domingo, 25 de mayo de 2008

Las dolencias municipales

Por: Enrique Galván Duque Tamborrel


En los municipios del Estado de Oaxaca se adolece de un mal común, pasan los años y las poblaciones siguen estancadas, cada tres años se habla de progreso pero no se ve claro. Como ejemplo, trataré lo que sucede en el Municipio de Ciudad Ixtepec, lugar donde radico desde hace un poco más de treinta años.

Ahora que se dio la renovación del Ayuntamiento surgen, como es natural, las inquietudes obre el estado de la ciudad. Durante el vaivén de las campañas todos ofrecen las perlas de la virgen, pero como el ofrecer no empobrece y obviamente ninguno de los presuntos tiene en ente empobrecer, cuando llega el momento de la real ascensión al poder el ungido se le olvida todo, hace borrón y cuenta nueva, y a darle vuelo a la hilacha.

Así pasan los años y la ciudad sigue estancada -hay que recordar que el estancamiento se convierte en atraso-y los problemas cotidianos siguen siendo eso: cotidianos. Constantemente leemos en el periódico local quincenal ORIENTACION varias notas que, quincena tras quincena, se tornan en relación con alguna deficiencia en los servicios; otras en relación con obras colgadas o el mantenimiento de la infraestructura, pero siempre hay algo. Pero no debemos ser tampoco tan exagerados ni escandalosos, ni insidiosos, tipo comunicador de TV, las cosas no pueden ser perfectas y siempre habrá algún pelo en la sopa, máxime cuando la participación ciudadana es nula; lo que choca es que la autoridad se mantenga impávida como si no hubiera problema alguno. ¡Ah! Pero trata de ver a algún funcionario para plantearle algo y tal parece que les vas a pedir el oro y el moro, y peor cuando se trata de que te den una solución porque puedes dormir el sueño de los justos eternamente y nunca la obtendrás.

Pero de esto, ¿Quién tiene la culpa?, se dice que los pueblos tienen el gobierno que se merecen, así pasarán los años y Ciudad Ixtepec seguirá igual o peor, porque vuelvo a repetir: el estancamiento es retroceso. Tengo más de treinta años de vivir aquí, soy meño por adopción, y siento que quiero más a Ciudad Ixtepec que muchos oriundos de aquí, esto me ha llevado con verdadera inquietud a hacer investigaciones tendientes a conocer la historia de aquí, así he averiguado que, cuando menos de 1950 para acá no ha habido un solo presidente municipal que verdaderamente se haya dedicado, como debería ser, a servir al pueblo, más bien se han dedicado a servirse del pueblo. Cada nueva administración es uno más de lo mismo, ¿pero quien tiene la culpa?, nadie más pero nadie menos que el pueblo mismo.

No se necesita ser un sabio para darse cuenta que, dadas las circunstancias, y recordando aquello de que ante los hechos salen sobrando los argumentos, el responsable de todo este atraso es el PRI, que ha sido el único partido que ha gobernado municipalmente, aunque, para ser honestos, deberíamos extender esa responsabilidad también a ese partido en cuanto al gobierno del estado, también eternamente priísta.

Bueno, pero volvamos a mí querido, olvidado y nunca bien ponderado municipio de Ciudad Ixtepec: Años vienen y años van y Ciudad Ixtepec sigue con carencias elementales que son necesarias para el adecuado vivir de sus habitantes. Cualquiera que venga a esta población en pocos días palpa de inmediato esas carencias, y digo esto porque no en pocas ocasiones he oído comentarios al respecto de gente que visita esta nuestra querida Ciudad Ixtepec. Pero tal parece --lamentablemente- que los que aquí vivimos ya nos acostumbramos y ahí la llevamos y la dejamos, nadie chista, todos vivimos una dejadez "admirable". Pero, para constatar lo que aquí asevero, hagamos un recorrido por las calles de la población:
De entrada, inmediatamente se detecta que faltan señalamientos viales adecuados.
Quiere usted encontrar una calle determinada, sólo preguntando ¡claro siempre y cuando haya alguien a quien hacerlo! No hay letreros con los nombres de las calles.
Quiere usted llegar a una dirección determinada, pues se llevará un chasco porque no hay numeración de los predios.
¡Ah! Aquí el peatón es un cero a la izquierda, porque las banquetas o aceras --acera. (De hacera). f. Orilla de la calles o de otra vía pública, generalmente enlosada, sita junto al paramento de las casas, y particularmente destinada para el tránsito de la gente que va a pie--, o no hay o, si las hay, parecen más bien para animales brincadores --léase: caballo, cabra, chango, liebre, etc.-- pero ¿para gente? No que va, eso aquí no se toma en cuenta. Se imaginan ustedes el vía crucis que, para transitar por estas calles de Dios, significa para las personas adultas mayores y, principalmente, para los minusválidos.
Ahora bien, si se aventura a salir a caminar por las noches, aparte de las carencias ya asentadas, se encuentra usted literalmente en "boca del lobo", porque o no hay luminarias o, si las hay, no funcionan, que para el caso es lo mismo.
El servicio de limpia, que aquí debería llamarse "Servicio de Basura", porque oiga usted, para donde usted ponga el ojo verá relucir la basura durmiendo el sueño de los justos. Claro que en este aspecto hay que ser honestos y reconocer que los ciudadanos cooperamos a que así sea, pues tiramos basura en donde sea, basta ver a alguien que compre un refresco en envase desechable o cualquier golosina, al terminar de disfrutarlo va el envase a la calle, en donde sea. Aquí cabe la pregunta ¿cómo diablos van a mantenerse limpias las calles?


Como dijera el polémico comunicador Raúl Velasco (+), "aún hay más", pero por lo pronto ahí la dejamos.

Por otra parte, ya se estableció como costumbre que los presidentes municipales, elegidos por el pueblo –supuestamente-- no cumplen, cuando mucho, la mitad del trienio para el que fueron elegidos, dejan colgado al pueblo al que tanto le ofrecieron y que los eligió, a este lo dejan colgado, ¡vamos! Ni siquiera la licencia se la piden al pueblo, no, que va, dado que el abandono es por orden del señor gobernador se la piden al Congreso del estado --quien desde luego también cumple órdenes del mismo señor. Ojalá que aquí también se estableciera una ley –como en Baja California y a pesar de la Suprema Corte-- que obligue a los que ocupen un cargo de elección popular a cumplir su gestión antes de pretender irse a competir por otro también de elección popular.

Por cierto, me permito hacer un comentario sobre el fallo de la SCJN en el caso de BC. –asunto Jorge Hank Rohn-- a mi juicio el supremo tribunal erró, porque no se le estaba afectando al señor Hank su derecho ciudadano de ser votado, sólo le marcaba que era inelegible porque tenía que cumplir un cargo al que estaba comprometido por elección, además que, cuando el juró para desempeñar el cargo de presidente municipal de Tijuana, se comprometió a cumplir y hacer cumplir la Constitución del Estado y las “leyes que de ella emanen”. El presidente de la República goza de las libertades que goza todo ciudadano, PERO, por ley, tiene limitaciones que un ciudadano no tiene, una de ellas: salir al extranjero sin permiso del pueblo, representado por el Congreso de la Unión.

La calentura de la tierra

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


La concesión del premio Nobel de la Paz al Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ha constituido el culmen del reconocimiento a una carrera ideológica de carácter planetario. El proceso se remonta a la Conferencia Mundial sobre medio ambiente realizada en Río de Janeiro en 1992 la cual tuvo continuidad en la Conferencia Mundial sobre el hábitat tenida en Estambul en 1996 y, dentro de poco tiempo, se verá reforzada por la Cumbre Mundial sobre el Cambio Climático que se realizará en Bali.

Lo que un día comenzó por una preocupación real, justa y necesaria, el cuidado del medio ambiente, ha degenerado hasta convertirse en un tema mediático del cual se han logrado alcanzar notables réditos económicos al hacer del así llamado “cambio climático” una bandera política, un estandarte ideológico y un objeto de consumo a través de libros, dvd´s, audiocintas, programas de televisión y publicaciones sobre el tema.

En el fondo, ciertamente, hay una realidad que constatamos ya no únicamente por las noticias que de desastres naturales, incendios, altas o bajas temperaturas e inundaciones se ven u oyen por televisión o radio. Lo más dramático de todo esto es la constatación vivencial que de la alteración del estado del tiempo sentimos y que no parece ser algo pasajero.

A finales del mes de septiembre pasado, en la sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas dedicada al cambio climático, el subsecretario para las relaciones con los Estados de la Santa Sede, Mons. Pietro Parolin, reconoció que ese tema “es una seria preocupación y una responsabilidad ineludible para científicos y otros expertos, para líderes políticos y gubernamentales, para administradores locales y organizaciones internacionales, así como para todo sector de la sociedad humana y para cada persona”, por lo cual subrayaba el imperativo moral según el cual todos tenemos la grave obligación de proteger el ambiente.

A la vez, destacaba que “ante las diferentes reacciones e interpretaciones de los informes del IPCC, las mejores evaluaciones científicas han establecido una relación entre la actividad humana y el cambio climático. De todos modos, los resultados de estas valoraciones científicas, y las incertidumbres que permanecen, no deberían ser exageradas ni minimizadas en nombre de políticas, de ideologías o del interés personal”.

En la última semana de octubre pasado, con ocasión de la 62 Asamblea General sobre “desarrollo sostenible”, Mons. Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, recordó que la crisis medioambiental “nos llama a examinar cómo usamos y compartimos los bienes de la tierra y qué pasaremos a las generaciones futuras” a la vez que ponderó la necesidad de “una visión más positiva del ser humano, en el sentido de que a la persona no se le considera un problema o una amenaza para el medio ambiente, sino un responsable del cuidado y la gestión del mismo”. Y es que, efectivamente, no hay oposición entre hombre y ambiente sino una alianza establecida e imborrable “en el que el medio ambiente condiciona de modo fundamental la vida y el desarrollo del hombre, mientras el ser humano perfecciona y ennoblece el medio ambiente”.

Según las palabras de Mons. Parolin, el cambio climático es un hecho cuyas causas, aún no demasiado claras, relacionan la actividad humana con la alteración del clima. Muchos han visto o han hecho ver el factor humano como un riesgo a mitigar y he aquí el peligro. De hecho, en un reciente artículo de Jonh R. Christy (The Wall Street Journal, 1 noviembre de 2007), director del Centro de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Alabama y uno de los científicos que trabajan en el IPCC, explica que las predicciones sobre el calentamiento de la Tierra y sus consecuencias son sólo hipotéticas y resaltaba que el mundo tenía otros problemas más cierto y urgentes como la pobreza y la alimentación.

A pesar de la divergencia de opiniones aun dentro del mismo IPCC, nos quedamos con la ponderación de Mons. Parolin por proceder de una reflexión equilibrada y no basada en intereses políticos y económicos. Así, el “cambio climático”, como hecho, parece ser una realidad con hipótesis de causas aún no totalmente claras donde, de distintas formas, la actividad humana ha perjudicado el medio ambiente. Hasta aquí no hay problemas: sentimos esa realidad y, con una lógica sencilla, se puede entender lo perjudicial que resulta la producción de energía a base de carbono, el consumo de combustibles fósiles y otras emisiones de gases de efecto invernadero así como las consecuencias del uso irracional de agua o la tala desmedida de árboles. Sin embargo, como la alteración del clima está trayendo consigo grandes perjuicios se presentan múltiples soluciones que, dependiendo de la procedencia ideológica, serán lícitamente éticas en sus fundamentos y moralmente justas y aplicables en sus acciones.

El 20 de septiembre de 2007, durante la presentación del libro “Recurso ambiente. Un viaje en la cultura del hacer”, el cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo y Paz, denunció cuatro de los peligros en los que puede caerse al proponer soluciones al cuidado del medio ambiente. Éstas nos servirán de criterio general siempre que escuchemos o leamos las propuestas que las diferentes tendencias presenten como remedios para el tema que nos ocupa. Esos peligros son:

1. El biologismo por el que no se distingue la diferencia sustancial entre el hombre y los animales. Propuestas viciadas en este sentido son todas aquellas que quieren equiparar la vida de una planta o un animal a la de un ser humano dotado de inteligencia, voluntad y emociones. El biologismo, que no es una ciencia sino una ideología, se contrapone al antropocentrismo.

2. La ideología del catastrofismo que se nutre del pesimismo antropológico que no apunta para nada al hombre como recurso y, más bien, lo ve únicamente como problema; tan es así que del pesimismo se pasa a la desconfianza hacia el ser humano llegando a riesgos tan actuales y desgraciadamente vigentes como el aborto o la esterilización en orden a disminuir la población mundial.

3. La ideología neomaltusiana que propone planificar de modo centralizado los nacimientos violentando así la voluntad de la mujer.

4. La ideología del naturalismo que es lo mismo que el retorno a la naturaleza, a las diversas formas de esoterismo naturalista, narcisismo físico, búsqueda de un bienestar psicológico y emotivo confundido con bienestar espiritual, como el new age, que entiende de modo panteísta la biosfera, como un todo indiferenciado, y pierde de vista la naturaleza entendida como diálogo entre el hombre y Dios.

Es común la preocupación por el medio ambiente natural y un olvido por el medio ambiente humano; se deja de lado que la salvaguarda de las condiciones morales es el primer paso en el cultivo de una auténtica ecología.

En este contexto fue en el que nació el concepto ecología humana en la Encíclica Centesimus Annus de Juan Pablo II que no se puede olvidar: “Mientras nos preocupamos justamente, aunque mucho menos de lo necesario, de preservar los "hábitat" naturales de las diversas especies animales amenazadas de extinción, porque nos damos cuenta de que cada una de ellas aporta su propia contribución al equilibrio general de la tierra, nos esforzamos muy poco por salvaguardar las condiciones morales de una auténtica "ecología humana". No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado. Hay que mencionar en este contexto los graves problemas de la moderna urbanización, la necesidad de un urbanismo preocupado por la vida de las personas, así como la debida atención a una "ecología social" del trabajo.

El hombre recibe de Dios su dignidad esencial y con ella la capacidad de trascender todo ordenamiento de la sociedad hacia la verdad y el bien. Sin embargo, está condicionado por la estructura social en que vive, por la educación recibida y por el ambiente. Estos elementos pueden facilitar u obstaculizar su vivir según la verdad. Las decisiones, gracias a las cuales se constituye un ambiente humano, pueden crear estructuras concretas de pecado, impidiendo la plena realización de quienes son oprimidos de diversas maneras por las mismas. Demoler tales estructuras y sustituirlas con formas más auténticas de convivencia es un cometido que exige valentía y paciencia.

La primera estructura fundamental a favor de la "ecología humana" es la familia, en cuyo seno el hombre recibe las primeras nociones sobre la verdad y el bien; aprende qué quiere decir amar y ser amado, y por consiguiente qué quiere decir en concreto ser una persona”. (Centesimus annus 38-39).

A partir de una ecología humana debemos caminar hacia una ecología social que significa que, además de que el medio ambiente natural debe ser humanizado, encaminado al bien del hombre de hoy y de las generaciones futuras, el medio ambiente humano, la salvaguarda de la vida, de la familia, el trabajo, la ciudad -¡el respeto a una ecología propia!- también debe ser custodiado.

Para esto debemos lograr una:

1. Consolidación de una visión de progreso humano compatible con el respeto a la naturaleza. No basta con promulgar leyes, hay que modificar los comportamientos de las personas, de todas.

2. Solidaridad internacional: el cuidado del medio ambiente en el mundo es compromiso de todos, no sólo de algunos países. Esa solidaridad debe tener en cuenta las realidades y posibilidades de cada nación; de las desarrolladas y de los países pobres. Ningún país puede resolver por sí mismo los problemas relacionados con nuestro medio ambiente, de ahí que se deba anteponer la acción colectiva al interés personal.

3. Políticas públicas que promuevan las iniciativas internacionales basadas en la dignidad del ser humano que no lo hagan aparecer como enemigo ni caigan en catastrofismos. Esas políticas públicas debería encontrar vías y medios de mitigación y adaptación económicamente posibles para todos pues, muchas veces, las naciones pobres y algunos sectores de la población son más vulnerables a las consecuencias adversas del “cambio climático”. Además, los gobiernos deben ofrecer ayudas económicas e incentivos financieros para el desarrollo de tecnologías más adaptadas al ambiente para un mejor perfeccionamiento de las empresas públicas y privadas.

4. Mayor conciencia pública y educación: que la sociedad civil sea consciente de la necesidad del cuidado del medio ambiente y sea educada en ese cuidado; mientras más personas conozcan los diversos aspectos de los desafíos medioambientales, mejor sabrán responder. La educación debe ir focalizada a cambiar actitudes innatas egoístas de consumo y abuso de los recursos naturales.

Estamos llamados a conservar el medio ambiente para nosotros mismos, por nosotros mismos y para las generaciones futuras.

Estás grabado en piedra

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


Cuenta una historia que dos amigos iban caminando por el desierto. En algún punto del viaje comenzaron a discutir, y uno de los amigos le dio una bofetada al otro. Lastimado, pero sin decir nada, escribió en la arena: "MI MEJOR AMIGO ME DIO HOY UNA BOFETADA."

Siguieron caminando hasta que encontraron un oasis, donde decidieron bañarse. El amigo que había sido abofeteado comenzó a ahogarse, pero su amigo lo salvó. Después de recuperarse, escribió en una piedra: “MI MEJOR AMIGO HOY SALVO MI VIDA."

El amigo que había abofeteado y salvado a su mejor amigo preguntó: --"Cuando te lastimé escribiste en la arena y ahora lo haces en una piedra. ¿Por qué?" El otro amigo le respondió: --"cuando alguien nos lastima debemos escribirlo en la arena donde los vientos del perdón puedan borrarlo. Pero cuando alguien hace algo bueno por nosotros, debemos grabarlo en piedra donde ningún viento pueda borrarlo."

APRENDE A ESCRIBIR TUS HERIDAS EN LA ARENA Y GRABAR EN PIEDRA TUS VENTURAS. Dicen que toma un minuto encontrar a una persona especial, una hora para apreciarla, un día para amarla, pero una vida entera para olvidarla.

Trasmite esta frase a la gente que nunca olvidas. Es un mensaje corto para que sepan que nunca los olvidarás. Si no se lo envías a nadie, significa que tienes prisa y te has olvidado de sus amigos. ¡Tómate el tiempo para vivir!

ESTE DÍA HE SIDO HONRADO CON LA AMISTAD DE MUCHA GENTE MARAVILLOSA, ENTRE ELLAS TU. CONSIDERA ESTO GRABADO EN PIEDRA.

En la inmensidad incomensurable del Universo

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

I.- Un asteroide extinguió la vida

Se cree que un enorme meteorito impactó contra la Tierra hace unos 65 millones de años, en la región de la Península de Yucatán, en México, extinguiendo a los dinosaurios y la mayoría de los seres vivos. Y algunos objetos celestes de tamaño considerable no nos han alcanzado por cuestión de horas.
Infinidad de meteoritos chocan contra nuestro planeta cada día, pero muy pocos alcanzan el volumen suficiente para llegar a la superficie, sobreviviendo a la fricción con la atmósfera, que los quema y desintegra, formando destellos o "estrellas fugaces".
Se piensa que el cinturón de asteroides, situado entre las órbitas de Marte y Júpiter, constituye los restos de un mundo desintegrado por un colosal impacto, mientras que algunos planetas y sus lunas muestran las huellas de las colisiones.
Los cráteres de Arizona, en EE. UU. y los de la superficie lunar, atestiguan la frecuencia y poder destructivo de los impactos espaciales, que equivalen a la detonación simultánea de miles de bombas atómicas y pueden pulverizar o deformar otros cuerpos.
En 1911, cayó del cielo en Nakhla, Egipto, una roca del tamaño de una naranja, que mató a un perro y fue el primero de una serie de meteoritos sumamente raros, que han sido hallados en puntos terrestres muy distantes y al parecer se han desprendido de Marte, debido al choque de un gran asteroide contra el Planeta Rojo.
Una de las últimas "salpicaduras" de Marte la descubrió en 1991, en la Antártida, la expedición norteamericana Ansmet, de la que formaba parte el geólogo planetario español Francisco Anguita, de la Universidad Complutense de Madrid.
Según Anguita se cree que estas rocas, llamadas nakhlitas, shergottitas y chassignitas, son marcianas porque tienen un gran parecido químico con las analizadas por la sonda Viking, que visitó Marte, en 1979, y habrían llegado a la Tierra, después de vagar miles o millones de años por el sistema solar.

II.- Impactos profundos

Los cometas, asteroides, nubes y otras formas de materia cósmica se desplazan por el vacío a velocidades colosales, atraviesan las órbitas de los mundos y sus lunas, y se entrecruzan produciendo carambolas espaciales. Algunos planetas se han formado y giran debido a esas colisiones, algunas de las cuales han desprendido pequeños trozos de Marte que han llegado hasta nosotros.
¿Qué tienen en común las gigantescas nubes interestelares de gas y polvo que vagan por el espacio con los cometas de hielo y roca que provienen de los confines de nuestro Sistema Solar? Ambas formaciones pueden haber chocado o colisionar en el futuro con nuestro planeta, y son ejemplos de las múltiples carambolas que se producen entre los distintos cuerpos y estructuras del cosmos.
Es posible que hace cientos de millones de años gigantescas nubes espaciales provocaran extinciones masivas en nuestro mundo o hayan causado el fenómeno de “Tierra Bola de Nieve”, unos períodos glaciales muy severos en los que las tierras emergidas y probablemente los océanos estaban totalmente cubiertos de hielo, según dos informes financiados por la NASA.
Según uno de los informes publicados en la revista Geophysical Research Letters, la Tierra se cubrió de hielo después de que el sistema solar atravesara unas densas nubes espaciales.
Según el otro trabajo, unas gigantescas nubes moleculares menos densas pudieron haber causado la destrucción de buena parte de la protectora capa de ozono del planeta, lo cual extinguió la vida.
Consecuencias igual de catastróficas podría tener la colisión de nuestro planeta con alguno de los cientos de cometas invisibles que deambulan por el sistema solar, y que es más probable de lo que se creía, de acuerdo a las últimas investigaciones.
Los astrónomos piensan que muchos de estos cometas proceden de la Nube de Oort, una formación situada mucho más allá de las órbitas de los planetas más lejanos y constituida por los escombros del Sistema Solar, al cual parece envolver como si fuera una especie de globo, si bien nunca ha sido observada.

III.- Cometas fabricados por una nube

Un modelo matemático desarrollado en el Observatorio Armagh, en Irlanda sugiere que esta Nube produce muchos más cometas de lo que se creía, quizá unos 30 al año, lo cual aumenta el riesgo de que uno de estos cuerpos celestes colisione con la Tierra.
En la nube de Oort pueden existir miles de millones de objetos helados situados a 100.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, de los cuales puede haber unos 3.000 en órbitas “alteradas”: 400 veces más de los que se han podido observar hasta ahora.
Por el sistema solar pululan esos “cometas invisibles”, masas de hielo, polvo y rocas que vagan por el espacio y podrían chocar con la Tierra sin previo aviso, advierten algunos astrónomos.
Los planetas, cometas, asteroides e infinidad de objetos celestes de todos los tamaños, composiciones y formas, viajan por el sistema solar, chocando, modificando su rumbo o destruyéndose, en una enloquecida carambola cósmica, que llega hasta nosotros.
La rotación y formación de la Tierra y los planetas vecinos Mercurio, Venus y Marte, podrían deberse a grandes colisiones de cuerpos celestes durante la formación del sistema solar, según una teoría defendida por los astrónomos Scott Tremaine, de la Universidad de Toronto, en Canadá, y Luke Dones, del Centro Ames, de la NASA, en California, EE.UU.
Tremaine opina que el impacto que originó la rotación terrestre también originó su satélite, la Luna, y Dones cree que las rápidas rotaciones de la Tierra y Marte, de unos 1.600 kilómetros por hora, a la altura del Ecuador, se deben a una serie de impactos en su última fase de formación como planetas.
Las "carambolas" que originaron los planetas sucedieron durante la formación del sistema solar, surgido de un gigantesco y giratorio disco de polvo y gas, hace unos 4.500 millones de años.

El padre tiempo

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

“Lo que la razón no consigue, lo alcanza a menudo el tiempo”
Séneca.

El tiempo es como un río, formado por los hechos, que adquiere violenta corriente. Apenas se advierte uno, cuando otro ocupa su lugar, para dejar enseguida paso al que le sigue.

Es difícil poder precisar que cosas hay que dejar para que el tiempo las resuelva; pero lo que si se puede decir es que son muchas. Decía Cervantes: “...dejad al tiempo que haga de las suyas, que es el mejor médico de estas y otras mayores enfermedades. Dejad el cuidado al tiempo, que es gran maestro de dar y hallar remedio a las cosas desesperadas. ....Se dará tiempo al tiempo , que suele dar dulce salida a muchas amargas dificultades”.

La persona que afirma pensar hoy como hace diez años, miente o es un majadero al cual nada le enseña la vida, múltiple, diversa, varia, llena de cosas imprevistas, que modifican a cada instante el medio, las almas, el universo entero.

Solamente el tiempo logra amortiguar las grandes penas morales y el que sabe distribuir su tiempo, realiza y disfruta más. De todas las pérdidas, la peor sin duda es la del tiempo, ya que este es irreparable. No se debe desaprovechar el tiempo, la vida es corta y las cosas interesantes muchas.
La brevedad se impone. La multiplicidad de cosas y circunstancias de la vida actual así lo requiere. No alcanza el tiempo para realizar todo lo que debemos y queremos. La mayor parte de la gente desconoce el valor y la importancia del tiempo, y se lo quitan a otros sin consideración. Nervo decía: - “Al que tras del dinero quiera quitarse ese bien precioso e insustituible que se llama tiempo, y que según el refrán, los propios ángeles llorarán cuando perdido, dile: mi dinero es de todos, pero mi tiempo no”.....Quitar el tiempo equivale a quitar algo de la vida misma.
“Sabia virtud de conocer el tiempo, a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el refrán: Dar tiempo al tiempo......que de amor y dolor alivia el tiempo” (Renato Leduc).
Hay una costumbre, muy generalizada por cierto, de hacer continuamente referencia a “con el tiempo”: con el tiempo haré, comeré, tendré, viviré, etc. etc., pero no muchos hacen referencia al provecho que se obtiene con el tiempo. Veamos algunas referencias que seguramente nos hacen reflexionar.
Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buenfuturo económico, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.Con el tiempo te das cuenta que unirse a alguien sólo por que "ya meurge" es una clara advertencia de que tu relación será un fracaso.
Con el tiempo comprenderás que sólo quien es capaz de amarte con tusdefectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo te das cuenta de que si estas al lado de esa personasólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero.
Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y queel que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.
Con el tiempo comprenderás que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.
Con el tiempo aprenderás que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.
Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.
Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible.
Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios, pero multiplicados.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy,porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen, ocasionará que al final no sean como esperabas.
Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro si no el momento que estabas viviendo justo en ese instante! .
Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se hayan marchado.Con el tiempo aprenderás a decir que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser el amor de alguien... ante una tumba... ya no tiene ningún sentido.
Pero desdichadamente... sólo con el tiempo... y como aún es tiempo... mandemos muchísimos saludos a todos... a los que ya no estamos juntos, por todos los momentos buenos y malos que nos tocó vivir.
Y a los que ahora estamos unidos, pasando momentos geniales... ¡gracias por estar!
Y recuerda estas palabras "EL HOMBRE SE HACE VIEJO MUY PRONTO Y SABIO MUY TARDE"...... ¡justamente cuando ya no hay tiempo!.....
“Hoy de amores ya no tengo tiempo, amor de aquellos tiempos, como añoro la dicha inicua de perder el tiempo” (Renato Leduc).

jueves, 15 de mayo de 2008

El desden

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

El desdén es una limitación

Invadidos cotidianamente por los chismes de los políticos ---asunto del que se dan vuelo los medios informativos--- se dejan a un lado otros temas de mucho interés para México, las mexicanas y los mexicanos.

China está ahora en la lengua de todos, me atrevo a decir que de todo el mundo, pero en el caso nuestro se habla con un enfoque negativo, y esto tiene su explicación, más no su real justificación. Estamos invadidos de productos chinos, la mayor parte de baja calidad ---dicho coloquialmente: chafas--- y, lo que es peor, de contrabando, o sea que se venden libremente sin dejarle nada ---realmente dañando--- a la economía mexicana.

Haciendo a un lado el negativo aspecto del contrabando ---culpa del cual la tenemos los mexicanos y no los chinos--- en un análisis razonado sobre la realidad China-México, vemos, ¡sí!, que los chinos están desplazando a lo derecho a los empresarios mexicanos, como decimos por acá: “les están comiendo el mandado”. Los asiáticos están ganando el mercado nacional, mientras los productores nacionales se duermen en sus laureles. El creciente comercio de China con México refleja su creciente deseo de ganar nuestro mercado. A partir de 2003, la nación asiática ocupó el segundo lugar como proveedor de México, sólo superada por Estados Unidos.

Al cierre de 2003, los intercambios comerciales aumentaron a 9,863 millones de dólares, de los cuales 463 corresponden a las exportaciones mexicanas. Esto representó un déficit para México superior a los 8,938 millones de dólares, cifra que no considera la entrada ilegal de los productos chinos. Este déficit significa que las industrias pierden mercado en su propio territorio, lo que además incide en la generación de empleos.

Como se ve, China constituye un difícil rival comercial para México, incluso dentro de los Estados Unidos, ya que está convertida en su principal socio comercial, además de que exporta a Europa, hecho que demuestra una diferencia en relación con nuestro país, porque México dirige la mayoría de sus exportaciones a la Unión Americana. Como ejemplo: en 2003 las exportaciones chinas de textiles a Estados Unidos crecieron 32.8%, en tanto que las de México retrocedieron 7.9%.

Nuestro país debe tener una mayor apertura con el país asiático, porque este ya forma parte de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esto significa que marcas chinas, que son ya muy conocidas en Europa y Estados Unidos, llegarán irremediablemente a nuestro país y su mercado. Es necesario que los empresarios mexicanos profundicen sus conocimientos sobre la cultura y economía china, a fin de que estén en condiciones de comercializar sus productos en ese país, ya que si no lo hacen así, aumentará la brecha entre importaciones y exportaciones con esa nación. Deben emparejarse con los chinos que han mostrado interés en conocer nuestra cultura, nuestros valores, costumbres y tradiciones, pues buscan que más de sus productos entren a nuestro mercado, actitud que no es fortuita, sino propio de la filosofía oriental, tal y como lo hicieron los japoneses para invadir el mercado mundial.

Pero el panorama para México no es tan sombrío, pues ya algunos empresarios mexicanos ---sacudiéndose viejos y arraigados atavismos--- han empezado a practicar esa filosofía y han aprovechado la apertura que china ha hecho de sus puertas. Cinco empresas mexicanas, de distintos sectores, ya están trabajando con éxito en aquel país y hay ofrecimiento de amplias oportunidades para inversionistas de los sectores agroalimentario y automotriz, así como a un sinfín de proveedores.

Según especialistas en comercio internacional, China tiene problemas que a la larga puedan representar oportunidades de negocios, como el que los mercados de bienes, servicios, trabajo y capital aún presentan obstáculos para futuros ajustes estructurales del país; las empresas estatales tienen deudas elevadas y los bancos requieren recapitalizarse y reestructurarse.

El Director para Asía del Banco de Comercio Exterior (BANCOMEXT) ha destacado que las oportunidades de vender a China son amplias, toda vez que ese país no es capaz de satisfacer todas sus necesidades de alimentación, petróleo, autopartes, telecomunicaciones, entre muchos otros renglones, debido al fuerte crecimiento que ha registrado en los últimos 20 años. Lo interesante en China no es necesariamente lo que le vendemos ahorita, sino el potencial de lo que le podemos vender. Se trata del país que está creciendo más rápidamente en todo el mundo, de manera que en los próximos tres años sus importaciones en diversos sectores van a ser de 950 mil millones de dólares y su producto interno bruto (PIB) será por lo menos dos veces el de México.

A la fecha, al menos cinco empresas mexicanas han tomado el riesgo de ingresar al mercado chino, y son presentadas por BANCOMEXT como casos de éxito ante los empresarios nacionales, En la industria petroquímica, Grupo Idesa, ha logrado introducirse al mercado chino con buenos resultados; en la industria del cuero y calzado, Quinn México se ha colocado como proveedor de insumos; en el sector de la confitería, Canels se ha posicionado, al igual que Esmaltados Alfher; y en el sector de los alimentos y bebidas Grupo Modelo ya está en aquel mercado, además hay otras ya interesadas como Bimbo. El funcionario de BANCOMEXT asegura que los inversionistas mexicanos podrían tratar de incursionar y ganar “un pedazo del pastel que representan las millonarias importaciones chinas en muchos nichos”.

Estamos ---dicho en términos taurinos--- en el momento de la verdad, en la encrucijada en donde hay que escoger por cual camino seguir, a ojos vistas parece que no debe de haber duda, pero toca a los empresarios e inversionistas mexicanos decidir, la pregunta es: ¿aplicarán la lógica e inteligencia o desdeñarán la ruta que se antoja la indicada?

El deporte en adultos mayores

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


En las sociedades primitivas cada persona luchaba por sobrevivir, así que conseguir el alimento significaba recorrer grandes distancias, luchar contra los animales, la naturaleza y los rivales, por tal motivo se necesitaban gran fuerza física y agilidad y quien no la tenía era presa fácil de cualquier ataque.

Más tarde los pueblos se fueron haciendo sedentarios para radicar en pequeñas comunidades, allí es donde se convierten en agricultores. Muy pocos de ellos alcanzaban a cumplir 30-35 años, y el promedio en la banda de recolectores era de 18 años; de esta manera, la vida de estos hombres estaba en constante amenaza, ya sea por las inclemencias, las epidemias, rencillas tribales o el hambre.

Entre los esquimales, por ejemplo, los viejos preferían morir y no ser carga para su grupo, eligiendo voluntariamente la muerte. Estas experiencias demuestran que la vejez, aparte de un hecho físico, es un prejuicio cultural.

Envejecimiento

En nuestra sociedad occidental actual la cultura respecto a los adultos mayores es muy diferente, ya que la esperanza de vida es superior a los 70 años debido a las condiciones de salubridad en que vivimos, los continuos avances de la ciencia en materia médica, y al hecho de que ya no dependemos demasiado del físico para sobrevivir; esto conlleva una serie de cambios culturales respecto a quienes consideramos ancianos y que trato les damos. Uno de esos cambios tiene que ver con un mayor deterioro físico por alcanzar tan altos promedios de edad, sin haber llevado una vida saludable.

El envejecimiento físico conlleva a una serie de cambios a nivel cardiovascular, respiratorio, metabólico, músculo esquelético, motriz, etc., que reducen la capacidad de esfuerzo y resistencia al estrés físico de los mayores, reduciéndose así mismo su autonomía, calidad de vida, habilidad y capacidad de aprendizaje motriz; y como la actividad física se reduce con la edad, constituye un claro indicador de mayor cuidado en la salud.

La reducción del repertorio motriz, junto a la lentitud de los reflejos y descenso del tono muscular en reposo, entre otros factores, provocan descoordinación y torpeza. La inmovilidad e incapacidad es el mejor agravante del envejecimiento y la incapacidad, de tal forma que lo que deja de realizarse, fruto del envejecimiento, pronto será imposible realizar.

Importancia del ejercicio físico

El ejercicio físico previene enfermedades y contribuye a mantener la independencia física, acarreando beneficios sociales, afectivos y económicos. El entrenamiento físico adecuado del adulto mayor puede demorar considerablemente el deterioro físico de 110 a 15 años.

Mantenerse en forma

Las actividades físicas y deportivas son una fuente de salud y rejuvenecimiento. A cada anciano, según su estado de salud física y mental, y su experiencia deportiva pasada, se le podrán aconsejar aquellas actividades que le sean más beneficiosas.

Especial interés tienen hoy las llamadas técnicas de movilización (fisioterapia, socioterapia, terapia ocupacional) que se vienen utilizando en la rehabilitación de ancianos que padecen enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, neurológicas o de motilidad, e incluso en aquellos que presentan una clara sintomatología psicopatológica.

En todos lo casos, aunque de forma diferente, si se actúa a tiempo se puede lograr recuperaciones totales, o cunado menos parciales, evitando que el anciano termine en un hospital, postrado en cama. En la actualidad, vienen siendo utilizados en diversos contextos: hogares, residencias, asilos, hospitales. Se pretende así lograr la adaptación psicosocial del anciano a su medio ambiente.

Programas de Ejercicio Físico

Los ejercicios deben ser variados para que los estímulos lo sean también, incidiendo sobre audición, tacto percepción y fomento del dialogo corporal de las personas mayores consigo mismas, situación que les permite mejorar su esquema corporal, realizando movimientos inusuales y variados en condiciones que le merezcan seguridad y mejoren su equilibrio, control y estabilidad postural, contribuyendo a que recobre seguridad en sí mismo mejorando su motricidad y capacitándole para sus quehaceres cotidianos, así como para actividades de relación social que, en definitiva, mejoren su calidad de vida y salud física y mental.

Juegos Nacionales Deportivos y Culturales

En México se realizan los Juegos Nacionales Deportivos y Culturales para los Adultos Mayores. Se iniciaron en 1985, cuando por primera vez se logró reunir a personas de la tercera edad pertenecientes a los clubes, albergues y residencias del Distrito Federal, con la intención de sensibilizar a la población mayor para mantenerse activa físicamente, como una alternativa para fomentar la convivencia entre este grupo. La décimo sexta edición correspondiente al año 2002 se efectuó en Aguascalientes, con la decidida participación de 6 mil 053 adultos mayores.

Autocompromiso

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


De la filosofía de Querien Vangal

¿Cómo cuidar de uno mismo, de nuestra confianza y autoestima, para lograr los objetivos que más deseamos cumplir en la vida?

Comencemos por lo que NO debes hacer:

Ø Compararte con los demás.

Ø Negarte ante cualquier oportunidad.

Ø Evitar asumir un compromiso.

Ø Repetir una y otra vez cosas como: “Soy un(a) tonto(a)”, “Soy fea”, “Soy desagradable”, “Soy un(a) inútil”.

Ø Involucrarte con personas o en situaciones en las que seas menospreciado o te falten al respeto.

Ø Tener presente una larga lista de tus fracasos. Vergüenzas, cualidades negativas, y errores cometidos en el pasado.

Ø Evitar que alguien llegue a conocerte bien.

Ø Evitar hacer lo que te gusta.

Ø Vivir la vida según las expectativas de los demás.

Ø No intentar nada nuevo.

Ø Quedarte sentado(a) esperando que las cosas simplemente sucedan, o que los cambios se produzcan solos.

Ø Evitar imponerte desafíos, o enfrentarte a dificultades que te muevan de tu comodidad.

Ø ¡Algunas veces, sin saberlo, parecemos implorar que nos consideren miserables! Por ello, debemos trabajar en elevar nuestro autoestima, el único problema es cómo hacerlo.


Pero, ¿cómo desarrollar un verdadero sentimiento de autoestima y ¡vivir la vida al máximo!?

Secretos para sacarle el jugo a la vida:

El autoestima se refiere a cómo te ves a ti mismo. Cómo te valoras. No se trata de alardear o de tratar de probar lo valioso que eres ante los demás, sino de creer en ti y creer en lo que eres capaz de hacer.

Una elevada autoestima puede ayudarnos a sentirnos bien con nosotros mismos y quienes nos rodean. Para ello debes:

Ø Creer que eres una buena persona.

Ø Sentir tranquilidad interior, y respetarte a ti mismo(a). Por ejemplo pensar: “Soy capaz, “Soy divertido(a)”

Ø Tener una opinión positiva de ti mismo(a) y de lo que eres capaz de lograr. Por ejemplo: “Merezco ser feliz y respetado(a) por mi y por los demás”.

Ø Sentirte seguro(a) y pensar que te espera un futuro promisorio.

Ø Confiar en lo que eres capaz de lograr.

Ø Pensar que el mundo puede ayudarte a cumplir tus deseos y satisfacer tus necesidades.

Ø Sentir que tienes energía para hacer las cosas, ¡y que tu mente está llena de maravillosas ideas que deseas realizar!

Ø Sentirte orgulloso(a), satisfecho(a) y feliz al obtener los logros que te propones.

Ø Saber que hay ciertas cosas en la vida que dependen de tu actitud.

Ø Tomar una actitud activa frente a las cosas que deseas.

Ø Observar y apreciar tus logros.


El sentimiento de autoestima puede traer consigo otros efectos positivos:

Ø El relax y la calma tan deseada.

Ø Un deseo de cuidar de ti mismo(a).

Ø Una actitud positiva en la vida.

Ø Una actitud de apertura y comunicación.

Ø Independencia y responsabilidad.

Ø Sociabilidad.

Ø Crecimiento personal continuo.

Un alto autoestima puede ser una gran ayuda para tu vida, y puede además hacer sentir más felices a quienes se encuentran a tu alrededor.

“Siempre que llovió, paró”

Sin embargo, algunas cosas que has experimentado en tu vida pueden haber producido un afecto negativo en tu personalidad.

Ø Una humillación en el colegio, en el trabajo, etc....

Ø Haber tenido que asumir la culpa por algo que no era tuu error.

Ø No haber cumplido tus metas afectivas, sociales o físicas.

Ø Haber sufrido un acoso de algún tipo. Por ejemplo: abuso sexual u otro tipo de violencia física o moral, de pequeño(a). (violación, discriminación, etc.)

Ø Haber sido juzgado de una determinada manera por otras personas.

Ø Tener o haber tenido miembros alcohólicos en la familia.

Ø Recibir la influencia de los medios de comunicación sobre lo que la sociedad espera, por ejemplo, de una mujer.

Debes tener en cuenta que todo esto no es culpa tuya. Tiene que ver con otras personas o con la sociedad misma, y los valores que ella presenta. Y no puedes cambiar a las personas o a la sociedad. Lo que si puedes hacer es protegerte de eso permaneciendo fiel a tus ideas.

Cómo tener sentimientos positivos:

Ø ¡Sé bueno(a) contigo mismo! Deja de ser tu principal obstáculo. Comienza a apreciarte más, y deja de compararte con otros.

Ø Piensa en los logros que has obtenido en la vida, en como los lograste, y cómo eso influenció positivamente en ti y en los demás. Cómo te hizo sentir y qué aprendiste de ti mismo en esos momentos.

Ø ¡Atrévete a soñar! Piensa en cómo desearías que fueran las cosas en tu vida. Ponte metas. Una a la vez. Y no abarques más de lo que eres capaz.

Ø Aprende y practica una actividad nueva. Cualquier cosa, por ejemplo: jugar ajedrez.

Ø Haz una lista de los logros que haz obtenido en tu vida. No necesitan ser cosas de gran importancia como ganar una medalla en las olimpiadas.

Ø Piensa en las cualidades positivas que tienes y cómo te han ayudado en tu vida. Piensa cómo puedes explotar esas cualidades.

Ø Sé útil a los demás. Ofrécete para ayudar en tu comunidad, en la oficina, etc.

Ø Realiza alguna actividad que te guste, y para la que sabes que eres bueno(a). Si no se te ocurre ninguna, intenta aprender algo nuevo: pintura, música, teatro, etc.

Ø Toma una actitud activa frente a las cosas. Toma las riendas de tu vida.

Ø Acepta los cumplidos. Agradece a quien te los ofrece.

Ø No tengas miedo de cometer errores. No temas al fracaso y reconoce tus limitaciones.

Ø Sé autentico. Busca lo que es mejor para ti, y no estés pendiente de lo que los demás esperan de ti. Aprende a amarte a ti mismo(a), con tus defectos y virtudes, para que así puedas amar a los demás; y ser agradecido(a) por lo que la vida te ha dado.

domingo, 4 de mayo de 2008

El respeto a todo ser viviente

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Enrique Galván-Duque Tamborrel


Si no nos indignamos cuando se nos presenta
alguien con un cuerpo torcido y con jorobas,
¿por qué montar en cólera al ver un alma deforme?”
Montaigne


CONSIDERACIONES
En la primera mitad del siglo XX era fama que si en Japón se agachaba uno con la intención de coger una piedra y tarársela a un perro, no echaba a correr el animal como sucedía y sucede en cualquier otro país del mundo occidental, porque el perro nunca había recibido en aquel país pedrada alguna y por lo tanto desconocía el intento que supone el coger una piedra. Ese espíritu de ternura, solicitud y cariño por los animales, caracterizaba singularmente al pueblo japonés y se manifestaba de rechazo en las relaciones con sus semejantes, resultado de ello que los crímenes cometidos anualmente en el Imperio del Sol Naciente, eran en número una insignificante fracción de los que se perpetraban en los Estados Unidos. Después de la guerra mundial (1939-45) las cosas cambiaron en todos los países (involucrados o no) del orbe, la influencia de los países triunfadores, principalmente de los Estados Unidos, se dejó sentir en todos los ámbitos; aunque es de suponer en que un pueblo, como lo es el japonés, amante y conservador de sus costumbres y tradiciones, la costumbre del respeto y cariño a los animales subsista.
En la India, donde el modo de tratar a los animales, avergonzaría a las naciones europeas de tan encarnizada civilización y poderío, revela la estadística para una población de 1,025 millones de habitantes, la cuarta parte de los crímenes cometidos anualmente en Inglaterra, uya población sólo es de 60 millones; y menor fracción todavía respecto de los Estados Unidos que cuentan con poco más de un cuarto de los habitantes de la India. Estos hechos son más que significativos, pues tienen realmente grandísima importancia y debemos apreciarlos en su verdadera valía.
Por lo que a nuestros países (iberoamericanos) se refiere, no empezamos tan pronto como debiéramos a inculcar en el entendimiento y en el corazón de cada individuo los que pudieran llamarse sentimientos humanitarios. La madre, por ejemplo, casi inconscientemente, da las primeras y tempranas lecciones de atolondramiento y dureza de corazón, que pueden encaminar eventualmente al niño por los caminos de la crueldad y aun del crimen. Ya desde chiquito se inicia al niño a que monte en un caballo de cartón y se le pone un látigo en la mano diciéndole: “Pégale para que ande”. Con esta lección preparatoria, de varios modos complementada, estimulamos en el niño el ardiente deseo de fatigar al caballo de carne y hueso que arrastra un carruaje. Otras veces, si el niño tropieza con una silla, chichoneándose la frente y prorrumpiendo en llanto, la madre, ya por cortedad de alcances, ya por egoísmo, procura distraer al niño del golpe recibido diciéndole, con fingido aire de enfado y disgusto: “¿La pícara silla le ha hecho daño al nene? Anda y pégale a la silla. Dale un puntapié pégale fuerte”. Si al día siguiente el niño se echa encima del perro, ó con él tropieza, el perro es el que el puntapié recibe; y finalmente, si más tarde sobreviene alguna pendencia entre el niño, ya mayorcito, y un compañero de colegio, trata a éste, como su madre le enseñara a tratar a la silla y al perro. De esto se puede deducir cuáles serán las relaciones que, cuando ya mozo, tenga el niño con sus camaradas.
Después de esbozar el tipo de la madre imprudente y egoísta, consideremos por un momento el de aquella otra, siempre solícita y anhelosa de influir del mejor modo posible en el ánimo del pequeñuelo, porque sabe cuan grande y casi omnipotente es el efecto psicológico de las primeras emociones. El niño cae de la silla ó tropieza con ella. La madre, dominando el instintivo impulso de enojo y sobreponiéndose al espanto y lágrimas del niño, dice, acariciando el chichón: “¿Por qué le hacho daño el nene a la silla? Tráela y la curaremos también.” Así se hace y todo pasa como si nada hubiera ocurrido. Otro día, sucede que el niño tropieza con el perro; y entonces, después que la madre le ha curado el daño recibido, acude al niño suavemente a consolar con caricias al perro; y6 si en otra ocasión tropieza con un compañero de juego, experimenta tal simpatía hacia el otro niño, que le mueve a tratarlo con el mismo consuelo y las mismas caricias que a él le prodigara su madre.
Cada cual puede considerar cuán decisivo es el influjo de estas sugestiones en la vida ulterior del niño y cuanta eficacia allegan a sus futuras relaciones sociales. Varios ejemplos de esta clase podríamos recordar en la vida cotidiana de las familias.
Retrocediendo todavía más lejos, diremos que las madres que empiecen a comprender la poderosa influencia que ejercen en las cualidades congénitas de sus hijos, tendrán ocasiones de observar que cada estado mental y emotivo del niño será efecto de la influencia de la madre deje sentir en la vida de la tierna criatura; y por lo tanto, no ha de inculcarle durante la niñez ideas ó impulsos de cólera. Odio, envidia ó malicia, ni malos pensamientos de cualquier clase que sean; sino por el contrario, infundirle sentimientos de ternura, bondad, compasión y amor, que arraigándose en el entendimiento del niño desde que nazca, exterioricen sus efectos en el cuerpo infantil, en vez de permitir la exteriorización efectiva de los vicios opuestos.
EDUCACIÓN MORAL
Es ya axiomático que no basta la sola educación de la mente. Nada más cierto en este mundo que el principio según el cual la educación de la inteligencia sin la del corazón, acrece simplemente el poder del individuo para el mal, mientras que si ambas van en acorde paralelismo, acrecen el poder del individuo para el bien, que es el fin de la verdadera educación.
Sin duda alguna hemos de empezar nuestra tarea por el niño, pues las lecciones aprendidas en la infancia, son las ultimas que se olvidan. Sólo cuando está blanda, modela el alfarero la arcilla; al cabo de poco tiempo, cuando empieza a endurecer, ya no puede modelarla. Así sucede con el niño. Las primeras ideas de bondad y de clemencia que se inculcan en su mente, se fijan en su corazón; arraigan y crecen según va pasando la tierna criatura de la niñez a la mocedad y de la juventud a la edad viril, que es cuando aquellos principios llegan a ser inconmovibles y ejercen toda su influencia sin que apenas poder alguno logre cambiarlos, pues a su alma se adhieren para siempre y deciden de su porvenir.
¡Cuán importante es, por lo tanto, que los primeros principios inculcados en el corazón del niño sean ejemplo de dulzura, amabilidad, clemencia, amor y humanidad, y no ejemplos de odio, envidia, egoísmo y malicia!. Aquellos acaban de hacer de nosotros hombres honrados, ciudadanos obedientes y amantes de las leyes, estos hacen burladores de las leyes y hombres criminales. De la educación de los niños de hoy, dependen las cualidades de la generación de mañana.
En los delitos contra las personas, juegan importantísimo papel las pasiones, y lo mismo ocurre en la mayor parte de los delitos contra la propiedad. ¡Cuán provechoso es, por consiguiente, que el niño aprenda a dominar sus pasiones! ¡Cuán necesario que se le enseñe a ser cariñoso, amable, compasivo y benéfico! Y entre todos los que pueda sugerir el pensamiento humano, no hay mejor ni más prudente y expedito medio para lograr este fin, que es enseñarle a ser bondadoso con todas las criaturas del Dios. Si al niño se le educa de esta manera, arraigarán en su corazón aquellos principios de conducta que cuando sea hombre le hagan amable y compasivo, no sólo con los irracionales, sino también con sus semejantes. Enseñémosle que los irracionales son criaturas de Dios, puestas cada una en el mundo para su peculiar fin, por un padre celestial común como los mismos seres humanos, y que por lo tanto tienen también derecho a la vida y a la protección. Enseñémosle que todo hombre de corazón recto está persuadido de que sólo una naturaleza abyecta, cobarde y depravada, es capaz de maltratar a la criatura débil e indefensa, prevaliéndose de la fuerza y que no hay mejor ni más verdadera prueba de valentía y nobleza de carácter que tratar dulcemente a los irracionales. Es imposible estimar cuál merecen los beneficios resultantes de una prudente y humana educación.
El niño a quien no se le haya enseñado a ser compasivo y benéfico, que no haya aprendido a escuchar los clamores de los animales suplicándole dulzura y protección, llegará a ser cruel con ellos y en consecuencia también lo será con su familia y con sus semejantes. Por el contrario, el niño a quien se le haya enseñado a escuchar los clamores de las irracionales criaturas de Dios; aquel cuyo corazón se haya abierto a los ejemplos de bondad y compasión, llegará a ser, bajo esta dulce influencia, un hombre de generosos y nobles sentimientos.
Por lo tanto, eduquemos la inteligencia y los sentimientos del niño; pero sobre todo eduquemos su corazón. Enseñémosle a tener piedad de los animales que están a merced suya, que no pueden defenderse por sí mismos ni manifestar su debilidad, sus penas o sufrimientos; y muy luego vendrá por ello el niño en conocimiento de que la primera ley, la primera obligación moral del ser humano, como ser superior, es proteger y amparar a los débiles e indefensos. Y no se detendrá aquí; porque ello le conducirá a considerar, como ley suprema, los deberes del ser humano para con sus semejantes.
CAZA
Tengo tal fe en la influencia de los sentimientos humanitarios que al niño se le inculquen en edad temprana, que me considero en el deber de concretar, lo más brevemente posible, las varias instigaciones que por numerosos medios pueden darse y están dando continuamente para encaminar al niño por las vías del bien o el mal.
Con paternal amor, le enseñaría yo al niño, en primer lugar, la insensatez, el egoísmo, la fiereza y crueldad de la caza como deporte. Apartaría de sus manos las ballestas, escopetas y demás armas ofensivas con que pudiera herir, torturar o matar aves, cuadrúpedos y otros animales, y en vez de alentarle a martirizar pajaritos, le demostraría los grandes beneficios que incesantemente nos allegan destruyendo larvas, orugas, insectos y roedores perjudiciales; y que si no fuera por la persecución de que son objeto por parte de los pájaros, se multiplicarían estos bichos hasta el punto de destruir materialmente las plantaciones. Le recordaría cómo alegran y embellecen nuestra vida con su canto. Le explicaría la manera que tienen de fabricar su nido, de procurarse el alimento, su maravillosa fuerza de domesticación, su portentoso instinto e infatigable perseverancia. Por lo tanto, le enseñaría a amarlos, a estudiar sus costumbres, a cuidarlos y darles de comer.
La afición al deporte cinegético indica una de estas dos cosas: imbecilidad inexcusable o refinado egoísmo impropio de un ser humando y racional.
A finales del siglo XIX, escribía Rodolfo Waldo Trine: “Ningún hombre verdaderamente cuerdo y varonil, ni mujer alguna verdaderamente sensata y valerosa, puede numerarse en una partida de caza. Cuando leemos u oímos que tal o cual señora de distinción, o que la esposa de este o aquel caballero de resonante apellido, se entregan a la egoísta y salvaje diversión de la caza, tengamos por cierto que sólo la mueve el deseo de verse en lenguas de la gente o en plumas de los gacetilleros; y con semejante afán toma parte de la caza del ciervo, de la zorra o del jabalí, dando con ello suficientes indicios de su verdadero carácter personal.”
No hace mucho tiempo llamó mi atención cierto pastor protestante de una ciudad de Nueva Inglaterra, que había publicado en los periódicos un artículo apologético de la caza, disputándola como el más excelente pasatiempo y recreo de los hombres de su profesión, y estimulándoles a cobrar a dicho deporte tanto cariño como ya él le tenía. Meditando sobre esto, parecíame inverosímil que aquel hombre no penetrase el verdadero sentido de las dulces y compasivas enseñanzas de Cristo, a quien prometió seguir; dejando aparte las humanitarias máximas de Buda, tildado quizás de idólatra por el citado pastor en sus pláticas y sermones. ¿Hemos de tener reparo en acusarle de ignorancia inexcusable o de lastimoso y brutal egoísmo?
No puedo por menos de citar aquí las siguientes palabras del arcediano Farrán, que hace poco tuve la gratísima oportunidad de leer::
“Varias veces he presenciado a orillas del mar un triste y lastimosos espectáculo, cuyo recuerdo me llena de espanto todavía. Gran número de inocentes avecillas marinas yacían muertas sobre la arena, tinto en sangre el blanco plumaje, arrojadas allí, después de servir su martirio y matanza, de diversión a hombres sin entrañas. ¡Diversión? ¡Execrable diversión! Porque execrable es el divertirse matando por el placer de matar; y no cabe suponer más estúpido empedernimiento, ni más callosa insensibilidad a la comprensión, que la de los hombres que al ver cómo las aves de inmaculada blancura rozan con sus alas la refulgente superficie del azulado mar, se embarcan con sus hijos en un bote para embrutecerles el alma en aquella salvaje diversión. ¡Execrable pasatiempo, vuelvo a repetir, el de matar las hermosas avecillas del Dios herirlas cruelmente y dejarlas abandonadas en la solitaria arena!”
Otro párrafo, que hace pocos días me envió un buen amigo, dice así: ”El célebre novelista ruso Turgenieff, nos cuenta un conmovedor episodio de su vida, que despertó en él los generosos sentimientos de ternura cuyo hechizo hermosea todas sus obras literarias.
Cuando Turgenieff tenía diez años, llevole su padre una mañana a cazar pájaros. Al cruzar un campo de rastrojos, levantó el vuelo, casi a sus pies, un hermoso faisán dorado y rosa; y con el júbilo de un deportista en cuyas venas arde el fuego de la afición, disparó el niño Turgenieff su escopeta, yendo el faisán a caer mal herido junto a él. Era hembra el ave, y la vida se le acababa por momentos; pero prevaleciendo el instinto maternal sobre la misma muerte, alcanzó el faisán con débil el nido donde su tierna cría reposaba sin advertencia del peligro. Vituperose entonces Turgenieff de que su corazón permaneciese tranquilo ante el daño que había hecho, y asomándose al nido, vio que el cadáver del faisán escudaba al pequeñuelo. Avergonzado en aquel instante por el sentimiento de criminosa crueldad que le había pervertido, y excitado por el remordimiento:
---¡Padre! ¡padre! ¿qué hice?--- exclamó volviendo la faz horrorizada hacia el autor de sus días.
Pero al padre no le había pasado por alto la leve tragedia y respondió:
---¡Bien hecho, hijo mío! Has disparado perfectamente el primer tiro. Pronto serás un cumplido deportista.
---¡Nunca, padre! Nunca volveré a matar a un ser viviente. Si eso es deporte, no quiero nada con ello. La vida es para mi más hermosa que la muerte, y puesto que no puedo dar vida, nunca jamás la quitaré.”
Aleccionados por este ejemplo, en vez de poner en manos del niño una escopeta o cualquier otra arma ofensiva que pueda servir de instrumento para herir, martirizar o matar un solo animal, démosle el objetivo y la cámara oscura y enviémosle a ser el amigo de los animales, a observar y estudiar sus cualidades y costumbres, a aprender de ellos las maravillosas lecciones que pueden enseñarnos; y de este modo se explayará su admiración y solicitud hacia ellos, llegando a ser por su carácter el tipo de hombre verdaderamente varonil y gallardo en oposición al del hombre empedernido, egoísta y brutal.
VIVISECCIÓN
Consideremos ahora otra práctica cuya influencia es notoriamente nociva, y que niños y estudiantes presentan por doquiera. Me refiero a lo que comúnmente se conoce con el nombre de vivisección, o sea el acto de sajar, quemar descuartizar o abrir en canal a los animales vivos con objeto de investigaciones científicas. Después de un muy detenido estudio de esta materia y oídas las opiniones de los más hábiles médicos y cirujanos del mundo, podemos declarar categóricamente que ningún conocimiento, realmente valioso, ha adquirido el ser humano por este medio que no hubiera podido adquirir o haya adquirido por otros distintos, sin necesidad del sacrificio y martirio de una vida; es decir, sin necesidad de los crueles y endurecedores efectos que de aquel pernicioso procedimiento dimanan.
Por mi parte, considero que los padres no deben permitir que sus hijos asistan o permanezcan en un colegio en donde se practique la vivisección; además deben alzar la voz y ejercer su influencia contra tal práctica en todas ocasiones. Debemos enseñarle a los niños el gran principio, ya notorio hoy, de que la mente es el natural protector del cuerpo, donde incesantemente se exteriorizan los efectos y condiciones paralelas a los estados mentales y emotivos que en nosotros prevalecen. Debemos enseñarles que lo insensato y lo cobarde, es acarrear males al cuerpo por medio de los ponzoñosos y corrosivos efectos de la cólera, odio, recelo, malicia, envidia, rabia, temor, desaliento, lascivia e intemperancia; y en consecuencia, hallaría en ello el medio de convencerlos que se debe evitar el martirio de los p0obres animales desprovistos de habla.
RABONEO
Hay a quienes les gusta mochales el rabo a los caballos y perros, práctica esta que indica, a mi criterio, debilidad de carácter y, por consiguiente, sujeción a la costumbre, o desconsiderado deseo de llamar la pública atención, tal vez porque el dueño del animal está persuadido de que no hay en su persona cualidad alguna digna de llamarla; y también demuestra que carece completamente de aquellos delicados sentimientos que nos apartan de toda acción cruel y mortificante, y de todo cuanto pueda infligir sufrimiento a una criatura viviente.
Ha de saber el niño que los animales de referencia sufren y padecen mientras les cortan y queman la cola, y que el agudo dolor producido por esta operación, es leve si se compara con el que persiste en la parte operada durante toda las vida de tan nobles animales.
La piel del caballo es exquisitamente sensible a las picaduras de los tábanos, moscas y demás insectos pestíferos que le molestan en el verano, y que sin el natural instrumento defensivo de la cola, le hacen la vida totalmente insoportable. El animal queda cruelmente mutilado para siempre y afeada por jamás su natural hermosura.
En algunos países la ley castiga con multa y cárcel a los que cortan la cola de un caballo o perro, pero todavía tan estúpida, cruel y deplorable costumbre está más o menos arraigada en muchas regiones, y no se abolirá hasta que el sentimiento público se rebele contra de ella Seguramente que los que cortan la cola a los caballos, volverían sobre su acuerdo, tornando a la cordura, si se les forzase a permanecer tan sólo una tarde de canícula en medio del campo, con la desnuda espalda expuesta a las picaduras de las moscas, avispas y abejas, tábanos y otros insectos que le pondrían frenético si no pudiera valerse de las manos para ahuyentarlas. En este aspecto, el perro no sufre tanto como el caballo, porque tiene otros recursos de los que puede valerse para defenderse, pero no por ello deja de serle útil la cola con que la sabia naturaleza lo dotó.
Desprovisto el caballo de la cola con que protege su sensible pelambre, puede llegar un día en que, atosigado por los ofensivos bichos y excitado por el freno, se desboque y precipite arrastrando a su propio amo, que encontrará la muerte o por lo menos invalidez perpetua donde pensó hallar distracción y recreo. Ley del universo es que en una u otra forma coseche cada cual lo que siembra.

PASTOREO
También por la vía del ejemplo, expondré a la consideración de los niños el caso de aquellos hombres que anualmente abandonan las reses en los campos, donde el rigor del invierno, el hambre y el frío las matan por miles causa de que el pastor las deja perdidas cuando no encuentra pastos suficientes para alimentarlas. Siguen muchos ganaderos este cómodo sistema, porque les resulta más barato perder cada invierno una parte de su grey, que proporcionar a las demás reses el conveniente alimento y abrigo. Miles de cabezas se pierden anualmente en el mundo por este motivo. Quienes de tal suerte proceden son seres insensatos, merecedores de ser tratados como lo fuere quien echase parte de su capital en un establo o en un estercolero.
Lo mismo hemos de enseñar a los niños respecto a quienes por medios crueles, mercenarios y negligentes, trashuman los ganados de una a otras comarcas o los transportan por mar en sentinas inmundas, donde mueren más de la tercera parte de las reses, quedando otras tantas estropeadas y maltrechas de manera que es preciso matarlas apenas desembarcadas.
VANIDAD Y CAPRICHO HUMANOS
Otra excelente coyuntura, que atañe muy de cerca en las mujeres, se nos ofrece para infundir en el niño sentimientos humanitarios. Me refiero a la insensata, cruel e inexcusable costumbre de emplear por adorno plumas de pájaros. Aterra la enorme proporción de este comercio que ---en la actualidad ya notoriamente muy disminuido gracias a los programas de protección implementados por casi todos los países del mundo---, sólo en un día y de una sólo vez se llegaban a vender en Londres, en los albores del siglo XX, los plumajes de 600,000 pájaros.
Millones de estas aves se cazan anualmente para proveer a los mercaderes de la vanidad humana: modas, colecciones, ornamento, esnobismo o simplemente por hobby. Mercaderes que integran en la actualidad destructiva casta maldita de los “traficantes ilegales” y que, alentando los caprichos de los humanos, se enriquecen con este tráfico. Especies enteras de pájaros han desaparecido ya a causa de este mortífero comercio, y otras están a punto de desaparecer. Por ejemplo, la hermosa ave llamada “garza blanca” que en la Florida se conoce vulgarmente con el nombre de “agrete”, ha llegado a ser tan rara, que apenas ve una siquiera el viajero, en comarcas donde a principios del siglo XX se podían contar por miles. Esta ave fue, hasta hace relativamente pocos años, muy perseguida por codicia de su plumaje, en la época de celo, que es cuando más le brillan los colores, como si la naturaleza quisiera depararle galas de boda.
Son los pájaros en esta época de su vida muy mansos y confiados, pues andan entretenidos en el cuidado de su cría. De cuando en cuando, centenares de ellos se posan en amigable cercanía sobre las ramas de los frondosos árboles que crecen en las tierras pantanosas, de suerte que el cazador, con solo esconderse, puede cogerlos cuando a sus nidos vuelven llevando la comida a los pequeñuelos. Algunas veces pierden la vida muchos cientos en pocas horas y cada pájaro muerto supone la destrucción por desamparo de cuatro o cinco crías. Conviene, por lo tanto, que los seres humanos aficionados a adornarse con plumas o coleccionar aves, sepan que han sido la causa indirecta del sacrificio de cuatro o cinco pájaros por lo menos. Las gentiles personas dirán: “¡Pero yo nada tengo que ver con los cazadores de pájaros!”. Y es verdad; nada tendrían que ver personalmente con ellos si no lucieran las aves. Porque si no fuera por la muchedumbre que los demandan, los cazadores de pájaros de seguro emplearán su inteligencia y sus energías en otros menesteres; ya que, no habiendo demanda, no habría mercado, y, por ende, no habría necesidad de proveerlo.
Sé de un empresario de caza, que con ayuda de sus dependientes mató 130,000 pájaros en una sola temporada. Es preciso imaginar lo significativo de esta cifra teniendo en cuenta los pocos días que dura la temporada de tal género de caza. ¿Qué evidencia todo esto en el ser humano? No quiero ser exagerado y diré que sólo me da a entender principalmente la poca importancia que le da la humanidad al cuidado de su entorno y a la observancia de leyes y reglamentos. ¡Ah, y hay quien se jacta de ello! Atrás quedó el tiempo en que se mataban miles de aves para cumplir la desmedida vanidad de las mujeres de lucir su variado plumaje, pero a éste lo ha sustituido el no menos desmedido afán de lucrar con el ilícito comercio de aves, todo para satisfacer el snobismo de los ricos.