jueves, 15 de mayo de 2008

El desden

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

El desdén es una limitación

Invadidos cotidianamente por los chismes de los políticos ---asunto del que se dan vuelo los medios informativos--- se dejan a un lado otros temas de mucho interés para México, las mexicanas y los mexicanos.

China está ahora en la lengua de todos, me atrevo a decir que de todo el mundo, pero en el caso nuestro se habla con un enfoque negativo, y esto tiene su explicación, más no su real justificación. Estamos invadidos de productos chinos, la mayor parte de baja calidad ---dicho coloquialmente: chafas--- y, lo que es peor, de contrabando, o sea que se venden libremente sin dejarle nada ---realmente dañando--- a la economía mexicana.

Haciendo a un lado el negativo aspecto del contrabando ---culpa del cual la tenemos los mexicanos y no los chinos--- en un análisis razonado sobre la realidad China-México, vemos, ¡sí!, que los chinos están desplazando a lo derecho a los empresarios mexicanos, como decimos por acá: “les están comiendo el mandado”. Los asiáticos están ganando el mercado nacional, mientras los productores nacionales se duermen en sus laureles. El creciente comercio de China con México refleja su creciente deseo de ganar nuestro mercado. A partir de 2003, la nación asiática ocupó el segundo lugar como proveedor de México, sólo superada por Estados Unidos.

Al cierre de 2003, los intercambios comerciales aumentaron a 9,863 millones de dólares, de los cuales 463 corresponden a las exportaciones mexicanas. Esto representó un déficit para México superior a los 8,938 millones de dólares, cifra que no considera la entrada ilegal de los productos chinos. Este déficit significa que las industrias pierden mercado en su propio territorio, lo que además incide en la generación de empleos.

Como se ve, China constituye un difícil rival comercial para México, incluso dentro de los Estados Unidos, ya que está convertida en su principal socio comercial, además de que exporta a Europa, hecho que demuestra una diferencia en relación con nuestro país, porque México dirige la mayoría de sus exportaciones a la Unión Americana. Como ejemplo: en 2003 las exportaciones chinas de textiles a Estados Unidos crecieron 32.8%, en tanto que las de México retrocedieron 7.9%.

Nuestro país debe tener una mayor apertura con el país asiático, porque este ya forma parte de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esto significa que marcas chinas, que son ya muy conocidas en Europa y Estados Unidos, llegarán irremediablemente a nuestro país y su mercado. Es necesario que los empresarios mexicanos profundicen sus conocimientos sobre la cultura y economía china, a fin de que estén en condiciones de comercializar sus productos en ese país, ya que si no lo hacen así, aumentará la brecha entre importaciones y exportaciones con esa nación. Deben emparejarse con los chinos que han mostrado interés en conocer nuestra cultura, nuestros valores, costumbres y tradiciones, pues buscan que más de sus productos entren a nuestro mercado, actitud que no es fortuita, sino propio de la filosofía oriental, tal y como lo hicieron los japoneses para invadir el mercado mundial.

Pero el panorama para México no es tan sombrío, pues ya algunos empresarios mexicanos ---sacudiéndose viejos y arraigados atavismos--- han empezado a practicar esa filosofía y han aprovechado la apertura que china ha hecho de sus puertas. Cinco empresas mexicanas, de distintos sectores, ya están trabajando con éxito en aquel país y hay ofrecimiento de amplias oportunidades para inversionistas de los sectores agroalimentario y automotriz, así como a un sinfín de proveedores.

Según especialistas en comercio internacional, China tiene problemas que a la larga puedan representar oportunidades de negocios, como el que los mercados de bienes, servicios, trabajo y capital aún presentan obstáculos para futuros ajustes estructurales del país; las empresas estatales tienen deudas elevadas y los bancos requieren recapitalizarse y reestructurarse.

El Director para Asía del Banco de Comercio Exterior (BANCOMEXT) ha destacado que las oportunidades de vender a China son amplias, toda vez que ese país no es capaz de satisfacer todas sus necesidades de alimentación, petróleo, autopartes, telecomunicaciones, entre muchos otros renglones, debido al fuerte crecimiento que ha registrado en los últimos 20 años. Lo interesante en China no es necesariamente lo que le vendemos ahorita, sino el potencial de lo que le podemos vender. Se trata del país que está creciendo más rápidamente en todo el mundo, de manera que en los próximos tres años sus importaciones en diversos sectores van a ser de 950 mil millones de dólares y su producto interno bruto (PIB) será por lo menos dos veces el de México.

A la fecha, al menos cinco empresas mexicanas han tomado el riesgo de ingresar al mercado chino, y son presentadas por BANCOMEXT como casos de éxito ante los empresarios nacionales, En la industria petroquímica, Grupo Idesa, ha logrado introducirse al mercado chino con buenos resultados; en la industria del cuero y calzado, Quinn México se ha colocado como proveedor de insumos; en el sector de la confitería, Canels se ha posicionado, al igual que Esmaltados Alfher; y en el sector de los alimentos y bebidas Grupo Modelo ya está en aquel mercado, además hay otras ya interesadas como Bimbo. El funcionario de BANCOMEXT asegura que los inversionistas mexicanos podrían tratar de incursionar y ganar “un pedazo del pastel que representan las millonarias importaciones chinas en muchos nichos”.

Estamos ---dicho en términos taurinos--- en el momento de la verdad, en la encrucijada en donde hay que escoger por cual camino seguir, a ojos vistas parece que no debe de haber duda, pero toca a los empresarios e inversionistas mexicanos decidir, la pregunta es: ¿aplicarán la lógica e inteligencia o desdeñarán la ruta que se antoja la indicada?

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