jueves, 30 de septiembre de 2010

Ahora

 

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Septiembre / 2010

 

"Ahora" es una palabra breve, pero que llega muy a fondo, que cambia radicalmente situaciones de modorra, de apatía o de tristeza.


"Ahora" es ahora. No es "antes", pues lo que ya pasó ya pasó. No es "después", porque no sabemos qué pueda ocurrir en unos minutos, en unos días, en unos meses.


"Ahora" implica permitir que inteligencia y voluntad trabajen juntas. Porque muchas veces, en el pasado, la inteligencia decía "quita el polvo del cuarto, abre el libro de matemáticas, escribe esa carta a un amigo, llama por teléfono y pide perdón a quien tanto necesita escuchar tu voz". Pero la voluntad, remolona, prefería dejar las cosas para luego. Y el luego se alargaba, se alargaba, mientras la inteligencia veía claro y el corazón sentía una pena extraña por no hacer cosas que, de verdad, uno querría hacer... y nunca hace.



Pero la palabra "ahora" ha sonado fuerte y decidida. La voluntad mandó a las manos y cogió el sacudidor, y el cuarto quedó más limpio. El libro abrió sus páginas, y esta vez sí que rindió la tarde de estudio. La carta ya está cerrada y con sus sellos, y en unos minutos irá al buzón más cercano. Y un amigo ha sentido un nudo en la garganta al escucharme pedir perdón con una voz sincera, deseosa de restablecer esos lazos de afecto que los dos necesitamos en el camino de la vida.


"Ahora". Así de fácil y así de difícil. Así de simple y así de fuerte.


El mundo se decide, cambia, crece, desde hombres y mujeres que dicen "ahora" para tantas cosas buenas. Por desgracia, también hay quienes dicen "ahora" para cometer un crimen, para lanzar mentiras, para destrozar familias, para promover injusticias en una sociedad en la que sobran las maldades.


Hace falta que millones de corazones buenos, aunque a veces con restos de temor que no terminan de esfumarse, digan fuerte su "ahora". Entonces algo nuevo surgirá en el planeta: el bien será más fuerte, la alegría llegará más lejos, habrá amor verdadero. Porque el amor es cojo sin "ahoras" decisivos. Pero el amor corre ligero desde esa voluntad decidida que dice simplemente: "ahora".

 

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lunes, 27 de septiembre de 2010

José Emilio Pacheco sugiere legalizar las drogas para reducir la violencia

 

 

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Septiembre / 2010

 

El pasado 24 de septiembre, leí una nota periodística que hacia referencia a algunas declaraciones del escritor mexicano José Emilio Pacheco, Premio Cervantes y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2009, en las que sugirió la legalización de las drogas como una medida para reducir la violencia que ha dejado más de 28.000 muertos en su país.

 

"No se cual es la solución, pero lo único a que puedo aspirar es que -con la legalización de las drogas- disminuya la sangre y disminuyan las matanzas", señaló el literato en una conferencia durante los "Diálogos Literarios" para celebrar el doctorado Honoris Causa que le concedió a él y a Mario Vargas Llosa la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), recordó que cuando en los años treinta EE.UU. legalizó la venta y el consumo de alcohol, los problemas de mafias disminuyeron.

 

El escritor, considerado actualmente una de las figuras centrales de la literatura mexicana, admitió que el combate a los carteles del narcotráfico emprendido por la actual Administración es una guerra muy difícil de ganar y aseguró que está "perdida".

 

Señaló que algo se debe hacer porque el tráfico y el consumo de drogas es el principal problema que enfrenta México.  Y, aún así sugiere lo que sugiere, hay que echarle leña a la hoguera.  Pregunto: ¿por qué mejor no les entregamos al país en una bandeja llenita de flores a los narco-delincuentes?

 

Aclaró Pacheco que aunque siempre ha evitado inmiscuirse en temas políticos –hasta donde llega al considerarlo político y no de salud y moral--, sugirió además que este polémico tema podría ser objeto de una consulta popular –sugerencia más acertada.

 

En México se mantiene una polémica entre diversos sectores, especialmente los intelectuales, sobre una posible legalización de las drogas como una medida para reducir los ingresos de los carteles –como si esto fuera el quid y no la salud pública y la moral.  El mismo presidente mexicano, Felipe Calderón, sugirió necesario discutir de manera amplia esta medida y los efectos negativos que tendría en el país.

Pacheco es autor de reconocidas obras como "Los elementos de la noche" (1963) y "Batallas en el desiertos" (1981) entre otras.  Indiscutiblemente es un destacado escritor, pero de eso a que se sienta el non plus ultra de la moral y la salud hay mucho trecho.

 

Posteriormente, en el mismo acto, Vargas Llosa recomendó al público estudiantil y académico prepararse para enfrentar el futuro no solo en el ámbito cultural e intelectual sino también político. El reconocido escritor peruano aprovechó este encuentro para animar a la juventud a ser lo que deseen siempre y cuando lo hagan "por convicción y amor al quehacer" pues a la larga, dijo, "la mejor recompensa no será ser famoso, ganar dinero, o denunciar injusticias, sino ganar una gran satisfacción".  Afirmó, además, que sus autores mexicanos preferidos han sido Octavio Paz (Premio Nobel 1990), Emilio Pacheco y Alfonso Reyes. El autor será precisamente reconocido en los próximos meses con el galardón Alfonso Reyes.

 

 

domingo, 19 de septiembre de 2010

Mi plática con Dios

 

 

Enrique Galván-Duque Tamborrel

 

 

Durante la noche de la transición del año 2005 al año 2006, en mi cotidiana soledad, estuve meditando mucho.  Medité acerca de mi vida: qué he hecho y qué no he hecho; de mis padres, de mis hermanos y de mis parientes cercanos; de mis amigos y compañeros; y en forma muy especial: de mis matrimonio y de mis hijos adorados.  En fin, de todo un poco.

 

Cuando estaba estudiando la carrera de Ingeniería Civil, nos decían que los ingenieros civiles aprendíamos un poco de mucho, y así es, en cualquier circunstancia sale a relucir esa virtud o…. defecto, qué se yo, pero es el caso que así fue mi meditación, un poco de muchas cosas.

 

Finalmente, alrededor se las tres horas del primer día del año 2006, me quedé profundamente dormido y soñé, soñé mucho.  Soñé que viajaba por el Universo y de repente una gran luz me deslumbró, de esa luz afloró una figura, ¡Era Dios!  Con la avidez de saber, aunque fuera un poco de mucho, lo atiborré de preguntas, con el obvio resultado que me embrollé.

 

Entonces, pausadamente, con una voz suave y dulce, me dijo:

 

--- "¿Te gustaría entrevistarme?"

 

--- ¡Siii…!, si tienes tiempo, le dije.

 

Dios sonrió y me dijo:

 

--- "Mi tiempo es eterno, ¿Qué quieres preguntarme?"

 

--- ¿Qué opinas de mi?, le pregunté

 

--- "Estás tan ansioso por el futuro que olvidas el presente; vives la vida sin presente y como si nunca fueras a morir, y mueres como si nunca hubieres vivido."

"Tienes prisa porque tus hijos crezcan y, tan pronto crecen, quieres que sean niños de nuevo".

"Pierdes tu salud por hacer dinero y luego usas el dinero para recobrar la salud".

 

Las manos de Dios tomaron las mías y estuve en silencio por un rato y entonces le pregunté…

 

--- Padre, dime, ¿qué lecciones deseas que yo aprenda?

 

Dios sonrió y me dijo:

 

--- "Que aprendas que no puedes hacer que todos te amen y lo que puedes hacer es amar a todos los demás".

"Que aprendas que lo más valioso no es lo que tengas en la vida, sino que tienes vida".

"Que aprendas que no es bueno compararte con los demás".

"Que aprendas que una persona rica no es la que tiene más, sino la que necesita menos".

"Que aprendas que únicamente toma unos segundos herir profundamente a una persona que amas y que puede tomar muchos años cicatrizar la herida".

"Que perdonar se aprende perdonando".

"Que aprendas que hay personas que te aman entrañablemente, pero que muchas veces no saben como expresarlo…."

"Que aprendas que dos personas pueden mirar la misma cosa y los dos percibir algo diferente.".

"Que perdonar a otros no es fácil, y que perdonarse así mismo es el primer paso".

""Y que aprendas que yo siempre estoy aquí para ti….SIEMPRE"

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