martes, 2 de diciembre de 2008

Un caso patético

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


Luisa es una joven mujer, tiene actualmente 35 años, sin embargo aparenta tener más de 45.
Vivió un caso verdaderamente patético que casi terminó con su vida, el remordimiento le ha socavado la mente.
Relato una historia dramática, provocada por un aborto inducido:
“Tengo 35 años y hace cinco que asesiné a mi hijo en un changarro abortista. Mi historia es dolorosa. Todo pasó cuando conocí a mi novio y quedé embarazada. No tenía medios económicos.
“Con alegría fui a contarle a mi madre que estaba encinta. A partir de ese momento empezó mi pesadilla y mi calvario. Mi alegría pasó a una tristeza profunda, nerviosismo y angustiosa desesperación.
“Mi novio me dijo: tienes que abortar. Comencé a llorar desesperada, quería a mi hijo, lo sentía ya dentro de mí y no quería abortar. Llegué al cuchitril. Quería salir corriendo pero no podía, estaba paralizada, mis verdugos estaban a mí alrededor. Quería proteger a mi hijo, pero nadie me ayudaba.
“Vomité tres veces. Un médico me llamó para que entrara a la sala. Ya sentía a mi hijo, le latía el corazón. Eso de que los niños no sienten y que no es un ser vivo, es todo mentira.
“La habitación estaba húmeda y hacía frío, todo era muy tétrico, se olía a muerte en cada rincón del chamizo. Entré en la sala para que asesinaran a mi hijo y me temblaban las piernas y me desmayé. Me ataron al potro con correas.
“Desperté llorando, estaba vacía. No sentía a mi hijo. Lo habían matado. Me sentía sucia y una mala persona. Después de abortar sentí que aquello era mi muerte, estando viva.
“Perdí 15 kilos, empecé a beber y todos los días lloraba por la muerte de mi pequeño. Ahora tomo antidepresivos y estoy acudiendo a unas sesiones de atención psicológica en AVA. Si no fuera por su ayuda me habría quitado la vida, que se acabó el día que maté a mi hijo. El aborto me destrozó la vida”.
Cuantos hechos similares, o peores, suceden a diario a lo largo y ancho de México, qui la sa, el caso es que en verdad que los legisladores que propusieron y aprobaron la despenalización del aborto no tuvieron, ni tienen, una pizca de conciencia humana.


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