas, de pensar y de hablarse a uno mismo de sus proyectos.
La patria del ser humano son sus ilusiones, la vida es su proyecto. Cuando sabemos qué deseamos y agregamos la suficiente fe para tener la seguridad de lograrlo, se ha iniciado el camino y como por arte de magia las adversidades se convierten en retos a superar; ya no representan pesadas cargas que hay que soportar, sino desafíos a vencer.
En este punto la mitad de la ruta ya se ha recorrido y es cuando debe entrar la voluntad, que debe ser más fuerte que la adversidad.
Entonces hemos de administrarnos correctamente para realizar nuestros deseos en cosas palpables. El líder debe tener simultáneamente la visión y la capacidad administrativa. Debe crear en la mente correctamente para lograrlo; ser líder y administrador se conjugan en el gran realizador.

Noviembre de 2003

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