miércoles, 9 de abril de 2008

Algo brilla en el camino

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Enrique Galván-Duque Tamborrel


“A las crías de los pájaros Dios les da alimento,
-- Y su bondad se extiende a todos los seres creados”
Jean Racine


Tenemos muchos deberes que cumplir para con nuestros semejantes, y uno de ellos, quizás el primero, es el de tratar de suavizar o mitigar sus penas. Nuestro poder para realizar el bien es inmenso. No importa que no poseamos bienes de fortuna, si sentimos amor y compasión, si somos bondadosos y comprensivos, y si nuestra sonrisa está siempre presta a entregarse.

Pensemos con Amado Nervo, que decía: “Los males que no podemos remediar son infinitos; pero los que si podemos remediar también son infinitos”.

Los hombres superiores no se apenan por sus desdichas; pero sí por las ajenas. – Los que poseen nobles sentimientos, sufren con los que sufren y gozan con los que gozan. – Es preferible la bondad que la inteligencia. – Lo más digno de respeto en las personas es la bondad. Después de eso: el saber y el talento.

En el mundo hay muchos sentimientos y penas; pero también hay muchos deseos de remediarlos.....y almas llenas de nobleza y comprensión. – No hay que desaprovechar la oportunidad de hacer el bien. Desaprovechar una oportunidad así, es desaprovechar lo mejor que la vida puede darnos. Diariamente hay que lanzarse a la calle con el propósito de hacer el mayor bien en todos los sentidos.

Existe la creencia, por cierto lamentablemente bastante generalizada, de que las personas buenas son cobardes, tontas,........ ¡No hay tal! Lo que sucede es que por su bondad no les hace falta la maldad de los demás........ ¡Que hermosa labor de llevar paz a los corazones, aquietar el ánimo exaltado, sosegar las ansias, destruir los odios, desaparecer los malos entendimientos, las interpretaciones torcidas,........!

La capacidad de bien que hay en el alma humana es inmensa...... ¡Aprovechémosla! ........... En la bondad de tus acciones encontrarás la fuente de la alegría. – Que prevalezcan siempre los sublimes mensajes bíblicos: “da de ti antes de pensar en ti” y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, así siempre habrá:

Una luz en el camino

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de oriente, un hombre, que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna, como aquella.
En un determinado momento se encuentra con un amigo. Este lo mira, escudriñando en la tenue luz, y de pronto lo reconoce. Se da cuenta que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces le dice:
-- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano?, si tú no ves......
Entonces el ciego responde:
-- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí...... No sólo es importante la luz que me sirva a mi, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite. Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...... Muchas veces, en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás........ ¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento....... ¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás! ¿O no?








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